Cuando resta poco más de un mes para que comience la temporada alta de liquidación de divisas (marzo-junio) del sector agroexportador, el gobierno volvió a extender el plazo para el ingreso de esos dólares. En esta cuarta extensión de plazos que aplicó Cambiemos desde que asumió en diciembre de 2015, se elevó de los actuales cinco a años a diez el tiempo máximo para la liquidación de las divisas al sistema financiero local, según la resolución de la Secretaría de Comercio publicada ayer en el Boletín Oficial. El Ministerio de Producción justificó la medida diciendo que permitirá mejorar la capacidad de financiamiento y competitividad del sector exportador. No obstante, lo que buscan es quitarle presión al Banco Central, que no tendrá que comprar los dólares que liquiden cerealeras y aceiteras presionando a la baja el tipo de cambio mientras que la intención oficial es mantener el precio de la divisa en niveles actuales o por encima de ellos. Los exportadores de soja tendrán, a su vez, el incentivo para dilatar el ingreso de las divisas a la espera de la quita paulatina (cinco puntos cada año hasta su eliminación) de retenciones, junto a toda mejora de precios externos.
La resolución firmada por el secretario de Comercio, Miguel Braun, estipula que el ingreso de divisas al sistema financiero local tendrá un plazo de 3650 días corridos. “La resolución es una herramienta para que las empresas exportadoras tiendan a competir en mejores condiciones, ya que podrán ofrecerles a sus clientes la posibilidad de financiar la compra a más largo plazo, como sucede en el resto del mundo”, sostuvo el secretario en un comunicado. “La posibilidad de dar plazos en los pagos es una de las variables fundamentales para hacer competitivas a las exportaciones”, agregó.
En diciembre de 2001, sobre el final del gobierno de la Alianza, se habían aplicado una serie de cambios normativos para intervenir en el mercado de divisas y exportador y se establecieron diferentes plazos para ingresar los dólares provenientes de las ventas externas, de acuerdo con el tipo de mercadería involucrada. No obstante, el plazo de liquidación de divisas fue desde el fin de la convertibilidad una variable de ajuste para mantener el mercado abastecido y quitarle presión alcista y bajista sobre el tipo de cambio. El primero en encarar esa pelea fue el equipo económico de Eduardo Duhalde, que comandaba Roberto Lavagna, quien tuvo la primera disputa (post convertibilidad) con el sector exportador porque retaceaba la liquidación.
Durante el kirchnerismo las corporaciones agropecuarias estuvieron en constante pulseada con el gobierno. Presionando por una devaluación de la moneda y especulando con mejores precios internacionales, cerealeras y aceiteras retaceaban sus liquidaciones y el gobierno fue acortando cada vez más los plazos máximos desde la declaración de la venta hasta el ingreso de la divisa.
Al momento de asumir el macrismo ese plazo había quedado en un mes para la cosecha para el complejo sojero, mientras que se mantenía en 180 días para el sector minero. Desde entonces, más precisamente desde 6 de abril del año pasado, el gobierno de Cambiemos aplicó cuatro modificaciones en estos plazos. Recién lo hizo luego de que se asegurara parte del ingreso de los dólares de la cosecha de soja, lo que le dio espalda al BCRA para eliminar las restricciones a la compra de moneda extranjera, cuando ya esa liquidación comenzaba a ser un problema. Había ventas de cosecha retenida con el gobierno anterior. El primer cambio, equiparó los tiempos máximos para la liquidación de la soja a los plazos que regían para la actividad minera (de seis meses).
El 5 de mayo lo volvió a ampliar. Esta vez a 365 días para todos los productos exportables. El 29 de agosto había sido hasta ayer la última actualización, llevando el plazo máximo a cinco años. Todos los cambios en los plazos fueron justificados por el gobierno en la necesidad de darle competitividad al sector y mejorar las prefinanciación de las ventas a los compradores del exterior. Si se toma en cuenta que el gobierno inició el año pasado y, anticipó que continuará con esa línea, una quita gradual de retenciones a la soja –para el resto de los granos, la minería y la industria ya las eliminó– habrá un fuerte incentivo para que los exportadores de la oleaginosa esperen antes de ingresar los dólares. Para el organismo que conduce Federico Sturzenegger será un alivio cambiario ya que no tendrá la presión bajista sobre el precio del dólar que genera la sobreoferta típica de esta parte del año. Si bien descartan oficialmente que el dólar esté sobrevaluado, los empresarios reclaman más devaluación y el gobierno analiza cómo aplicarla. En lo que va del año la divisa estadounidense se apreció 2,5 por ciento respecto del mínimo registrado en la última parte de diciembre.