En Londres, el grupo que conforma TAGS (Trans And Gender Non Conforming Swimming/ Natación para personas Trans* y disidentes de géneros) ha habilitado un espacio cálido y acogedor que bienviene especialmente a personas Trans* y disidentes de géneros que desean zambullirse en las piscinas locales. Llenamos la pileta con Roberta para meternos de lleno en esta experiencia acuática: resulta que el TAGS surgió en octubre de 2014, a partir del deseo de la transactivista Roberta Francis de ir a nadar sin ser violentada y acosada por quienes expresan su trans*-odio. La pileta donde inició el proyecto está ubicada en Lewisham, un barrio de clase obrera al sudeste de Londres y, para poder disponer del predio, Roberta fue directamente a golpear las puertas de las oficinas Municipales. El pedido fue cortito y al pie: “¿Quieren espacios ‘inclusivos’? Dennos su dinero además de sus palabras”.

El proyecto fue tomando visibilidad y la BBC (una de las principales productoras de Reino Unido) le propuso a Roberta hacer un capítulo sobre TAGS, pero ella respondió que no. Lo que el gigante de medios proponía era seguir con la cámara  a une de les participantes durante un día en una especie de show voyeurístico. “Lo que no entienden  es que nuestras vidas y experiencias no pueden ser relatadas desde la individualidad”, aclara Roberta. 

Ella es docente y comenta que la escuela “es un micromundo con lógicas propias” y, aun existiendo en el Reino Unido el Acta de Igualdad sancionada en 2006, desde que dio a conocer su transición, le fueron llegando cada vez menos ofertas de trabajo y la discriminación y violencia que experimentó aumentaron. A partir de esta expulsión, TAGS surgió como un acto de apropiación de los espacios y del tiempo, motorizado por el deseo y la necesidad. Desde entonces, voluntarixs ofrecen diversos horarios para que personas de la comunidad trans* y disidente de género se sientan seguras de que ir a nadar no va a ser una experiencia de humillación y violencia, sino un espacio donde practicar natación y encontrarse en la libertad acuática con otrxs. Las piletas donde funciona TAGS son diferentes entre sí, algunas tienen más de cien años y la entrada recibe a lxs nadadorxs con grandes arcos renacentistas, otras están en edificios nuevos y modernos. Más allá de estas características, para que lxs nadadorxs se sientan comodxs, TAGS exige a todos los predios contar con vestuario privado para sus participantes. Roberta recuerda una situación: “el encargado del lugar había puesto unos cartones para separar una zona de un vestuario… y yo le dije que no, que no era suficiente, ¿por qué tendríamos que conformarnos con cosas hechas mal, a medias? Quieren que nos quedemos con el descarte”.

Hoy unas 10 personas van a cada sesión. El proyecto se expandió a diferentes zonas de la ciudad, Birmingham y Escocia y hay quienes buscan crear espacios similares en Brasil.

Además de ocupar piletas, también han organizado TAGS en las populares lagunas de Hamstead Heath. Roberta cuenta que “fue muy divertido y emocionante ir en grupo y compartir un día al sol y nadar en la laguna que es hermosa, reapropiarse de espacios que habitualmente nos son negados”.

La existencia de TAGS ha cambiado la vida de muchas personas. Algunes volvieron a nadar luego de años de no hacerlo y para otres, fue un trampolín que les llevó a sumergirse en otras piletas más cercanas a sus hogares, a las que antes temían entrar o preferían no ir. La importancia del deporte para hallar formas de salir de la depresión causada por una sociedad que persigue, criminaliza y violenta a las personas trans* y disidentes es innegable.

Las personas trans y disidentes de género quieren practicar deporte, quieren usar los vestuarios sin ser violentadxs. Es claro que la necesidad de encontrarnos en espacios que sabemos “amigues” y por experimentar nuestros cuerpos saludables y gozosos a través del deporte ha generado demanda e interés dentro de la comunidad. Sin embargo, el dinero que permitió impulsar el proyecto se está acabando. Aparte del dinero que consiguieron del gobierno local en su inicio, las sesiones de natación se financian con el bajo aporte que cobran a les participantes, pero siendo pocas las piletas que ofrecen TAGS, el altísimo precio del transporte público implica que muchas personas no pueden llegar. Como sucede en nuestro país, esto resulta en otra limitación para acceder a derechos como la salud y la recreación.

A su vez, Roberta propone una crítica al sponsoreo deportivo y dice que “los grupos más vulnerados no consiguen acceder al financiamiento porque las actividades no son consideradas redituables.” - ¡Ah! ¡Pero existen las olimpíadas gays, que se llevaron a cabo en París este año!  - Dirán algunes… y su respuesta es que “lo gay no engloba más que lo gay y que lo gay resulta ser bastante blanquito y homonormado. No existe real representación de personas trans* y de otras disidencias de género y sexuales.” 

Por todo esto, ante gobiernos que prefieren la propaganda a la transformación social, la respuesta es organizarnos. Nos organizamos en la demanda y en la creatividad para generar este tipo de espacios.

Más información sobre TAGS:

facebook: London Trans And Gender non-conforming Swimming group

YouTube: youtube.com/watch?v=j3ZgNTUAThQ

@feministamundial