El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, sostuvo ayer que “en la Argentina nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el Gobierno”, en un pasaje de su exaltada defensa de las supuestas bondades de su programa de recortes de gastos volcado en el proyecto de presupuesto de Gastos y Recursos para el año 2019. El jefe del Palacio de Hacienda destacó que la administración de Mauricio Macri logró llevarlo a cabo “sin cepos, confiscaciones ni represión financiera”, aunque no hizo referencia a represión de otro tipo. Precisamente, el informe técnico del FMI que acompañó al último acuerdo stand by firmado con la Argentina evaluaba que la reacción social a las medidas de ajuste en su primera etapa (de junio de este año en adelante) había sido menor a la esperada, aunque debía tomarse en cuenta como factor de riesgo hacia el futuro. Dujovne ayer fue más allá: se vanaglorió de que el tremendo shock económico no haya provocado un quiebre institucional.
Al celebrar los distintos recortes que impactaron directamente sobre el bolsillo y los consumos de la población, Nicolás Dujovne enumeró: “hemos eliminado subsidios al transporte, a la electricidad, Fútbol para Todos”. Ello se verá reflejado en las cifras que, augura, cumplirán las metas comprometidas con el Fondo Monetario Internacional. Según el funcionario, la Argentina, “entre este año y el próximo, está haciendo un ajuste fiscal de casi tres puntos del PBI. El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos va a caer de 5 a 1,5 puntos del PBI, es decir un ajuste externo de casi 3,5 puntos”. “El tipo de cambio (medido como el valor en dólares del peso argentino) mostró un ajuste (descendente) de casi 40 puntos porcentuales”, dijo el ministro, y enfatizó que “en la Argentina nunca de hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno”. El titular del Palacio de Hacienda disertó ayer en el acto por el 50º aniversario de la creación de la Comisión Nacional de Valores (CNV).
En ese marco, indicó también que “para converger a la meta fiscal que necesitamos, no nos alcanzaba con el gasto. Todo el ajuste que hemos hecho hasta 2018 fue del lado del gasto, pero el ajuste fiscal del año próximo se hace mitad y mitad, entre baja de gasto y suba de impuestos”. Dujovne recordó que se entró al período de volatilidades financieras en mayo con determinadas reglas de juego y se está saliendo de la misma manera. “Más allá de haber recurrido a impuestos transitorios, es muy importante que no recurrimos a controles de capitales, cepos, confiscaciones ni represión financiera”. “Esto nos fortalece y muestra que Argentina es capaz de afrontar una situación difícil sin apelar a soluciones mágicas como hizo en el pasado y además han fracasado. Esto se va a plasmar en una recuperación de la actividad que la veremos el año que viene”, agregó el titular del Palacio de Hacienda.
Lo que no deja lugar a dudas es quién pagará los costos de esta política. Durante su exposición, el funcionario dijo que el año próximo el gasto público bajará 10 por ciento “en términos reales”, luego de reducirse en igual medida este año. En cuanto a los recursos fiscales, Dujovne indicó que existe una presión tributaria elevada con impuestos distorsivos que dificultan la producción, aunque agregó que el Gobierno debió aprobar subas de impuestos porque su prioridad es la “estabilidad macroeconómica”. “Nuestro compromiso con la baja de impuestos es total, pero con la estabilidad macroeconómica lo es más”, se justificó.
Luego, reconoció que la suba de impuestos para 2019 fue para “evitar una crisis financiera” y que el presupuesto para el año que viene proyecta lograr un equilibrio fiscal. “Estamos convencidos de que estamos ordenando la Argentina desde el punto de vista monetario y financiero”, agregó Dujovne. El ministro afirmó además que “la inflación de octubre todavía es alta, producto del arrastre del mes de septiembre”, pero que “en noviembre empezamos a ver una fuerte desaceleración”.
Dujovne no se privó de ofrecer una lectura política del violento ajuste estructural que está llevando adelante de la mano del FMI. De acuerdo a su punto de vista (y se interpreta que es el de todo el gobierno), Argentina desde el año 2012 estaba estancada y a partir de que asumió el presidente Macri se comenzaron a corregir los desequilibrios macro. Admitió, sin embargo, que alcanzar ese objetivo “es un proceso muy largo”. “Nosotros sentimos que no tenemos espacio para hacer otra cosa. Tenemos que hacer lo que hay que hacer”, fue su filosófica síntesis.
Como si no le alcanzara con sus pronósticos económicos, Dujovne también se aventura a los resultados de la convocatoria a las urnas del año próximo. “Les digo a los inversores que se queden tranquilos. Cambiemos va a ganar las elecciones”, conclusión a la que arribó a partir de la sentencia de autor desconocido “las sociedades no vuelven al pasado”. Y por si todos no llegan a ver todavía los logros, los puso en perspectiva: “Cuando terminemos el siguiente mandato, en 2023, van a estar a la vista los buenos resultados y finalmente vamos a ver tasas de crecimiento mucho más elevadas y la discusión va a ser muy distinta. Allí va a ser antipopular proponer cambios radicales a los que venimos haciendo”, concluyó.