La noticia fue inusual: Gran Bretaña seleccionó una película de terror para que represente al cine inglés en la categoría mejor película extranjera en la próxima entrega de los premios Oscar. Se trata de Bajo la sombra (Under the Shadow) del director debutante de origen iraní Babak Anvari, un film fascinante en el que una mujer y su hija son acosadas por seres sobrenaturales en medio de los bombardeos a Teherán durante la guerra Irán-Irak en la década del 80. Esta mezcla de horror real y paranormal le ganó la sorpresa y el buen recibimiento de la crítica especializada y no tanto; la película, además es un homenaje a los grandes realizadores del género. Fue estrenada en el Festival de Mar del Plata después de un paso triunfal por Sundance y ahora se puede ver por Netflix y se consigue en otros sitios de streaming.

El cine de terror y los Oscar no suelen ir de la mano. Salvo algunas excepciones como El Exorcista (que fue nominada a diez premios de la Academia en 1974), Psicosis de Alfred Hitchcock (nominado a Mejor Director), o El bebé de Rosemary de Roman Polanski (una nominación al guión y el Oscar a Mejor Actriz de Reparto para la increíble Ruth Gordon), el género generalmente sólo es tenido en cuenta para los premios de las categorías técnicas: por eso la decisión de Gran Bretaña llamó tanto la atención. Ocurre que Bajo la sombra, además de ser un film claramente de género, también es eficaz como crítica social: una alegoría siniestra acerca de la opresión religiosa a las mujeres y los horrores de la guerra, y esta combinación funciona excelente en ambos niveles. No quedó pre-seleccionada, pero marcó un desprejuiciado antecedente.

La película comienza cuando Shideh (Narges Rashidi) va a una audiencia para pedir retomar sus estudios de medicina. Su petición es negada debido a su participación en grupos estudiantiles de izquierda antes de la revolución iraní de 1979. Deprimida, vuelve a su departamento, donde puede liberarse del chador y hacer ejercicios con videos de Jane Fonda, (prohibidos por representar el entretenimiento decadente occidental: ella y su marido ocultan la videocasetera de los vecinos), mientras cuida de su pequeña hija Dorsa (la también debutante Avin Manshadi). Éste parece ser su destino y ella, que quiere ser médica como su madre, lo rechaza. A su marido, que sí es médico, no le parece del todo mal que cumpla las funciones de una madre. Pronto es llamado al frente de batalla y debe marcharse. Los ataques se intensifican al punto de que un misil se incrusta en el departamento del piso superior al de la mujer y su hija. Pero no explota: se queda ahí, como un presagio de muerte y destrucción, con su vientre de hierro apoyado en el living del vecino. En medio de este caos su hija comienza a manifestar los ataques de un Djinn, una criatura de la mitología árabe mesopotámica. Los vecinos abandonan el edificio y ellas quedan completamente solas haciendo frente al terror que las ataca por todas partes. 

Babak Anvari, el director, nació en Irán durante la guerra. Luego se instaló en Londres donde comenzó su carrera como director en MTV y estuvo a cargo de los shows en vivo de artistas como  Lady Gaga o Florence & The Machine. Con sólo dos cortos en su haber, en su primer largo retoma recuerdos de la infancia: “Cuando terminó la guerra tenía más o menos la misma edad que la niña en la película, así que muchas de las cosas que me inspiraron fueron las historias que escuché de familiares y amigos.  Incluso los personajes de la película están inspirados en personas que conocí mientras crecía en Irán”, cuenta.

Pero además Anvari es un fanático (muy entusiasta) del cine de terror. Por esto la película está plagada con citas a otros directores que admira y la vuelven una especie de homenaje: el misil que no explota hace referencia a la bomba de El espinazo del Diablo, de Guillermo del Toro; las primeras películas de Polanski son su inspiración más importante: las grietas que deja en el techo del departamento el misil al mismo tiempo que la mujer va ¿enloqueciendo? son un claro tributo a Repulsión. Más acá en el tiempo es inevitable la comparación con The Babadook, la película australiana de 2014 escrita y dirigida por Jennifer Kent. Pero Bajo la sombra le agrega el contexto histórico, aleja el terror de la locura para acercarlo al realismo del trauma de vivir en una guerra y a la sumisión obligatoria de las mujeres en un régimen religioso. 

La película está hablada en persa, una decisión bastante arriesgada, pero Anvari se mantuvo firme con los productores: “‘¿Hay alguna manera de que podamos hacerla en inglés?’, me preguntaron y dije: ‘No, va a ser ridículo’”. Tampoco dudó al momento de convocar a Narges Rashidi, la actriz iraní que realizó toda su carrera en Alemania. Su actuación impecable es fundamental para contar esta historia: una mujer dura y obstinada, que encarna el resentimiento de estar sometida por una sociedad que sólo la ve como esposa y madre, 

Porque Bajo la sombra también es un decidido retrato de la situación de las mujeres en Irán, y el buen desempeño de Anvari como director crea una metáfora precisa: el marido, la policía, los dirigentes, sus vecinos; son muchos los monstruos (todos hombres) que amenazan a esta mujer que lucha entre sus instintos maternales y su afán por no resignarse a vivir reprimida.  Cuando es atacada por lo sobrenatural, (sólo para citar una escena) su primera reacción es huir, tan rápido que olvida ponerse el chador. Cuando la policía la arresta en la calle, le dice: “El miedo a exhibirse debe ser peor que cualquier otro”. 

De hecho Anvari también usa lo sobrenatural para hacer su crítica: los Djinn son seres de viento y en este caso se meten debajo de una sábana que adquiere la forma de un chador gigante que persigue a madre e hija por el edificio abandonado. Una imagen terrorífica que junto con la ambientación –el edificio se va vaciando, la gente huye de Teherán– y el manejo de cámara llevan a la sensación de que no hay escapatoria.  El ritmo de la película, que va in crescendo en intensidad, hacen que la desesperación de esta mujer sea doble: proteger a su hija de los demonios del desierto y también de ser devorada por las costumbres represivas de su sociedad.

Bajo la sombra es un debut inmejorable para Anvari: todas las  listas de las mejores películas de terror de 2016 la incluyeron. Y ya se inscribe en la tendencia del mejor cine de terror reciente junto a films como la abrumadora La bruja, de Robert Eggers;  We Are Still Here de Ted Geoghegan (que recrea la las películas clásicas de los 80), la coreana Train to Busan, The Babadook y también A Girl Walks Home Alone at Night, de la norteamericana de origen iraní Ana Lily Amirpour, donde la vampira que transita las calles de una ciudad inventada, en hermoso blanco y negro, también viste chador. Todas películas que rescatan la idea de que el terror depende más de una buena historia y de la indagación de los propios miedos que de sobresaltos y presupuesto para un gore sin sentido.