El Consejo Directivo de la CGT romperá la inercia y volverá a reunirse. En principio habrá un solo tema de agenda que se centrará en el análisis de la situación política, económica y social. La amplitud del enunciado hace prever la discusión sobre la posibilidad de convocar otro paro nacional aunque por ahora nadie se atreve a confirmar una fecha precisa. A mediados de octubre la actual conducción de la central obrera se había expresado a favor de un paro de 36 horas que incluía la convocatoria a una movilización. Sin embargo, ahora parece que ese entusiasmo se aplacó un poco y la tendencia que se está imponiendo es la tradicional huelga nacional de 24 horas. Tampoco está en el orden del día, pero los dirigentes de la CGT deberán resolver las renuncias al Consejo que se produjeron en este mes de octubre que da cuenta que la crisis interna está lejos de haberse superado.
La posibilidad de un nuevo paro no es descabellada. Estaba en el análisis de buena parte de la conducción cegetista luego de la huelga nacional del 25 de septiembre pasado. La inflación desenfrenada de esos días más la corrida cambiaria eran el escenario perfecto para imaginar una medida de fuerza que incluyera un acto masivo, algo inédito en la historia reciente de la CGT, y por eso tanto Carlos Acuña y Héctor Daer, el binomio conductor, hablaron de una medida de fuerza de 36 horas. Acuña fue el primero en expresarse en ese sentido y con más vehemencia. Daer, en tanto, se mostró menos entusiasmado con dicha modalidad y reclamó la necesidad de que el Gobierno restablezca el diálogo con la central sindical que permita resolver los efectos negativos del modelo económico.
El domingo pasado el judicial Julio Piumato reconoció ante este diario su preferencia por esa modalidad e incluso entre los dirigentes gremiales se especula que será quien exprese dicha propuesta. Sin embargo, la meseta que por estos días vive el valor de la moneda y las reaperturas de paritarias provocó que los más dialoguistas prime el deseo de esperar un poco más antes de tomar una decisión.
De todas formas hay factores internos que buscarán que la CGT no abandone el perfil confrontativo. Por caso, el ex triunviro Juan Carlos Schmid está concentrado en revitalizar la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que continúa presidiendo, para presionar por la convocatoria a un nuevo paro nacional. No será fácil porque la UTA se encuentra inmersa en negociaciones por mantener los subsidios al transporte y los ferroviarios en su paritaria y evitar posibles despidos en su sector.
Ese no será el único punto que deberán tratar los integrantes de la conducción de la CGT. La crisis política que vive la central obrera pasó a un segundo plano por los paros de junio y septiembre pero en modo alguno se ha calmado y se expresa con nuevas renuncias. En el encuentro de hoy, la mesa directiva tendrá que aceptar las dimisiones presentadas en estas últimas semanas por Omar Plaini de Canillitas, Facundo Moyano por peajes, Juan Pablo Brey de Aeronavegantes, Roberto Coria de guincheros y Rubén García de municipales. Todos dirigentes enrolados en el moyanismo. A partir de enero, luego del fracasado paro de diciembre fueron renunciando Francisco “Barba” Gutiérrez, Pablo Moyano de Camioneros, Sandra Maiorano del gremio de médicos y Schmid de Dragado y Balizamiento. Con sus particularidades, todos dieron el portazo repudiando la falta de un plan de lucha contra las políticas del Gobierno y reclamaron la elección de nuevas autoridades en la CGT.