Ro Ferrer dibuja desde que pudo sostener un lápiz por primera vez. Hoy se define como ilustradora feminista, nombre que vino después de un proceso personal doloroso y profundo a partir del cual todos esos ruidos que sentía en el cuerpo -pero no reconocía como violencias- fueron nombrados. “Supongo que a la mayoría nos sucede algo parecido, cuando nos cae una ficha, inevitablemente viene la seguidilla y feminacemos” dice. 

Hace pocas semanas publicó junto a Editorial Chirimbote #Será Ley, un libro que ella califica como “colectivo” aunque dibujos y textos sean de su autoría. Cuenta que la idea surgió como consecuencia de prestar atención y profundizar en la información de lo que generaron los años de lucha de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de conversaciones, y de las audiencias informativas que se dieron en el Congreso en el marco de la discusión del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Y agrega: “De hecho hay una frase de Diana Maffia en el libro y aunque no salió impreso su nombre es fundamental: plantea por qué siempre se exige ‘el cuidado’ a las mujeres. Y sí, el cuidado para evitar embarazos no deseados, el de la casa, lxs hijxs, el macho que espera sentado a que lo atiendan, los familiares grandes… Nos cubrimos entre nosotras para que alguna pueda ir más allá o se ‘contrata’ a una mujer para que ‘ayude’ en la casa, reforzando la feminización de la pobreza y la precarización laboral”.

El libro recorre distintos conceptos fundamentales a través de textos claros y contundentes, a los que se suman hashtags, casos -como el de Belén y el de Ana María Acevedo-, el fallo FAL, frases, supuestos falsos, preguntas, la ESI... En palabras de su autora “es el reflejo de quienes le ponen el cuerpo a esta lucha”. “Aún no conquistamos el derecho a decidir cómo proyectarnos durante nuestra vida fértil, temiendo en cada relación sexual un embarazo no deseado y con el mandato de la maternidad obligatoria respirándonos en la nuca”.

“Luchar con la compañera le gusta a usted”, escribe junto a las ilustraciones de Nina Brugo, Martha Rosenberg, Nelly Minyersky, Celeste Mac Dougall y el resto de las compañeras de la Campaña. Porque si hay nuevas miradas y sentidos que Ro Ferrer descubrió a partir de este trabajo, son las feministas. Cuenta: “La nueva mirada me la dio el feminismo y el trabajo de ilustradora/comunicadora se transformó en mi herramienta de lucha. Es el posicionamiento político feminista el que me permite comenzar a desarmar todo lo aprendido, entender que es un proceso continuo y diferente para cada persona. Que no debe ser una lucha entre las distintas opresiones sino en contra de un enemigo común que es el sistema económico, social, político y cultural que se da por la unión del patriarcado, el capitalismo y ciertas religiones”. 

El libro articula dibujos y textos que transforman la dinámica de lectura en inseparables unos de otros. “Son parte de lo mismo, de mí”, subraya la autora. “Si en un comienzo el dibujo era todo, en esta necesidad de comunicar y nombrar, el texto fue copando el espacio creativo. Escribo mucho. Supongo que la palabra también llega con el empoderamiento. Por otro lado, dibujar es algo muy íntimo y queda expuesto, elijo hacerlo porque ya excede lo individual. Lo que expreso es lo que pienso y siento; a veces sale la furia, el dolor ante tanta violencia, otras aparece la ternura y esa niña que aún soy; y por eso no me gustaría dibujar y que el texto fuera de alguien más cuando tengo tanto para contar. Prestar mi voz y mi lápiz para hacer visibles esas situaciones de vida. Cuestiono mis propios privilegios y también las opresiones que me afectan. Es fundamental saber que nunca es suficiente, que esto es dinámico, un aprendizaje continuo y que no tiene por qué ser en soledad”. #SeráLey incorpora a Rolando y Amalia, señor y señora antiderechos. “Él es el machirulo promedio” -señala Ro. “Necesitaba ese contrapunto para ir desarmando el paradigma patriarcal. Empezó en un momento en que había armado un Machiclub, en el que estaban Baby Etchecopar y Chiche Gelblung que opinaban barbaridades sobre el femicidio de Micaela García; y también estaba Gustavo Cordera. Entonces Rolando entraba en ese centro de rehabilitación machuna. Amalia es literal y en respuesta directa a Granata cuando salió en defensa del aborto clandestino y el femicidio estatal. También representa a la mujer alienada por ciertas religiones y por el machismo recalcitrante que les impide ver que son funcionales al sistema patriarcal y que apenas se corran un poquito, van a ser moralizadas, criminalizadas y silenciadas como suelen hacer estos sectores hace siglos”. Este es un libro que se abre al conocimiento y por eso libera, empodera y cuestiona todo lo construido culturalmente.