- Ausencia. La sesión comenzó unos 40 minutos más tarde de la hora prevista, las 14, pero el sillón de la presidencia de la Cámara lo ocupó el presidente previsional del Senado, Federico Pinedo. Una vez que consiguió el quórum, el senador justificó rápidamente la ausencia de la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien se encuentra en Guatemala en representación de la Argentina en la XXVI Cumbre Iberoamericana que se realiza en la capital del país centroamericano. La ausencia de Michetti no representó un problema. En todo caso, el oficialismo evitó los errores habituales que comete la vicepresidenta, quien no recuerda con exactitud el reglamento de la Cámara alta a pesar de estar al frente desde hace tres años.
- Voto negativo. Entre los temas previos al tratamiento del Presupuesto estaba la autorización de las salidas del país del presidente Mauricio Macri que tiene en agenda. Por lo general este es un proyecto que se respalda por unanimidad. Sin embargo, en esta oportunidad hubo una sorpresa cuando el tablero del Senado registró dos votos negativos. La tecla roja la habían activado los senadores Carlos Menem y el jujeño peronista Guillermo Snopek. Poco después trascendió que el rechazo del riojano fue producto de un error. Sobre el voto del jujeño no hubo justificación.
- La revolución. Miguel Angel Pichetto logró frenar las renuncias en el interbloque Argentina Federal, pero las diferencias persisten y se notó en la primera intervención del peronista José Mayans, quien a poco de comenzar la sesión pidió una cuestión de privilegio. El formoseño insistió en la injerencia del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en los bloques de la oposición. Aseguró, una vez más, que el funcionario les dio “instrucciones” a los presidentes de los bloques, incluido al que él pertenece y que conduce Pichetto. Ante la primera crítica, el propio Pichetto había dicho que los que lo cuestionaban parecían bajados de la Sierra Maestra cubana en pos de una revolución. El formoseño Mayans no se olvidó de eso y, sin nombrarlo, le respondió: “La revolución que pregonamos no es comunista ni anarquista, sino justicialista. Es pacífica”, dijo para luego insistir con su reclamo por la anulación del Fondo Sojero: “Faltamos a nuestra palabra, no tenemos palabra, tendríamos que haber tratado el Fondo Sojero”.
- Número. El número de senadores que se necesita que estén sentados a la hora de inicio de la sesión es de 37. El oficialismo consiguió 39 presencias, entre las que hubo una sorpresa cuando se sentó en su curul, con mucha dificultad, el ex presidente Carlos Menem. Por el kirchnerismo estuvo la rionegrina Silvina García Larraburu. Sin embargo, entre las ausencias, las más notorias fueron las de dos oficialistas: los radicales santacruceños Eduardo Costa y María Belén Tapia, molestos por la falta de obras de infraestructura previstas para Santa Cruz. El enojo de Costa fue tal que la sesión comenzó, los discursos se desarrollaban y él continuaba en su despacho. Si bien los números para la votación están asegurados, esta ausencia no deja de ser una preocupación para las mujeres y los hombres que integran el interbloque del oficialismo. Todos confiaban en la capacidad del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de convencerlo y lograr que bajara al recinto, aunque más no fuera a la hora de votar en general el proyecto.
- Sindicalistas. Un sector de los senadores de la oposición recibió a un grupo de dirigentes que integran el Frente Sindical para el Modelo Nacional que querían expresar su rechazo al proyecto de presupuesto que se debatía en la Cámara alta. Al encuentro llegaron los legisladores Fernando “Pino” Solanas, Magdalena Odarda, la puntana María Eugenia Catalfamo, la casi totalidad de los integrantes del bloque del FpV-PJ y los miembros del interbloque Argentina Federal, Mario Pais, José Ojeda, Norma Durango y José Mayans. Todos coincidían en rechazar el proyecto que envió el Ejecutivo. Por el lado sindical estuvieron Pablo Moyano, Sergio Palazzo y Omar Plaini, entre otros. La coincidencia entre gremialistas y senadores fue total, aunque los referentes del Frente Sindical se quedaron con las ganas de poder conversar con el peronista Miguel Ángel Pichetto, a quien habían invitado pero el rionegrino nunca les respondió los llamados. Cuando la reunión finalizó, Pablo Moyano no se anduvo con vueltas con la actitud del senador: “Es un traidor”, afirmó el dirigente camionero.