“Una canción de cuna es el encuentro entre la piel y el aire, el toque de un ángel en medio de la locura de las horas, que nos presenta la paz como el cauce fundamental de la propia conciencia y la sensibilidad”, escribió Luis Alberto Spinetta en ocasión del lanzamiento del primer volumen en 2011, y sus palabras sirven perfectamente para presentar este Canciones de cuna II. A cinco años del disco inaugural, La Casa de la Cultura de la Calle, una ONG fundada y dirigida por el actor Gastón Pauls, dedicada a la inclusión de niños y adolescentes en situación de riesgo social, lanzó un segundo álbum bajo la misma consigna: letras de canciones de cuna escritas por niños y niñas, desde los 6 años de edad, dentro de los talleres dedicados a actividades artísticas que brinda la Casa, musicalizadas e interpretadas por artistas nacionales e internacionales.

“Todo comenzó cuando mi hermano Gastón se planteó el interrogante acerca de cómo habrían sido las noches de los chicos que asistían a los talleres de la Casa de la Cultura. Se preguntaba si alguien les habría cantado una canción de cuna alguna vez. La realidad indicaba que no, y que algunos ni siquiera habían sido acunados. Así fue cómo surgió la idea de trabajar con los chicos sobre este tema: se les propuso que escriban textos, canciones, relatos relacionados a sus sueños, a lo que alguna vez les cantaron o a lo que a ellos les gustaría cantarle a sus hijos. Algo simple, pequeño, una canción de cuna”, cuenta a PáginaI12 Nicolás Pauls, productor ejecutivo del disco. “Con las letras ya listas, me dediqué a la tarea de convocar a distintos músicos. Cada uno de ellos escogía una letra y componía una canción. La recepción y la entrega de todos fue algo maravilloso y se notó en los resultados, ese primer disco vendió muchísimo”.

El primer volumen de este proyecto discográfico, editado en 2011, contó con la participación de artistas de la talla de Luis Alberto Spinetta, Ricardo Mollo, Fito Páez, Pedro Aznar, Luka Bloom y Damien Rice, entre otros. En este Canciones de cuna II son de la partida Miguel Mateos, Liliana Herrero, Jorge Serrano, Ale Sergi, Fabiana Cantilo, Tito Losavio y el Chango Spasiuk, con el aporte internacional de Moreno Veloso, Mark Kozelek, Dado Villalobos, Martín Buscaglia, Sie7e, Steve Hogarth y Wayne Hussey.

 

Más que un disco

“Cuando tuvimos una buena cantidad de letras nuevas surgió la idea de volver a hacer un disco, porque Canciones de cuna no culminó con el primer álbum sino que es un proyecto en el que continuamos trabajando, y que puede comprender varios volúmenes. Entonces, volví a ponerme en la etapa de producción, convocando nuevamente a artistas, pero con una diferencia respecto al trabajo anterior: en esta oportunidad, cada letra elegida no fue eliminada de la lista para evitar que se repitiera, sino que por el contrario, nos interesó pensar qué podía despertar una misma letra en distintas personas. Es así que, por ejemplo, ‘Una vez soñé’ –letra de Carla Flores, de 11 años– tiene tres versiones totalmente distintas: una de Moreno Veloso, otra de Ale Sergi y la de Liliana Herrero. Así es cómo se dio vida a Canciones de cuna II”, explica Pauls.

Canciones de cuna y algo más

Si bien la esencia del proyecto, tal como su nombre lo indica, son las canciones de cuna, es posible distinguir en este nuevo álbum una variedad sonora que tal vez se explica por la diversidad de artistas que participan en él. “Yo liberé, dejé que cada músico decida. Entregué las letras, hablé del concepto del disco y a cada uno le despertó cosas distintas. La interpretación fue libre”, recuerda Pauls. El resultado obtenido: un disco compuesto por canciones que contienen la tradicional melodía de una nana para dormir como “Mi dulce corazón” (de Mabel Noemí Calderón, de 19 años), que canta Fabiana Cantilo; que susurran un tierno noni noni como “Tía Priscila” en la versión interpretada por el uruguayo Martín Buscaglia; que acuna despacito “Duerme, duerme bebito que mamá está contigo” la voz de Sie7e en “Nube de algodón”, letra escrita por Karen Pérez, de 11 años; y que conmueven por su cálida y sentida interpretación como la etérea “Una vez soñé”, de Liliana Herrero. La cantante entrerriana, comprometida con el proyecto, reconoció que esta fue la primera vez que interpretó un sueño infantil y definió su participación como “una experiencia sumamente valiosa”. “Trabajar con el texto de Carla Flores fue algo muy especial para mí. Lo hice con amor, con agradecimiento, y con la esperanza de que esos niños, cuando grandes, se las cantarán a sus hijos”.

Dentro de este grupo “tradicionalista” se ubica también El Chango Spasiuk, que escogió una melodía angelical para su versión de “Sueños de niñez” y lo acompañó con la dulce voz de Lorena Astudillo. Así dio vida a una nana que invita a “soñar para crear un mundo nuevo, dormir para jugar de vuelta”. “Elegí ‘Sueños de niñez’ (de Sonia Cervasi) porque me gustó muchísimo la letra. Compuse la música tratando de acercarme a la idea del proyecto: una canción de cuna”, explica el Chango. “Convoqué a Diego Schissi para me acompañara con su piano y a Marcos Villalba para el guitarrón. Lo que me costó definir fue la voz, quién iba a cantar esta canción. Sabía que tenía que ser la voz de una mujer, pero no sabía quién exactamente, porque tenemos grandes cantantes. Hasta que un día, cuando iba en el auto, sintonicé en Radio Nacional una entrevista a Lorena Astudillo. Ella estaba presentando su nuevo disco y en un momento le pidieron que cantara una canción acapella. Inmediatamente, cuando escuché su voz y su manera de cantar, supe que era la indicada para este proyecto. La llamé y ella aceptó muy generosamente. Y lo que cantó, lo cantó de una manera maravillosa”.  Spasiuk, además, incluyó esta versión en su último trabajo Otras músicas. “Me pareció que sería una buena manera de comunicar la bella labor que realiza la Casa de la Cultura de la Calle”, comenta el músico.

