Tal vez Jim Morrison, pero ni Johnny Rotten, ni Lemmy Kilmister ni Ricky de Flema se hubiesen atrevido a poner en una canción que eran hijos de todas las putas, incluidas sus madres. Gabriel Torres sí. Él lo hizo a través de un tema que se llama “Hijo”, nada menos, cuya frase fuerza reza: “Soy hijo de la Teresita y todas las putas”. “Meter el nombre de tu vieja pegado a un 'todas las putas' en un país donde el insulto por excelencia es 'hijo de puta' tiene una potencia iconoclasta que me resulta atrapante”, confiesa este ríspido cantautor bonaerense que expondrá su nuevo disco este miércoles a las 20.30, en el Auditorio Malvinas Argentinas de La Bancaria (Sarmiento 341). “Soy de los que sólo pueden escribir cuando encuentran una idea, o una imagen, o una frase que te come la cabeza”, insiste él, sobre la filosa piedra existencial que lanza desde una canción en la que también es hijo de las negadas, las abnegadas, las sacadas, las modositas, las demandantes y las demandadas... “menos de las apropiadoras”, cita él, avisando que todo tiene un límite.

La última frase de “Hijo” --así también se llama el disco-- desnuda el ABC ideológico de este músico que, entre las franjas de las músicas de cámara y las de arrabal, mete de todo (pop, salsa, rock, vals, hip hop, folklore, boogie woogie y milonga) con el mismo descaro que destacan sus letras. “El año pasado fui invitado a cantar junto con Horacio Fontova y Daniel Devita en la celebración de los 40 años de Abuelas. Y precisamente abrí el set con “Hijo”, con Estela de Carlotto enfrente. Cuando arranqué con eso de “las putas...”, ella, educadísima y atenta como siempre, seguía cada verso con atención e intriga. Pero cuando llegó el final, la parte de “soy hijo de todas, excepto de la apropiadora”, se le iluminó la cara, dando muestras de total aprobación”, cuenta Torres, que presentará el trabajo junto a su banda (Leo Bernstein, Alan Ballan y el Colo Belmonte), más Arturo Bonín, Julio Lacarra y el presentador Conrado Geiger. 

“En un principio, éste disco lo iba a hacer yo solito con la guitarra. Un poco por los costos, y otro poco porque soy reticente a los ensayos, hasta que me encontré con Bernstein, y todo cambió. De una onda Dylan--Silvio Rodríguez nos fuimos a otra tipo Chico Buarque-.Serrat, y entonces traté de elegir canciones que potenciaran esta formación”, explica Torres, hombre que ni bien empezó a mostrar sus canciones (tan tarde como a los cuarenta años) recibió el apoyo de Jorge Marziali, Horacio Fontova, Rubén Goldín, Nito Mestre y Rodolfo García, entre otros. “Toco desde hace mucho. Es más, aprendí a tocar la guitarra con las revistas Cantarock, después tuve mi bandita peñera y me pasé algunos veranos en los noventa haciendo covers por la costa. Pero a mediados de aquella década escribí mi primera canción, un hitazo inédito que no conoce nadie pero está bastante bueno. Pasó bastante tiempo hasta que lo empecé a mostrar porque quería cerciorarme de que no era un plagio. Después, poco a poco, fui sumando temas como “Acá” o “Témpera”, que están en este cd”, racconta el cantautor, cuyo disco debut (publicado en 2014) lleva por título Canciones para algunos y contó con las presencias del dúo Orozco--Barrientos y de Vox Dei.  

“Admiro a Orozco--Barrientos desde Celador de sueños. A través de Facebook le mandé al Tilín un demo ultracasero de 'Alta' que le gustó mucho. De ahí en adelante somos familia”, cuenta el músico sobre este amor de guitarra a guitarrón, que se trasluce también en dos temas del disco: "Hijo" y "Cuando me pierda". “Lástima que Tilín no va a poder estar en el recital porque se fracturó la muñeca”, señala Torres, también amigo de Julio Lacarra. “Gracias a él pasé de tocar en clubes, playas y Unidades Básicas a ser número programado, por ejemplo, en el Teatro Municipal de Quilmes. Igual, la onda siempre fue parecida... una propuesta social pero no panfletaria con la que trato de dar cuenta de las contradicciones entre la experiencia de los años kirchneristas con esta feroz restauración conservadora. Las canciones que escribo son, quiero decir, parecidas a mí. A mí y a mis circunstancias”, cierra este trovador que ha crecido desde el pie. Y lo sigue haciendo.