La expectativa era muy grande: por primera vez se celebró en el histórico Festival Internacional de Mar del Plata un Foro dedicado a abordar el cine con perspectiva de género. Y por suerte, el espacio valió la pena y la discusión estuvo a la altura de las circunstancias. Durante dos jornadas, y moderadas por la Lic. Analía Barrionuevo (del Programa de Género de la Universidad de Córdoba), representantes de la industria audiovisual nacional pero también internacional tomaron la palabra para referirse a las diversas y amplificadas situaciones de desigualdad del sector ante una sala llena. Y si bien las intervenciones podrían dividirse entre aquellas que se ciñeron más al relato autorreferencial (Marina Glezer, Calu Rivero, Noemí Frenkel) y las que prefirieron hacer un análisis más político, con un llamamiento a la acción (Esther Díaz, Camila Fanego, Julieta Bilik, Silvana Di Francesco), lo cierto es que todas sirvieron para darle visibilidad a una brecha muy grande –que viene de lejos– entre géneros en el cine, tanto en los puestos jerárquicos de producción y realización como entre los roles técnicos.
Camila Fanego, del Colectivo de Técnicas, aportó números: en 2017, de las 55 películas argentinas en cartel, solo 18 fueron encabezadas por mujeres. Además, denunció que en general las mujeres tienen dificultades para acceder a puestos que impliquen toma de decisiones, y son relegadas a tareas de preproducción (o maquillaje, o vestuario) por las cuales, ante mayor trabajo, reciben menos salario, y que no cuentan con ninguna cobertura ni beneficio al maternar. El sindicato que regula la actividad (el SICA) ni tiene todavía incorporada una perspectiva de género ni espacios de discusión colectivos, por lo que es fundamental que lxs productorxs, al negociar los salarios de hombres y mujeres ante ellos, tomen conciencia de las necesidades y tomen partido por las trabajadoras. Silvana Di Francesco, del colectivo de Mujeres Audiovisuales autoconvocadas, se refirió a la necesidad de generar vínculos laborales y artísticos de forma federal y equitativa, para lo que están trabajando en una plataforma de intercambio que funcione como red social. Además, exigió que se articule esta perspectiva feminista de trabajo audiovisual desde los espacios de las escuelas de cine. La guionista Marcela Marcolini arrojó datos históricos sobre la presencia de directoras en Competencia en el Festival (85% vs 15%, de 2008 a 2017) y propuso para 2019 un Encuentro Federal de Mujeres Audiovisuales, idea que fue recibida con aplausos, en una sala en la que había casi tantas personas como pañuelos verdes.
Júlia Katherine, actriz trans brasilera, se refirió de manera contundente al peligro de las minorías en Brasil y a la poca cantidad de espacios de construcción colectiva para las personas trans. Por su parte, la directora franco-armenia Valérie Massadian narró de forma descarnada sus enfrentamientos con el machismo ante la necesidad de conseguir productores para sus películas. La solución que encontró después de que varios quisieran abusar de ella (laboral y sexualmente) fue fundar una productora feminista. Ella fue quien primero dijo en el Foro que, a esta altura del siglo XXI, debemos aceptar que género, raza y clase social son inseparables. Muy bien recibida fue también la intervención de la filósofa Esther Díaz, una de las pocas que mencionó películas y analizó qué tipo de subjetividades femeninas se construían en ellas.
La conquista simbólica sobre el cierre del Foro fue la firma de la “Carta por la paridad y la inclusión de las mujeres en el cine” por parte de Cecilia Barrionuevo (primera directora mujer del Festival). Este documento, ya firmado también en Cannes y San Sebastián, se compromete a dar a conocer estadísticas desagregadas por género para alcanzar hacia el 2020 un 50/50 de presencia de participantes mujeres y hombres en el Festival.