“Con mis canciones no”, parece ser lo que muchos músicos estadounidenses le están diciendo a Donald Trump. Desde Axl Rose hasta los herederos de Prince, pasando por el británico Elton John, Steven Tyler de Aerosmith o la estrella pop Rihanna, y como ya habían hecho antes Neil Young o el cantante de REM Michael Stipe, siguen exigiendo públicamente que el presidente de Estados Unidos deje de usar su música en actos de campaña. Mientras tanto Trump no tiene ningún empacho en usar un éxito como el del rapero Pharrell Williams “Happy”... horas después del asesinato de once personas en una sinagoga en Pittsburgh, Pennsylvania.
Cada vez son más los artistas que protestan porque sus canciones suenan en medio de los espectaculares mitines del presidente, que se intensifican en la recta final de la campaña electoral para las elecciones legislativas de mañana. El líder de Guns N’ Roses estalló en Twitter: “Hay alguien en la Casa Blanca que respeta poco la verdad, la moral y no tiene empatía de ningún tipo”. Y se preguntó si era una ironía que los seguidores de Trump escuchasen “música anti-Trump”: “No puedo imaginar si es que muchos no lo entienden o si es que les importa un comino”, razonó. En un acto electoral había sonado “Sweet Child O’ Mine”, y Rose se quejó de los “vacíos legales” que permiten que el uso de su música. Los derechos de autor de Estados Unidos permiten a los políticos para usar música grabada, siempre que el lugar del acto tenga licencia de alguna de las asociaciones de compositores del país. Pero hay un margen para que los artistas se nieguen si creen que su reputación o su imagen pueden resultar dañadas. También sonó “Don’t stop the Music”, de Rihanna, en un acto de Trump en Tennessee. La artista aseguró que nunca aparecería en “esos trágicos mítines”. Y recomendó a sus casi 89 millones de seguidores que votaran por el candidato demócrata.