(ATENCION: este artículo
contiene SPOILERS sobre
The Walking Dead)
Y entonces, cuando hasta el más tolerante fan consideraba seriamente retirarle el voto de confianza, The Walking Dead entregó sus mejores episodios en mucho tiempo. El comienzo de la novena temporada no alentaba muchas esperanzas: un poco al decepcionante modo del Episodio I de Star Wars, de pronto todo el conflicto giraba alrededor de cuestiones comerciales. La abundancia de diálogos sobre el balance entre las colonias en el mundo post–Negan tiñó de sopor “A New Beginning”, aquel primer episodio, pero pronto quedó claro que el nombramiento de Angela Kang como nueva showrunner apuntaba a obtener otro ritmo en una serie que parecía haberlo perdido. Y entonces...
Entonces “The Bridge”, “Warning Signs”, “The Obliged” y sobre todo “What Comes After”, el episodio que se vio el domingo por la noche en la señal Premium de Fox y anoche estrenó en la básica, empezaron a poner todo patas arriba. El larvado conflicto entre Rick y el dúo Maggie / Daryl por la decisión del sheriff de mantener vivo a Negan al fin estalló, y ese fue solo uno de los detalles de una trama que dejó claro que la relación entre las colonias y los humanos –sobre todo con los Saviors, algo perdidos sin el hombre del bate– siempre es más complicada que lidiar con los walkers, a los que basta darles con algo en la cabeza para terminar el asunto.
Pero había una especial atención para este episodio 5. A diferencia de otras caídas célebres en la historia de la serie, esta vez no había sorpresa: los mismos productores y actores ya habían anticipado que estos eran los últimos episodios de Rick, el único sobreviviente en pantalla desde el episodio 1 de 2010. Más allá del peso de otros integrantes del elenco, el inglés Andrew Lincoln era lo más parecido al protagonista de una ficción que supo liquidar de manera intempestiva a más de un favorito de la audiencia. Si en vez de utilizar el secretismo alla Game of Thrones los responsables habían filtrado la salida del sheriff, era porque planeaban un episodio que le hiciera justicia.
Así fue. “Lo que viene después” pagó con creces y estuvo repleto de guiños al núcleo duro de fans, con apariciones especiales de Shane, Hershel y Sasha, la voz de Morgan con aquella frase del piloto (“¿Cuál es tu herida?”) y la reaparición de escenarios conocidos como la autopista a Atlanta, el móvil policial de Rick y Shane, el hospital donde el sheriff estuvo en coma o la granja de la temporada 2. Cada pérdida momentánea de consciencia del líder, con una herida aparentemente mortal y escapando a los tumbos sobre un caballo de una horda de caminantes, significó un onírico encuentro que dejó sus mejores pasajes en el diálogo con su ex compañero de patrulla (y verdadero padre de Judith) o esa impactante imagen junto a Sasha en medio de un mar de muertos conocidos.
El martirizado Rick hiló así un episodio que mostró también a Negan definitivamente quebrado, desesperado por el recuerdo de sus dos Lucille (la real y la encarnada en el bate), y a Michonne necesitada de balancear tanto gregarismo apacible saliendo por las noches a reventar muertos vivos. Daryl, siempre al borde de agarrar la moto e irse por la suya, empezó a probarse el traje de líder que le corresponderá con la salida de Rick. El misterioso arco argumental de Jadis/Anne, el helicóptero y los ejemplares “A” y “B” cerró de manera inesperada... con la verdadera vuelta de tuerca que, tras revelar tanto en la previa, se reservó la serie. En combinación con el episodio despedida de Rick, la voladura del puente y el rescate con atención médica y rumbo desconocido, en la noche del domingo se difundió que el adiós en realidad no significaba la muerte del personaje: AMC confirmó que habrá tres películas spin off con el sheriff en su nuevo destino.
Lo que quedó para la serie, entonces, es todo un nuevo universo. El famoso salto temporal anunciado para esta temporada no eran los meses transcurridos en el episodio inicial sino lo que sucedió en “What Comes After”, que tuvo todos los ingredientes de un final de temporada. La aparición de una Judith lo suficientemente crecidita como para llevar una katana a la espalda y el revólver de su padre en la mano, rescatando a un grupo célebre del comic (Magna, Yumiko, Connie, Luke y Kenny), abre otros caminos para los tres episodios que restan antes de la pausa de la midseason. Porque, como saben los seguidores de TWD, en el horizonte asoman los nuevos villanos, The Whisperers. Y, sobre todo y por fortuna, asoma una nueva vitalidad en una ficción que ya andaba más a los tumbos que los propios walkers.