El Monumento se visitó ayer de azul y amarillo tras el pase de Central a la semifinal de la Copa Argentina. Apenas finalizó el partido en Sarandí, el lugar elegido por los rosarinos para celebrar las victorias trascendentes se fue poblando de simpatizantes canayas que no pararon de cantarle al clásico rival las canciones de siempre. Familias completas, trabajadores de oficinas que se dejaron los sacos y corbatas y sumaron gorritos al improvisado vestuario, estudiantes con sus uniformes escolares, lo cierto es que ningún centralista quiso perderse los festejos en una tarde soñada. “Un minuto de silencio para Ñubel que está muerto”, fue una de las más escuchadas. También se acordaron del tradicional banderazo y cantaron a los jugadores que la “hinchada se merece ser campeón”. Tampoco faltaron las bombas de estruendo y los papelitos azules y amarillos, mientras los automovilistas que bajaban por calle Córdoba y los que pasaban por Avenida Belgrano no paraban de tocar bocina.
“¿Viste el gol que hace el chaqueño?, si me hacen un gol así en el interno del Provincial me voy”, le decía Gerardo a sus amigos cuando se encontraron en la explanada del Monumento, donde no faltaron los vendedores de banderas, gorros y paraguas, los que ofrecían cerveza en lata, la espuma de carnaval (pudo dar fe unos de los conductores del noticiero de Canal 5 que no pudo evitar ser alcanzado por la espuma). En ese marco, vale destacar, sorprendió la actitud de un joven que en el medio de la euforia vendía “empanadas veganas”.
Tratando de poner un poco de cordura ante la locura desatada por haber eliminado al eterno rival, Pablo contó que se sumaba a los festejos desde zona sur y en el trayecto hasta el Monumento dijo estar sorprendido porque estaba “todo tranquilo”. El muchacho se fue del trabajo más temprano y decidió ver el partido en la casa de su hermano a quien criticó por haber dejado a su sobrino, un bebé de seis meses al cuidado de sus suegros: “¿Cómo se va a perder el primer clásico de su vida?”, lo cuestionó entre carcajadas.
El Monumento no fue el único espacio de la ciudad para celebrar el triunfo. Los hinchas concurrieron también al Gigante de Arroyito. Las columnas de simpatizantes fueron surcando las calles de la zona de Arroyito para concluir su derrotero en el Gigante, y allí unirse en la celebración.