El Banco Central cumplió el primer mes de política monetaria contractiva. El balance deja claroscuros. La autoridad monetaria consiguió con la fuerte absorción de pesos reducir en octubre las presiones en el mercado cambiario. El dólar arrancó en 41,94 pesos y terminó el mes en 36,98. La baja anotada ayer fue de 82 centavos, para estirarla a 4,96 pesos en el transcurso del mes. El programa monetario, pese a la menor volatilidad de la divisa, no logra despejar las dudas entre los economistas. La principal incertidumbre se concentra en la acumulación de los pasivos monetarios. La deuda en Leliq pasó en octubre de 432 mil millones a 584 mil millones de pesos, con un incremento del 35 por ciento. Las reservas internacionales cerraron en 53.945 millones de dólares, con una baja de 95 millones respecto del día anterior. Si no hubiera sido por los 5631 millones que ingresaron esta semana por el giro del FMI, las reservas hubieran cerrado el mes en 48.314 millones, con una pérdida de 678 millones.

La autoridad monetaria atravesó ayer una jornada financiera tranquila si se considera que fue el último día hábil del mes, en general más activo por el cierre de operaciones. La última semana de septiembre había sido de mucha volatilidad con el tipo de cambio y se habían alcanzado picos de cotización de casi 42 pesos. El titular del Central, Guido Sandleris, consiguió ayer reducir la tasa de interés por debajo del 70 por ciento por primera vez en 30 días. En la licitación de Leliq se ofreció una tasa máxima de 69,990 por ciento y una promedio de 68,048 por ciento. El día anterior había sido de 70,050 y 70,630, respectivamente.

La disminución de la tasa de interés se acompañó de una mayor oferta de divisas en la plaza cambiaria. El dólar mayorista terminó en 35,95 pesos, con una baja de 76 centavos. Esta baja se explicaría por inversores locales e internacionales que buscan aprovechar los altos rendimientos en pesos de corto plazo. Los operadores de la city aseguraron que empiezan a observarse ventas de activos dolarizados para apostar por la bicicleta financiera, que en algunos casos es libre de riesgo. Esto último se debe a que los inversores más sofisticados compran seguros de cambio en el mercado de futuros para asegurarse una rentabilidad mínima en moneda dura. 

El Central mencionó que al menos hasta finales de diciembre no bajará las tasas del 60 por ciento. Esto implica ganancias extraordinarias para los inversores (mientras el tipo de cambio se mantenga sin grandes fluctuaciones). Los inversores que apostaron por activos en pesos en octubre se llevaron punta a punta casi el 5 por ciento por la tasa de interés (por ejemplo de los plazos fijos) más la apreciación nominal de la moneda del 13 por ciento. La cuenta suma un retorno superior al 18 por ciento en moneda dura en un solo mes. La cifra anualizada implicaría ganancias de más de 100 por ciento en dólares. El principal problema es que no existe una economía que pueda sostener estos rendimientos en dólares. No pueden pagarse estos retornos en forma persistente sin que se ingrese en una situación de desequilibrio financiero. 

Entre los analistas de la city existen algunas hipótesis que indican que el Central, aprovechando la menor presión cambiaria de los últimos días, instruyó a la mesa de dinero de la entidad para potenciar la baja de la divisa este mes. La apuesta fue obtener algo de ganancias en el mercado de futuros. La entidad había vendido contratos en los últimos meses para octubre y con la caída de casi 5 pesos en el mes se lleva un diferencial. El Central no tiene margen para seguir haciendo este juego. El Fondo Monetario Internacional lo obligó a mantener el stock de los contratos de futuros hasta diciembre y a partir de ahí reducirlo hasta llevarlo a cero.