“Si usted no vio las tres temporadas de la serie Narcos, vea ahora Pablo Escobar: la traición, que dura como quince veces menos”, podría ser la frase publicitaria de esta película sobre el mayor narcotraficante del mundo (el más conocido, al menos). La dirige el vasco Fernando León de Aranoa, cuya película más conocida es Los lunes al sol, y que ya había puesto el pie en el cine internacional con la previa A Perfect Day, protagonizada por Benicio del Toro y Tim Robbins. Ésta tiene más ambiciones, tanto por el tema elegido como por el presupuesto, aunque la respuesta en boleterías fue apenas moderada. Si Narcos estaba narrada desde un punto de vista múltiple, en este caso el punto de vista es el de la conductora televisiva Virginia Vallejo, amante del narco y también entregadora. De allí tanto el título original de esta coproducción hispanobúlgara hablada en inglés (Loving Pablo) como el de estreno en Argentina.
Basada en el libro escrito por esta Vallejo que no era César (interpretada por Penélope Cruz), la película empieza con su llegada a la impresionante hacienda serrana de Escobar Gaviria (un ventrudo Javier Bardem, en su segunda película en poco tiempo junto a su esposa, después de Todos lo saben), ya a esa altura poco menos que el dueño semioculto de Colombia. O El Rey, como a él mismo le da por nombrarse. Quien más o menos conozca la historia de Escobar (unos años atrás llegaron hasta Mar del Plata su viuda y su hijo, para presentar en el festival de cine de esa ciudad el muy buen documental Sins of My Father) no se sorprenderá demasiado ante el zoológico habitado por elefantes y jirafas entre otras especies, la convivencia sin tapujos con esposa y amante, el carácter de benefactor de los pobres, las guerras contra el Estado, la CIA, la DEA y el Cartel de Cali. Aasí como por su sentido de familia, que resultaría a la larga su talón de Aquiles.
Quienes estén familiarizados a su vez con las películas de mafiosos (Scarface, notoriamente, a la que ésta recuerda como una camisa floreada a otra) no extrañarán las brutales ejecuciones sumarias, así como los osados operativos, amenazas y largos brazos del capomafia. Si el conjunto no luce original, la voz de Penélope Cruz, narrando en off extractos del libro, lo vuelca más hacia el lado de un documental de National Geographic que a cualquier exuberancia gangsteril. Como curiosidad de coproducción puede anotarse que la música estuvo a cargo del argentino Federico Jusid.