En la reunión de la Junta Directiva de esta semana, la Unión Industrial (UIA) alertó sobre “el impacto en el nivel de empleo” por la caída en la actividad fabril. Para sectores con mayor participación de pequeños y medianos establecimientos, como textil, calzado, juguetes, gráficos y metalmecánica, entre otros, la UIA estimó “una caída más pronunciada que la del promedio de la industria”, tanto en el nivel de actividad como en el empleo. De acuerdo a estimaciones del sector privado, en base a los datos globales oficiales sobre la pérdida de empleo en los últimos dos años y medio, la industria en su conjunto habría resignado casi 90 mil puestos de trabajo en ese período, siendo los más castigados la metalúrgica, con unos 30 mil empleos menos, y el textil, con otros 20 mil, a la cabeza entre las ramas más afectadas. Por la complejidad y carácter expandido de sus procesos de producción, se estima que el sector textil interactúa, además, con múltiples industrias o servicios con una dependencia directa con el volumen de actividad de este sector. Es por ello que, como producto de esta crisis industrial, los referentes de la actividad textil estiman que a los 20 mil puestos de trabajo perdidos en forma directa, hay que adicionarle otros cerca de 20 mil de proveedores de insumos o servicios que trabajan para la misma y que han corrido igual suerte.
Cierres y despidos
Ariel Aguilar, vicepresidente de la Confederación General Económica de la República Argentina (Cgera), señaló que la doble presión, de costos en alza y demanda en baja, está resultando fatal para todo el sector industrial pyme. “Ocho mil empresas cerradas, más de 90 mil empleos perdidos, no es un simple cambio de situación, pasar de un escenario a otro y adaptarse, sino que es un proceso que se sufre día tras día”, describió el dirigente empresario, con planta industrial y establecimientos comerciales en el rubro de manufacturas de cuero. “Se pierde empleo, los despedidos buscan otro trabajo que, si lo encuentran, siempre se da en condiciones precarias. Las empresas que logran sobrevivir también tienden a reconvertirse a condiciones más precarias”. Dio ejemplos al respecto: la firma que echó personal y redujo su escala de actividad, si tiene la suerte de recuperar parte de su mercado opta por tercerizar tareas en vez de volver a contratar personal. “El trabajo formal se reemplaza así por un taller informal, y se va generando un circuito irregular o en negro de contratación de trabajo y venta del producto”, advirtió el dirigente de Cgera.
“La industria del calzado perdió alrededor de diez mil puestos de trabajo en estos dos años y medio; la de manufacturas de cuero, unos 3500; la de curtiembres, alrededor de 3000. Es decir que estamos hablando de unas 16 mil empleos o más tan sólo en la cadena del cuero y de sus manufacturas, y la situación se repite en todas las actividades en las que predominan las pymes”, señaló Aguilar.
La Junta Directiva de la UIA del último martes también reflejó la preocupación de muchos dirigentes empresarios de las provincias por “los efectos del stress financiero observado en los últimos meses, que se sienten con mayor intensidad en los sectores pymes y en las economías regionales”. La referencia alude al alargamiento en los períodos de pago, la falta absoluta de crédito bancario para la actividad productiva y las elevadísimas tasas que le cobran a las pymes por descuento de cheques.
El vicetitular de Cgera expresó dicha situación en sus propios términos. “Hoy las pymes no tienen ninguna herramienta de financiación, pero para mantener en actividad la planta estás obligado a aceptar cheques a 30, 60 días. Cuando se descuenta en el banco, la tasa que te cobran no baja del 65 por ciento. Es un costo que hay que sumar al que ya impactó con la suba de tarifas, con el pago de materias primas dolarizadas, como el cuero o los combustibles para el transporte”.
Demanda en crisis
La crisis del mercado interno, con cifras alarmantes de caída, afecta también las posibilidades de mantener el empleo en la industria. “El día de la Madre suele ser una fecha clave para tratar de salvar algo del año, pero el de este año debe haber sido de los peores de la historia”, indicó Aguilar. Según CAME, las ventas de ese fin de semana resultaron 12,9 por ciento inferiores a las del año pasado. La estimación propia de Cgera señala que la cantidad de productos vendidos reflejó descensos interanuales del orden del 25 por ciento.
“Las perspectivas no son mejores, el propio gobierno nos está anunciando que tenemos por delante por lo menos nueve meses de recesión interna y desde el Ministerio de Producción las señales son que pensemos en exportar y nos olvidemos por un tiempo del mercado interno”, respondió Aguilar a la consulta de PáginaI12. “Nos dicen que con este dólar (a 36 pesos) ganamos competitividad, pero no se tiene en cuenta que las tarifas, el costo del transporte y las materias primas están dolarizados, incluso en un sector como el nuestro (manufacturas de cuero) que calificaría como exportable; el único rubro de costos en el que ganamos competitividad con la megadevaluación es frente al salario, con lo cual terminamos de hundir el mercado interno y tampoco así se abre una salida exportadora. Si ni siquiera frente a las importaciones sacamos ventajas: hoy la entrada de productos del exterior está cayendo, pero después de haber aumentado 40 por ciento en 2016, 35 en 2017 y 25 por ciento en la primera parte de este año, con un mercado ya destruido y el poder adquisitivo interno quebrado”, apuntó. “Con este panorama, solamente podemos esperar más cierres de fábricas y menos empleo, pero vamos a tratar de aguantar esperando un cambio de modelo económico el próximo año”, completó el dirigente de Cgera.