En la audiencia de alegatos en el juicio por el crimen de Lucía Pérez, la joven de 16 años asesinada en Mar del Plata el 8 de octubre de 2016, la querella reclamó condena perpetua para Juan Pablo Offidani y Matías Farías, además de 4 años y seis meses para Alejandro Maciel. Hoy concluirán los alegatos de la defensa, y el 23 de este mes el Tribunal Oral N°1 daría la sentencia. “Esas tres personas tienen que rendir cuentas de qué es lo que hicieron con mi hija”, dijo a PáginaI12 Marta Montero, la madre de Lucía.

La semana pasada, el fiscal Daniel Vicente pidió la pena máxima para Farías, 18 años de cárcel para Offidani y retiró la acusación contra Maciel. Sin embargo, Gustavo Marcelliac, abogado de la familia Pérez, argumentó que Offidani es coautor del femicidio de Lucía y por eso debería recibir la misma condena que Farías. Para el letrado, ambos varones son responsables por la venta de drogas, y abusar sexualmente y asesinar a la joven de 16 años. Marcelliac también pidió una condena de 4 años y seis meses para Maciel por “encubrimiento agravado”, que se revoque su prisión domiciliaria y se lo traslade inmediatamente a una unidad penal de la provincia de Buenos Aires.

“A Lucía se la llevaron viva dos personas, que son Farías y Offidani. Y ellos dos con Maciel la llevaron muerta a una sala de salud”, aseguró Montero. La joven murió dentro de la casa de Farías, quien le había vendido marihuana en la puerta de la escuela. Luego, el cuerpo de Lucía fue abandonado en una sala en el hospital de Playa Serena. “Farías nunca declaró, presentó un escrito que hicieron para él. Quiero que se sepa qué pasó adentro de esa casa. Quiero una condena ejemplar, que paguen por lo que han hecho y tengan el castigo que se merecen”, exigió la madre de Lucía.

Marcelliac acusó a Farías por tenencia de estupefacientes para la venta, agravada por venta a menores de edad en cercanía a establecimientos educativos y abuso sexual violento con acceso carnal, con dolo violento, agravado por resultar muerta la persona ofendida, facilitado por el suministro de estupefacientes y concurrente idealmente con la figura de femicidio. Para el abogado querellante, Offidani fue cómplice de Farías en la venta de droga y partícipe necesario en lo referido al abuso sexual y la muerte de Lucía. Respecto a Maciel, Marcelliac aseguró que ayudó a “a borrar rastros del delito”. El acusado también estaría involucrado en la venta de estupefacientes junto a Farías y Offidani. “Quiero que se abra la causa por el tema de las drogas y que no se la lleven de arriba. Los tres juntos vendían droga”, afirmó Montero.

En el inicio de la causa, la fiscal María Isabel Sánchez aseguró que Lucía había muerto empalada. Sin embargo, en las audiencias del juicio, un conjunto de especialistas afirmó que la causa de muerte de la adolescente fue “asfixia tóxica”, posiblemente por el consumo de cocaína, y descartaron la existencia de abuso sexual. “Este es un caso de violencia de género extrema. Es intrascendente, a esta altura, si la empalaron o no. Es de violencia extrema porque adultos captaban a nenas en la puerta de colegios y les vendían drogas para luego satisfacer sus más bajos apetitos sexuales”, expresó hoy Marcelliac durante el alegato.

Para reforzar la idea de que el crimen de Lucía fue un femicidio, se convocó a dos especialistas en violencia de género: Luz Torres, del Instituto Nacional de las Mujeres, y Laurana Malacalza, del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo. Tanto para Marcelliac como para el fiscal Vicente, es importante que los magistrados consideren que la violencia de género existe cuando la mujer se encuentra sometida en una relación asimétrica y no necesariamente debe existir violencia física.

“Lucía tenía 16 años, era una menor, adolescente, contra tres tipos que eran mayores. Ahí ya está dada la vulnerabilidad de la víctima, sumado el abuso por drogarla”, dijo a PáginaI12 Guillermo Pérez, padre de Lucía. Por su parte, Montero elogió las exposiciones de Torres y Malacalza porque es necesario que los magistrados tengan “una perspectiva más global de las cosas”. “No solamente existe un femicidio cuando las personas conviven. Esto fue un femicidio,  fue una cosificación a la mujer. A Lucía la trataron como si fuese un despojo”, afirmó la madre de la joven.

Según la defensa, Farías y Lucía mantuvieron relaciones sexuales consentidas, pero Marcelliac descartó este argumento de forma rotunda. “El hombre no droga a la mujer que le gusta. No tiene a su pareja cuatro horas en la casa sin compartir ni una factura. El hombre no ‘le echa polvos’ a la mujer que le gusta. El hombre no mantiene al tanto a su secuaz de cómo le está yendo. Una chica joven, sana , atlética, no sale de la casa de su novio muerta”, replicó el letrado.

Las diferencias que tuvieron los peritos para establecer la causa de la muerte o la existencia de un abuso sexual, sumado a las renuncias de la fiscal Sánchez y de la abogada querellante que el Estado había interpuesto generaron malestar y frustración en la familia Pérez. Para Montero, durante el juicio “hubo desprolijidades, no se cuidaron pruebas y los mismos especialistas se contradijeron”. “Es dolorosísimo que te digan la manera en la que murió mi hija y después enterarte de que eso no es así, que no se puede comprobar. Fueron dos años de pensar eso”, sostuvo. “Con la familia no se juega. Detrás de una persona muerta hay una familia”, expresó.

Informe: Ludmila Ferrer.