Se aproxima el fin de año y el discurso económico –mediático– financiero del gobierno exhibe en la semana que pasó la caída en el precio del dólar minorista como una victoria. Pero un dólar fijado como hace un largo año atrás por el mercado y el Banco Central en un marco de la bicicleta financiera reinstalada (carry trade), por el contrario, no es para nada síntoma de buena salud. A no confundirse
Continúa Cambiemos con la toma de riesgos en el frente externo; no logra sustituir la provisión de dólares de los inversores externos por exportaciones ni baja al mismo tiempo las importaciones, el saldo negativo del turismo disminuyó pero persiste, la fuga de capitales sigue su curso y no hay resultados necesarios para conseguir un saldo comercial saludable que minimice los riesgos creados.
En menos de tres años de Mauricio Macri, Argentina se endeudó como nunca en su historia. Esto se puede observar en este nuevo Informe de la Deuda externa, el 14º, preparado por el Observatorio de la UMET (ver aparte), además de actualizar todos los indicadores de deuda presentados en los informes anteriores, se incluye un análisis comparativo del crecimiento de la deuda externa durante el período de gestión de Cambiemos y el de la dictadura cívico militar de 1976-1983, también signado por una marcada deuda externa. Sin embargo, se observa cómo nuestro actual endeudamiento supera ampliamente al contraído en los años 70.
El stock de deuda externa total de la actual gestión (112 mil millones de dólares) supera en un 13,6 por ciento a la acumulada durante la última dictadura militar (98.682 millones de dólares), en la mitad de tiempo trascurrido.
Si además comparamos el crecimiento anual promedio del stock de deuda externa, se observa que la actual gestión (37.362 millones de dólares) supera en un 155,6 por ciento al período de la dictadura (14.620 millones de dólares).
No solo es mayor la deuda con Macri que con Jorge Rafael Videla, sino la velocidad con la cual se va contrayendo hasta el día de hoy es también más alta. Si repasamos lo expresado en informes previos se desprende que:
Cambiemos utilizó la deuda como pilar de su modelo de apertura comercial y financiera porque era parte de su proyecto político.
Somos uno de los países que más deuda emitió en el mundo en estos tiempos de cambios en la economía global.
Fuimos el país que colocó la deuda más cara ante nuestros vecinos que salieron a mercado consiguiendo rendimientos menores.
Emitimos deuda a 100 años para sorpresa del mundo y se sospecha que esa perpetuidad es tan singular que pareciera haber sido hecha como traje a medida.
Logrado el objetivo de sobreendeudamiento, colaron a las provincias en el mismo clima de exposición externa como si fuera necesario someterlas a financiar gastos corrientes con el peor de los ingresos. Cada gobernador creyó que era bueno salir a mercado cuando el dólar a futuro encuentre con la ayuda del FMI que quiere liberarlo, su valor de “equilibrio”. Será para ese momento que unos pocos, ministros, líderes provinciales descubrirán la crueldad de los ajustes que hace el mercado en los momentos de cobrar las cuentas. Ya lo vivimos una decena de veces, resulta difícil pensar que esta vez será distinto.
Nuestra economía se encuentra hoy en un terreno de enorme precariedad que se refleja en la inflación, la recesión, la redistribución regresiva de ingresos, la perdida de salarios reales, la caída y desaparición del sector industrial, el cierre de pequeñas cadenas y comercio callejero. Una enorme cantidad de indicadores de muestran que la deuda (deuda/PBI, deuda/exportaciones, e intereses de la deuda/PIB, entre otros) nada bueno auguran en el futuro. Menos aún la concentración de vencimientos que deberán pagarse entre 2016 y 2020.
Frente al probable abismo en el que nos encontramos, nuevos desaciertos que pudieran ocurrir en la conducción económica o un probable shock externo podrían resultar suficientes para llevarnos a una crisis de deuda externa, siendo los sectores más frágiles, los trabajadores y los sectores más vulnerables, los que, como siempre ha ocurrido, pagarán las peores consecuencias. Nada parece ser diferente.
Arnaldo Bocco: Director del Observatorio de la Deuda Externa y Departamento de Economía. UMET.