“Esto es como decía la vieja canción de Divididos: ‘La patota ya se abraza para no morir de frío’”, explica Alejandro Bordas a PáginaI12. La “patota”, en este caso, incluye a La Siniestra –la banda que dirige el propio guitarrista– y sus colegas de Finisterre y de Alto Bondi, tres de los grupos más destacados de la movida tanguera emergente. La invitación al abrazo es para hoy a las 21 en Galpón B (Cochabamba 2536). Su primera reunión tripartita fue hacia fines del 2017. Por entonces, Alto Bondi presentaba disco nuevo. Esta vez es La Siniestra, que abrirá la noche con Depredamor, un disco potente en el que profundizaron su búsqueda compositiva tras un cambio de instrumentos (salió una flauta traversa, entró un violín) y la incorporación de nuevas herramientas, como los samplers. Además de celebrar el cierre de temporada y la amistad (“somos amigos, compañeros de generación y de escuela, y nos encontramos todo el tiempo en la Sin Gomina Milonga”, cuentan), también plantean una velada abierta para todos. “La entrada es libre y gratuita, pasamos la gorra y el que no pudo venir a vernos durante el año, que venga igual a festejar”, proponen.
Depredamor llama la atención aún antes de darle play. La gráfica del disco –colores planos, plenos, formas simples, casi de diseño– contrasta con la estética tradicional del género, de la que a veces ni los nuevos grupos parecen poder escapar. Ese corazón roto de líneas simples sobre fondo amarillo deja claro el volantazo que buscaban sus integrantes. “Empezamos a flashear con nuevos sonidos, nuevas búsquedas rítmicas, otros desarrollos compositivos”, cuenta Diego Bergesio, cantante de la banda y letrista de ocho de los diez temas del disco (los otros dos son instrumentales). La incorporación de lo digital, sin embargo, no los transforma en una banda de tango electrónico. Aparece como una herramienta que aporta colores distintos y texturas nuevas a la sonoridad que ya les conocían sus seguidores. “La onda era ir a la ruptura –reflexiona Bergesio–. Fue algo programático y necesario porque venimos del palo del rock y aunque al tango lo tenemos curtido, estudiado, revisionado, desgrabado e investigado, somos jóvenes de 40 que escuchamos rock y hay cuestiones rítmicas que nos salen solas al cruzarlas”. Bordas, director de la agrupación, reconoce la necesidad de un cambio “drástico” desde lo estético “después de muchos años con otra sonoridad, otra concepción desde los arreglos”.
La estética distintiva, entiende Bergesio, los pone en un lugar que para muchos tangueros ortodoxos es incómodo. ¿Siguen siendo tangueros si rompen con la estética del género? “Mucha gente te plantea que la tapa ‘no es de tango’, que estamos fuera, y a la vez hay otros que nos dicen que capaz los que están afuera son los que hacen música como cien años atrás”, comenta el cantante. “Nosotros valoramos a todo el género porque es parte de nuestra cultura, pero al mismo tiempo hay una transformación cultural y esto que hicimos sale de la necesidad de contarlo. Porque hablamos de lo que estamos viviendo, es el resultado de eso”.
–Las letras remiten mucho a alrededores de estación, que son de los lugares más sórdidos de la ciudad. Hay alusiones más allá de lo explícito de “Pasillo marfil”, el primer tema.
Diego Bergesio: –Es que arranca ahí el disco, con el primer tema, que fue el primero que compusimos en letra y música. Fue el puntapié inicial para ir contando la ciudad, los personajes invisibilizados, como el que vive bajo una autopista. También aparecen cuestiones políticas que nos penetran, como los desaparecidos, los excombatientes de Malvinas o la lucha docente. Queríamos contar todo eso de alguna manera diferente de cómo se lee en un diario. Capaz empezás a escribir la letra con esa onda, pero después lo pintás un poco porque si no es un bajón.
–Igual dejan abierta una cuota de esperanza.
Alejandro Bordas: –Ese mensaje sobre el final del disco estuvo pensado, quisimos darlo. Ok, es un bajón toda la situación, particularmente ahora, pero tiene que haber un hilo de esperanza. Si no, ¿de qué te agarrás? Nos pegamos un tiro y ya fue.
D. B.: –Claro, hablamos desde nuestro lado, pero hay un montón de artistas también resistiendo. Y si hay resistencia es porque hay esperanza.