Desde Santa Fe
El juez federal Reinaldo Rodríguez se desligó de una causa por una denuncia contra él que fue archivada hace tres años. El hecho ocurrió en la investigación de las amenazas al secretario nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre José Schulman, en 2017, en la que el fiscal Martín Suárez Faisal imputó a un ex policía que opera en las redes, Orlando Gauna, y a un tal Marcelo Michelli Ramos. En agosto de 2017, el fiscal pidió la indagatoria de ambos imputados, pero Rodríguez la rechazó porque a su juicio “no había elementos suficientes” para interrogarlos. Un año después, Suárez Faisal sumó pruebas y reiteró el pedido de indagatorias, pero Rodríguez cambió el criterio, se inhibió con la excusa de que Gauna también lo había denunciado a él en 2015 y le mandó la causa a su colega Francisco Miño. Esta semana, el juez Miño le devolvió al expediente al entender que la “inhibición” de su colega es infundada porque la denuncia que Rodríguez alegó para apartarse “no tenía entidad” y está en el archivo hace tres años, por lo que ahora la Cámara Federal de Rosario deberá resolver el conflicto de competencia entre ambos magistrados. “Impunidad judicial”, la llamó Schulman.
El ping pong de los jueces lo denunció el propio Schulman cuando reveló que Rodríguez -antes de resolver un segundo pedido de indagatoria a quienes lo habían “amenazado de muerte en agosto de 2017”-, se desligó de la causa, que cayó en el Juzgado de Miño. “En agosto del año pasado un grupo de fascistas utilizó las redes sociales para amenazarme de muerte. Hablaban de colgarme de un árbol o de llevarme a dar un paseo en avión como hacían los genocidas en sus ‘vuelos de la muerte’”, recordó.
Schulman presentó la denuncia penal contra Gauna y Michelli Ramos. El fiscal Suárez Faisal los imputó a los dos y pidió las indagatorias, pero el juez Rodríguez entendió que las pruebas no eran “suficientes” para interrogarlos. Al año, el fiscal “reiteró el pedido de indagatorias con nuevas razones” y antes de resolver el requerimiento, Rodríguez se liberó de la causa porque Gauna también lo había denunciado a él en 2015 y se la mandó a Miño.
“Le pedimos al doctor Miño que de manera urgente tome las medidas procesales” que solicitó el fiscal, dijo Schulman. Lo que no sabía, es que esta semana Miño le devolvió la causa a Rodríguez, así que ahora el conflicto de competencia deberá resolverlo la Cámara Federal de Rosario.
Miño le dijo a Rodríguez dos cosas. Que cuando Schulman denunció a Gauna, en agosto de 2017, él no se apartó del proceso y recién “decidió excusarse un año después, el 23 de agosto de 2018”. Y que la denuncia que Gauna le había hecho a él en 2015 ya estaba en el archivo. El fiscal Claudio Kishimoto consideró que los supuestos hechos que Gauna le reprochó a Rodríguez “no eran delitos”, por lo que desestimó la acción penal y pidió el cierre del expediente, que es lo que ocurrió.
Según Miño, el fiscal Kishimoto interpretó la denuncia de Gauna contra Rodríguez como un operativo para “agraviar” y “desprestigiar” al magistrado y al fiscal Walter Rodríguez. El libelo tenía “una apariencia de fundamentación procesal, pero de una calidad espuria que no permitía avanzar en una línea argumental coherente”. Era “un mero comentario desprestigiante e injurioso”, lo calificó.
El juez Miño citó abundante jurisprudencia acerca de que las denuncias contra un juez que son desestimadas “por inexistencia de delito” o terminan con el cierre de la causa “carecen de potencialidad para justificar el apartamiento” del magistrado. Que sería el caso de la denuncia de Gauna a Rodríguez.
Al contrario de lo que señaló Rodríguez para apartarse, Miño consideró que “el supuesto invocado” por su colega, que es la denuncia de Gauna, “no reviste entidad suficiente” para desligarlo de la investigación de las amenazas a Schulman. “En consecuencia, su inhibición no tiene fundamento y debe rechazarse”, dijo. Eso fue lo que resolvió y giró la causa a la Cámara Federal de Rosario para que desempate.