Más de 800 matemáticos argentinos cuestionaron el Plan Nacional Aprender Matemáticas, que presentó el Gobierno para modificar la forma en la que se enseña la matemática en las escuelas. Los matemáticos denunciaron que el plan no considera las opiniones de especialistas ni las condiciones en las que se enseña la matemática. “No hay ‘recetas mágicas’ ni métodos pautados desde un libro que mejoren la enseñanza si no se entra en diálogo con los protagonistas de ese proceso”, dijeron a PáginaI12 Graciela Chemello y Mónica Agrasar, profesora de matemáticas en la Universidad de Hurlingham y especialista en didáctica de la matemática, respectivamente.
La presentación del Plan Nacional Aprender Matemática estuvo a cargo del presidente, Mauricio Macri, y el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro. “Se trata del futuro, de lo más valioso que tenemos que son nuestros hijos”, afirmó entonces el primer mandatario. La reforma, que ya cuenta con la aprobación del Consejo Federal de Educación, comenzará a aplicarse a partir del año que viene en 10 mil escuelas de todo el país.
Sin embargo, un grupo de matemáticos publicó una carta en la que criticó esta reforma. “Pareciera que estamos frente a un suceso extraordinario: la creación del nuevo método para enseñar a todos los alumnos una matemática atractiva, lúdica, aplicada a la ‘realidad’”, sostienen. Los matemáticos señalan que es propio del Gobierno hacer diagnósticos devastadores para después anunciar “una solución superadora, eficaz y casi mágica”.
El plan apunta a capacitar a 75 mil docentes de escuelas primarias y secundarias para que puedan implementar nuevas metodologías para enseñar matemática. Los cambios afectarán los contenidos en representación de información en gráficos, fracciones, áreas y perímetros de figuras planas y división con análisis del resto a nivel primario. En el secundario, se modificarán funciones, resolución de ecuaciones, probabilidad y permutación y proporcionalidad en geometría.
La implementación del plan estará a cargo de 650 formadores. Cada uno de ellos deberá formar a cuatro grupos de 35 docentes. “Cada formador, que hará el curso en horas de trabajo, tendrá seis encuentros con sus docentes, donde discutirán cómo enseñan las matemáticas y en dónde encuentran mayor dificultad”, explicó Hugo Labate, director nacional de Diseño de los Aprendizajes.
“La capacitación con el modelo de ‘cascada’, donde se capacitan a unos que capacitan a otros y así sucesivamente, está comprobado que no da resultados ya que no considera la diversidad de situaciones y saberes en cada contexto”, aseguraron a este diario Chemello y Agrasar. Ambas consideraron que, para realizar una capacitación efectiva, se tienen que considerar las condiciones en que trabajan docentes y alumnos “para encontrar de manera conjunta alternativas viables en cada contexto”.
Fernando Bifano, magister en enseñanza de las matemáticas y docente en las universidades Jauretche y San Martín, señaló la falta de consenso que tiene el plan. “Labate convocó a unas mesas, pero no hubo espacio para discusión genuina. Llevaron un borrador bastante terminado”, afirmó. Bifano contó a PáginaI12 que no se sabe exactamente cuál es la propuesta del Gobierno “porque van cambiando el discurso”. “No es claro cómo lo van a sostener. Hablan de reuniones por año, de 600 formadores y yo me pregunto, ¿de dónde los van a sacar si hay tantos docentes y formadores que estamos desacuerdo?”
Las 10 mil escuelas donde el Gobierno implementará el Plan Nacional Aprender Matemática fueron elegidas en base a los resultados del Operativo Aprender. “Son las que menos puntaje sacaron en matemática”, informó Mercedes Miguel, secretaria de Innovación y Calidad Educativa.
Sin embargo, los resultados de las pruebas Aprender fueron cuestionados. “En relación a su valor como diagnóstico, deja de lado el relevamiento de experiencias exitosas que hemos realizado junto a muchos colegas en las diferentes jurisdicciones”, opinaron Chemello y Agrasar. Pusieron como ejemplo el plan Matemática Para Todos, que se llevó adelante entre 2009 y 2015, como una experiencia con resultados muy positivos para los niños del segundo ciclo de la escuela primaria. “Además, Aprender son pruebas de selección múltiple, un formato que no se usa habitualmente en las escuelas”, señalaron.
Según Labate, el plan ayudaría a que los alumnos dejen de ver los problemas matemáticos como “símbolos abstractos en un pizarrón”. “Si hay que dividir, por ejemplo, la idea es que lo hagan con objetos reales”, dijo el funcionario. Sin embargo, Chemello y Agrasar aseguraron que “la llave para el acceso a la matemática no es ‘lo concreto’. Esa era una idea propia de los años 60 y 70 que hoy está ampliamente superada”.
Para ambas especialistas, “explorar, anticipar, conjeturar, argumentar, validar, encontrar y reconocer estructuras comunes, generalizar, pensar en forma deductiva, modelizar, representar, son quehaceres propios del trabajo matemático”. Por su parte, Bifano agregó que se debe reivindicar el aula como “un espacio de producción colectiva de conocimiento” gestionado por el docente. “Tiene que ser una clase donde los alumnos analicen distintas maneras de resolver un problema, donde se argumenta cómo se llega a un resultado y se establecen hipótesis sobre por qué algo se comporta de determinada manera y se tiene que permitir el lugar para el error”, afirmó.
Informe: Ludmila Ferrer.