En un nuevo episodio del enfrentamiento de buena parte del mundo cultural estadounidense con el presidente Donald Trump, el exitoso rapper Pharrell exigió al mandatario que deje de usar su hit “Happy” en actos públicos. La acción llegó luego de que Trump usara la canción en una circunstancia por demás inadecuada para semejante título, en Indiana y pocas horas después de la masacre en la sinagoga Tree of Life de Pittsburgh, en la que murieron 11 personas. En una carta dada a conocer a través de su abogado Howard King, el músico señaló que “no hay nada ‘Feliz’ en la tragedia infligida a nuestro país el sábado”, a la vez que afirmaba que “no se le ha dado ningún permiso para utilizar esta canción para sus propósitos”. El abogado informó que el uso indebido de “Happy” supone una infracción a las leyes de copyright y de marcas y conminó al Presidente a que no vuelva a utilizarla bajo advertencia de iniciar acciones legales.
Pharrell, claro, no es el primero –y probablemente no será el último– en exigir a Trump que no utilice su música. A comienzos de este mes, los herederos de Prince también exigieron que deje de utilizar “Purple Rain” en sus actos, mientras que Steven Tyler, cantante de Aerosmith, presentó un pedido “cease and desist” por el uso de la canción “Livin’ On The Edge”.