“Aerolíneas debe poder volar sin pedirles plata al resto de los argentinos”, aseguró ayer el presidente Mauricio Macri durante la inauguración de un hotel en Pilar. El mandatario aprovechó el conflicto gremial que enfrenta la línea de bandera con los gremios aeronáuticos por incumplimientos en la actualización de los salarios de los trabajadores (ver aparte) para volver a dar rienda suelta a su inconsciente privatizador. “Desde que Aerolíneas se estatizó, el Estado tiene que poner plata todos los meses para que funcione. Todas las líneas aéreas que funcionan acá y la mayoría del mundo no requieren que los ciudadanos de ese país, en este caso los argentinos, pongamos plata todos los meses”, aseguró Macri. La política de cielos abiertos que llevó a cabo el Gobierno bajo el lema de Revolución de los Aviones implicó desfinanciar y descapitalizar –con venta de unidades– al Grupo de Bandera (Aerolíneas y Austral) y facilitar las condiciones para que se establezcan firmas extranjeras que operan en el segmento low cost. Estas empresas se despreocupan por la conectividad del país, que Aerolíneas debe atender cubriendo rutas aunque no sean rentables.
“Ni siquiera quieren privatizarla, lo que buscan que es que quiebre y que el mercado vacante sea ocupado por las empresas con las que ahora compite”, aseguró a PáginaI12 el ex presidente de Aerolíneas Mariano Recalde. “Y ahí están firmas como Flybondi y Norwegian para cuando se vaya Aerolíneas”, se sumó en diálogo con este diario el secretario de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, Pablo Biró.
La existencia de empresas estatales desvela al mandatario tanto como la final de Boca y River. En la previa del balotaje presidencial, Macri sumó en su listado de cosas que “no iba a hacer” –como devaluar, quitar subsidios y acercarse al FMI–, la privatización de las empresas en manos del Estado argentino. “YPF y Aerolíneas seguirán en manos del Estado, pero bien administradas”, aclaró rápido de reflejos cuando el focus group del momento apuntaba a defender esa posición. Pero a los pocos meses de asumir lanzó su primera advertencia, asegurando que los subsidios a la aerolínea equivalían a “dos jardines de infantes por semana”. Ayer dijo que los mil millones de pesos de salarios que representa la empresa “son más de dos metrobuses, que es un medio de transporte que usa la mayoría de los argentinos”. No solo no se crearon jardines a ese ritmo, sino que se cerraron escuelas técnicas y se redujo el presupuesto en Educación e Infraestructura para asegurar el pago de intereses de la deuda que tomó el macrismo. El vaciamiento de Aerolíneas nunca se detuvo. “Lo que confiesa es que después de tres años no han podido administrarla bien. En los primeros años de gestión de Cambiemos el precio del combustible les bajó estrepitosamente. Ahora subió pero aún está por debajo de los niveles de 2015”, explicó Recalde.
En momentos en que se debate en el Congreso un presupuesto de ajuste inédito a pedido del Fondo, el presidente Macri aseguró que “no es justo que el 95 por ciento de los que no usan los aviones tengan que pagar para que Aerolíneas funcione”. En realidad, el porcentaje de utilización de este canal de transporte, el único acceso en el caso de localidades no turísticas, se hace cada vez menor por la crisis económica y la devaluación que llevaron a que el mercado se achique. Hasta junio pasado el sector aerocomercial mantenía una tendencia de crecimiento –aunque descendente– en la cantidad de pasajeros, aunque el ahogo a Aerolíneas se hacía ya evidente. En junio la aerolínea nacional registró una caída interanual de 17 por ciento en la cantidad de pasajeros con destinos internacionales, un 23 por ciento menos en regionales y 5 por ciento menos en vuelos de cabotaje, según cifras de la Empresa de Navegación Aérea Argentina que depende del Ministerio de Transporte. Junio fue el último mes de crecimiento generalizado y desde entonces y por primera vez en diez años comenzó caer el mercado. “Y encima la torta se reparte entre más empresas”, detalla Recalde.
“Aerolíneas Argentinas, producto de la devaluación, del aumento del precio del petróleo, aumentó nuevamente su necesidad de financiamiento”, dijo ayer Macri. Si bien reconoció que los problemas de la línea de bandera son heredados del desaguisado económico de Cambiemos, apuntó contra los reclamos de los trabajadores. “Les pido a los gremios de Aerolíneas que se sienten con las autoridades de la empresa para encarar negociaciones, para que la empresa no requiera más aportes del Estado nacional para su funcionamiento", señaló Macri, una utopía para cualquier línea de bandera. “No pasa por el costo laboral. Se puede mejorar la rentabilidad y la competitividad, a pesar del ahogo presupuestario y caída en las ventas. Lo que pasó es que decidieron que no crezca al ritmo que lo venía haciendo. Por eso ya anunciaron devolver dos Airbus 340 y todos los Embraer que compramos en su momento para volver a alquilar”, criticó el ex titular de AA. El Gobierno también forzó la sesión de hangares, pistas y hasta Austral fue trasladada de Aeroparque a Ezeiza.