La cuota “distinta” o “rockera” de este disco la aportan Dado Villalobos y Tito Losavio que, fieles a su estilo, dejaron su marca en dos bellas versiones: “Tía Priscila” y “Cerca mío”, respectivamente. “Elegí la letra de Joaquín Fernández (9 años) y esperé paciente a que la música bajara. No es fácil estar a la altura de tanta inocencia, de tanta fragilidad”, reflexiona Losavio. Y agrega: “Los niños no tienen doblez y estas nanas reflejan eso. Creo que si pudiéramos dar mucho y verdadero amor a los cachorros humanos habremos resuelto gran parte del dilema”.

También en este disco hay canciones hechas en inglés, que fueron encargadas al norteamericano Mark Kozelek y a los británicos Steve Hogarth (líder de Marillion) y Wayne Hussey (vocalista de The Mission). Este último eligió “My Love Will Protect You” (Mi amor te protegerá), canción escrita por  Rebeca Y. Casanova (22 años), que es el track número 12 del disco.  El líder de The Mission recuerda cómo se unió a este proyecto y cuenta: “Nicolás me contactó hace un año atrás y me preguntó si podía contribuir con Canciones de cuna. Me comentó que él y su hermano Gastón crearon esta organización para ayudar a niños en situación de vulnerabilidad de derechos y que la venta del disco serviría para financiar las actividades. Entonces, acepté encantado, sabiendo que formaría parte de un álbum que contribuiría a ayudar a quienes más lo necesitan”.

La buena aceptación y predisposición por parte de los músicos que participaron en este proyecto, tanto en el primero como en este segundo disco, es destacado por Pauls que reconoce emocionado: “Siempre recibí una linda devolución del proyecto y del trabajo que se hizo. Todos los músicos, absolutamente todos, me dijeron lo importante que fue para ellos participar de Canciones de cuna, y en cada uno pude observar un real compromiso”. Y agrega: “Siempre recuerdo las palabras de German Daffunchio, partícipe del primer disco, que me dijo muy emocionado ‘esta fue una de las experiencias musicales más maravillosas de mi vida’. Y las de Luis Alberto (Spinetta) que también me dio una linda devolución. Recuerdo que cuando lo llamé para saber cómo iba y conocer cuánto le faltaba, me dijo ‘Tengo todo Nico: la letra, la melodía, la música, pero todavía no pude ponerme en piel para interpretar esa letra pavorosa’. Sus palabras me impactaron mucho y me permitieron dimensionar lo importante que había sido para él interpretar la canción elegida. En definitiva, de una u otra forma, todos los músicos que participaron me dijeron algo similar... fue una experiencia  transformadora”.

Ese sentimiento que se condice con la premisa fundante de La Casa de Cultura de la Calle: entender al arte como herramienta transformadora, capaz de modificar la vida de muchas personas. Una de las máximas de la organización que ha guiado cada una de las actividades a lo largo de estos 12 años de existencia, y que encontró su más fiel expresión en Canciones de cuna. “Los chicos que participaron de los talleres fueron protagonistas de vidas muy duras y pudieron expresarse a través de las canciones. En esas letras está todo: la luz, la esperanza, la oscuridad, la desazón y el abandono”, sostiene Pauls. “Canciones de cuna es un proyecto que nos transforma a todos: a mí como productor, totalmente involucrado porque conozco desde la génesis el proyecto y a La Casa; a los músicos; a los niños; a la diseñadora e ilustradora del arte del disco; en fin, a todos los que han aportado algo para que esto sea posible”.

Todo a pulmón

La Casa de la Cultura de la Calle no cuenta con un lugar físico sino que se desarrolla a través de clases ambulatorias a cargo de un equipo de profesores que trabajan de manera voluntaria. “La idea original de Gastón era crear un lugar en el que los chicos pudieran vivir y que a la vez fuera un espacio de estudios y arte, pero por cuestiones económicas, lamentablemente, esto nunca pudo funcionar. La Casa no recibe subsidios de ningún tipo. Todo el dinero que ingresa proviene de los proyectos propios: de libros que editamos, de los discos y demás actividades. Con el primer disco vendimos 25 mil copias, algo inusual para la actual industria discográfica argentina, y deseamos que con este segundo suceda algo similar, porque el dinero recaudado será de gran ayuda para seguir sosteniendo los talleres”, explica Pauls. “Además, en esta oportunidad contamos con el apoyo de la marca de ropa para niños, Grisino, lo cual nos permite una mayor distribución y llegar a distintos rincones del país” (ver aparte).

Es así que Canciones de cuna II forma parte de un proyecto que continúa creciendo y que parece no detenerse, empujado por las ganas y el amor de cada uno de los que forman parte. “Siento que es la labor más hermosa que hice en mi vida y nunca dejo de trabajar en ello, ni un solo momento. Todos los días pienso en nuevas canciones, en un nuevo disco, en qué artistas quiero convocar, a cuáles quiero llegar. De hecho, ya estamos trabajando en Canciones de cuna III”, adelanta Pauls.”Lo que más nos reconforta es saber que muchos niños encontraron en el arte una salida, una vía de escape a su cruel realidad diaria, que ha transformado su vida para siempre”, concluye.

* Entrevista: Florencia Coronel.