El juez de la corte suprema brasileña Teori Zavascki, fallecido en un siniestro aéreo, fue velado ayer en Porto Alegre en presencia del presidente Michel Temer, quien debe designar a su sucesor de quien manejaba el destino de decenas de políticos acusados de corrupción.

Temer, que llegó al lugar a inicios de la tarde, después de las ceremonias reservadas a familiares y allegados, dijo a la prensa que nombrará al reemplazante de Zavascki cuando el Supremo Tribunal Federal (STF) decida quién heredará sus explosivos expedientes.

El anuncio se hará “cuando se haya designado al relator de la Operación Lava Jato’’ (‘lavadero de autos’), dijo Temer, refiriéndose a los multimillonarios sobornos pagados por grandes constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones, sobre todo en la petrolera estatal Petrobras. Esa decisión evita la posibilidad de que el reemplazante de Zavascki tome a cargo la convalidación de las “confesiones premiadas’’ de 77 ejecutivos de la constructora Odebrecht, la más importante de Sudamérica, que según los primeros datos trascendidos pueden poner a la defensiva a Temer e implicar a muchos de sus principales aliados. El caso además tuvo ramificaciones en varios países de América latina en los que también se pagaron sobornos a cambio de obra  pública.

La decisión de Temer parece acorde con los consejos dados por analistas, que le recomendaban evitar cualquier sospecha de interferencia en las investigaciones. Temer aparece mencionado en las declaraciones de al menos uno de los ejecutivos de Odebrecht que se confesaron ante la justicia.

En una declaración pública en la sede del Tribunal Regional Federal de la capital del estado de Rio Grande do Sul, donde se llevaba a cabo la ceremonia, Temer definió a Zavascki como “un hombre de bien’’, afirmando que “Brasil precisa cada vez más hombres con la competencia moral y profesional’’ del fallecido.

Zavascki, de 68 años, murió el jueves, al estrellarse la avioneta en que viajaba junto a otras cuatro personas, que también perecieron, frente a Paraty, en las costas del estado de Rio de Janeiro. Según las pericias forenses, Zavascki murió a los 68 años por los múltiples traumatismos ocasionados por el impacto. Las autoridades indicaron asimismo que habían recuperado la grabadora del aparato, un bimotor Beechcraft C90GT King Air.

Numerosas voces exigen una investigación transparente sobre las causas de la caída del aparato, que según testigos desprendió humo antes de estrellarse. La familia de Zavascki pidió una “buena investigación” sobre la caída del avión en un episodio en el que, además del juez, murieron otras cuatro personas., “Tengo miedo de que pueda haber muchas cosas por detrás. Quiero que hagan una buena investigación”, dijo la hermana del juez, Delci Zavascki, de 70 años, al periódico O Estado de Sao Paulo. Admitió que la familia “siempre estuvo preocupada” con el trabajo de Zavascki en la Lava Jato. El hijo del magistrado, Francisco Zavascki, también solicitó el viernes una “investigación a fondo” porque sería “malo para el país tener un juez asesinado”.

En la ceremonia privada participó el juez de primera instancia Sergio Moro, emblema de la Operación Lava Jato y enemigo declarado del ex presidente Luis Inacio Lula da Silva, a quien ordenó detener brevemente el año pasado después de revelar una escucha telefónica entre el líder del Partido de los trabajadoras y su sucesora en el Palacio del Planalto, Dilma Rousseff, eyectada del gobierno por un golpe parlamentario y judicial en agosto pasado.

Moro ya decretó duras penas de cárcel contra decenas de empresarios y políticos, en un escándalo que envuelve a los partidos de casi todo el arco parlamentario. “He venido a rendir homenaje al ministro [juez del STF] Teori Zavascki [...] quien, por la calidad, relevancia e importancia de los servicios que prestaba y por la situación¢n difícil de los procesos, por la importancia de esos procesos, fue un verdadero héroe’’, declaró Moro antes de ingresar al salón funerario. El juez agregó que si bien esta muerte es un golpe para la causa, “no todo está perdido” en la lucha contra la corrupción.

Las exequias se llevaron a cabo en la sede del Tribunal Regional Federal de la capital del estado de Rio Grande do Sul, donde Zavascki trabajó desde 1989 hasta 2003.