El secretario general de UTE repasó la situación educativa en la Ciudad y el impacto de la falta de vacantes en la formación de los chicos.
–¿Cuántos niños y niñas hay sin vacante?
–Cada vez hay más chicos sin vacantes y cada vez es más difícil conocer el número de los chicos sin vacantes, por la inscripción online y por la baja de presupuesto. Cuando empezaron con la inscripción online, se supo lo que veníamos denunciando hace tiempo: había 5 mil chicos sin vacantes en la Ciudad. Desde ese momento, el conflicto fue creciendo y este año hubo casi 15 mil chicos sin vacantes.
–¿Y cuál es la expectativa para 2019?
–Lo que saben los padres esta semana es si sus hijos tienen vacante o no, pero no cuántos se inscribieron y cuántos se quedaron sin vacante. Para poder saber eso, hay que recurrir a la Justicia porque la inscripción online la centraliza una máquina a la cual ni los maestros ni los padres tenemos acceso, incumpliendo con la Ley de Acceso a la Información Pública. Pero el panorama no es alentador: en la Ciudad, el presupuesto destinado a educación bajó del 28 a 17 por ciento en los últimos 10 años y cuanto menos presupuesto hay, hay más pibes fuera de la escuela.
–¿Dónde se da el mayor problema respecto a las vacantes?
–De las 15 mil vacantes que faltan, el 90 por ciento es en educación inicial y en los dos primeros grados de primaria y lo más focalizado se da en zona sur y en Retiro. Tampoco hay vacantes en Palermo, por ejemplo, pero en las zonas de clase media las familias lo resuelven enviando a los hijos al jardín privado. Como siempre, el espacio que no ocupa el Estado lo ocupan los privados –para los que tienen plata- -o queda un Estado ausente y gana la ignorancia y la desigualdad de oportunidades.
–¿Podría decirse que hay un proceso de privatización forzada de la educación en la Ciudad?
–Sí, hay dos procesos simultáneos. Por un lado, el gobierno ahorra y ajusta en inversión educativa y eso genera que haya un flujo de familias al sector privado. Entonces, privatizan vía ausencia del Estado. Y, por otro lado, se fortalece una concepción propia de la derecha según la cual el conocimiento y la educación es un valor importante pero por el que hay que pagar. Es una concepción previa a la Ley 1.420 de 1884 que establece la educación común, laica, gratuita y obligatoria en Argentina. Ellos tienen una pelea contra la escuela pública porque allí se brinda educación como un derecho social, no como una mercancía, y eso ya es una postura antineoliberal.
–Desde el gobierno reconocen el problema de la falta de vacantes en el nivel inicial, pero cierran jardines y responden con los Centros de Primera Infancia (CPI). ¿Cómo impacta esto en la formación de los chicos y chicas?
–El impacto es muy negativo. La gran pedagoga Hebe San Martín De Duprat decía que la educación temprana es clave para el futuro de los pibes porque ahí es cuando aprenden a aprender. El 80 por ciento de lo que uno conoce lo aprende en los primeros cinco años de vida porque es cuando se aprende a hablar y el pensamiento está estructurado como lenguaje. Si ese tiempo se pierde, no se recupera más.
–Teniendo en cuenta todo esto, ¿cómo analiza la situación educativa en la Ciudad?
–Hay un proceso de desescolarización muy fuerte porque no hay inversión en educación. La situación es muy difícil: faltan vacantes, cierran los profesorados, cierran jardines, pretenden que los chicos de quinto año en lugar de estudiar vayan a hacer pasantías no rentadas. Además, es la única jurisdicción del país que no tiene maestros; es decir que cuando se jubila un maestro, no hay quien lo reemplace. Y para que esto mejore se necesita presupuesto y decisión política. El presupuesto que mandó Rodríguez Larreta para 2019 destina 2 mil millones de pesos para arreglar veredas y mil millones para arreglar las escuelas de toda la Ciudad, es decir, destina el doble para baldosas que para educación. Los números son claros y dejan ver cuáles son las prioridades de este gobierno.