El sector industrial agudiza su crisis mes tras mes. El Indec completó ayer la información sobre el desempeño del complejo fabril durante septiembre con los datos de utilización de la capacidad instalada: el nivel general retrocedió al 61,1 por ciento, con una caída de 5,2 puntos porcentuales frente al 66,3 por ciento de igual mes de 2017. Se trata de la segunda mayor contracción en lo que va del año (detrás del -5,3 por ciento de junio) y del segundo menor registro de uso de la maquinaria disponible (en julio había sido de 60,1 por ciento). De los doce bloques industriales involucrados en el informe oficial, en once se anotaron bajas interanuales. Y en cinco de ellos la disminución superó los 10 puntos. La encuesta que realiza el Indec entre los industriales arrojó que el 60 por ciento espera mayores descensos de producción en los próximos meses, contra apenas el 9 por ciento que anticipa una mejora. La perspectiva, en consecuencia, es de un deterioro que se encuentra lejos de tocar piso.
En septiembre la actividad fabril cayó un histórico 11,5 por ciento interanual, dato que se corresponde con la información conocida ayer de que prácticamente el 40 por ciento de la maquinaria instalada está paralizada. Esa situación también impacta sobre otra variable clave de la economía como es la inversión. La mayoría de los sectores difícilmente arriesgue capital para mejorar sus procesos productivos cuando las máquinas están juntando polvo. A ello se suma el costo exorbitante de las tasas de interés. La situación de la demanda, por otra parte, tampoco alienta la inversión.
El sector más castigado en septiembre volvió a ser el textil. La utilización de la capacidad instalada cayó al 49,1 por ciento, un nivel equivalente a lo que sucede en el verano, cuando las fábricas bajan la producción por las vacaciones. De hecho, en febrero el uso de maquinarias promedió el 48,3 por ciento. No se encuentra en la información del Indec otro mes con tan pobre desempeño como septiembre. Ni en lo que va del año -con la excepción de febrero- ni en todo 2017. Además, en todo ese tiempo no hubo un solo mes con un uso de las máquinas inferior al 50 por ciento -con la salvedad de febrero ya mencionada-. En la comparación interanual, la baja de la utilización de la capacidad instalada en textiles fue de 19,2 puntos porcentuales, desde el 68,3 por ciento de 2017 al 49,1 de este año. Y contra agosto último, el declive fue de 4,3 puntos, desde el 53,4 por ciento.
El último lugar en el ranking de aplicación de la maquinaria quedó para la industria automotriz, con un magro 44,8 por ciento, contra el 57,1 por ciento de igual mes de 2017. El derrumbe también fue pronunciado frente a agosto, cuando se había anotado un 57,3 por ciento. Pero en ambos casos la baja interanual fue menor a la de textiles. Los patentamientos de 0 kilómetro en lo que va de noviembre registran una baja del 45 por ciento interanual, lo que anticipa la continuidad de la crisis.
Apenas un escalón más arriba de las terminales automotrices aparece la industria metalmecánica, con el 46,0 por ciento de utilización. Un año atrás había sido del 54,7 por ciento. Y en agosto pasado, del 53,9 por ciento. “Fue por los menores niveles de producción de tractores, cosechadoras, sembradoras e implementos agrícolas. También por la menor elaboración de los distintos segmentos de línea blanca y de la caída de la construcción”, explica el Indec.
Edición e impresión registró una utilización del 50,7 por ciento (63,0 por ciento en igual mes de 2017), seguido por productos de caucho y plástico, con 52,4 por ciento (56,9 un año atrás). Luego se ubican productos alimenticios y bebidas, con 59,4 (63,8); sustancias y productos químicos, con 63,3 (64,0); productos del tabaco, con 66,5 (77,3); papel y cartón, con 73,8 (82,5); minerales no metálicos, con 74,1 (74,7), y refinación de petróleo, con 75,7 (85,7). El único aumento fue para las industrias metálicas básicas, con 84,4 por ciento (81,0), por la mayor producción de acero y aluminio primario.