Página/12 consultó a varios especialistas sobre el intento del Gobierno de instalar la discusión sobre la modificación de los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT). “Los CCT homologados en el `75 fueron reformulados en función de los cambios en los modos de producción, aunque la renegociación depende de la fuerza entre las partes. Es absolutamente falso pensar que los convenios son iguales que en el 75, es un slogan que utiliza el Gobierno. Los empresarios están avanzando en todo lo que pueden para aumentar su rentabilidad. Y esto se hace ya sea a partir de la baja del salario, algo políticamente complicado, o a través de la extensión de la jornada laboral o del aumento de la intensidad del trabajo”, indicó Matías Cremonte, presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas.

“Se aplicaron modificaciones en los convenios, no sólo del tipo salarial sino también en cuanto a la renovación de categorías, condiciones de trabajo y seguridad e higiene. Es decir, la falta de actualización de los convenios es un mito. Lo que en realidad sugiere Macri no es que los convenios sean anticuados sino que las propias relaciones laborales son antiguas. Lo que está detrás es la baja del costo laboral. Este camino ya se recorrió en los 90 y lo único que trajo fue más desempleo y más informalidad. Son recetas repetidas que no tienen aval en ningún trabajo académico, ni siquiera por parte del FMI o del Banco Mundial”, explicó Marta Novick, directora del Centro de Innovación de los Trabajadores, que depende de la UMET.

“El fondo de la estrategia del Gobierno es la caída de la ultraactividad. Esa regulación establece que los convenios se hacen con un plazo determinado, pero hasta que no se celebra un nuevo convenio, el viejo sigue vigente. Es decir que cuando hay mayor fuerza del sector trabajador, aumenta el incentivo a negociar, pero cuando la mano viene difícil, el piso vigente es el convenio. Cada vez que hay un gobierno de derecha se pone en tela de juicio la ultraactividad. En los 90 sucedió lo mismo y quedó comprobado que incluso destruyendo la legislación laboral el empleo no aumenta. En el caso de los petroleros, el nuevo convenio que Macri tanto elogió es violatorio incluso de la Ley de Contrato de Trabajo, porque extiende la exclusión de la jornada máxima de ocho horas diarias a cualquier trabajador que tenga gente a cargo, incluso a las secretarias de gerencia”, señaló Luis Padín, de la Corriente de Abogados Laboralistas 7 de Julio.

Nicolás Dvoskin, docente de la Universidad Nacional de Moreno y becario posdoctoral del Ceil-Conicet, analizó que “la inversión privada depende más de la expectativa de venta que del aumento de los márgenes de ganancia. El incentivo a la inversión a través de la garantía de la rentabilidad es algo que fracasó en todo el mundo. Pensar que no hay suficiente inversión porque los empresarios ganan poco no tiene ningún asidero. En el fondo se trata de la distribución del ingreso. El aumento de la rentabilidad representaría una transferencia de recursos a favor de las empresas que ya están produciendo y en cambio no moverá la aguja de la inversión en aquellos sectores que no están produciendo”.

“En los 90 hubo una serie de modificaciones en los convenios, como el caso de la polivalencia. Es un sendero complejo. Pueden hacerlo en sectores como el petrolero porque reciben los salarios más altos del país, pero no veo que sea un camino sencillo ni se me ocurre que los sindicatos puedan aceptarlo mansamente. El contexto de empleo es distinto al de los 90. La flexibilización de las condiciones de trabajo genera mayor rentabilidad pero no te empuja el empleo”, indicaron desde el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala.