Monique Wittig en su Borrador de un diccionario para las amantes define “reunión” y no “asamblea” y lo hace de la siguiente manera: “concebida por las amantes como una actividad de desplazamiento (...) al desplazarse encuentran con frecuencia otros grupos dispuestos para reunirse con otras amantes y crear una nueva asamblea”.
Hace poco menos de dos semanas se realizó la primera asamblea de deportistas, una reunión de desplazamiento de sentido y lenguaje en el ámbito del deporte –si se quiere– feminista. ¿Qué es un deporte feminista? ¿Qué quiere decir politizar el deporte? Fueron algunos de los disparadores para esta primera experiencia que reunió a deportistas e interesadxs en el deporte de diversas disciplinas con el fin de poner en común estrategias para dar pelea a la abrumadora cantidad –que en el horizonte se ve infinita– de pilares que sostienen la organización patriarcal del deporte.
La asamblea de deportistas sucedió entre tanto aparecían en escena dos eventos deportivos de peso específico: la Copa Libertadores, donde el fútbol machirulo se da una panzada porque le toca a River y a Boca disputar la final y en donde el Presidente Mauricio Macri y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aplican políticas de estado para que se pueda jugar con hinchada visitante, un tema prioritario en un país que es devorado por la precarización de las vidas.
El otro evento, más marginal, es la clasificación de las pibas de la selección que le ganaron a Panamá y clasificaron para el Mundial de Francia el año que viene. Ellas sufren en carne propia la organización misógina de la AFA que parece dispuesta a todo para dejar afuera de la cancha a las mujeres que juegan al fútbol. Mientras que por un lado se quiere garantizar el clásico histórico desde políticas de estado, por el otro, el partido de Argentina y Panamá tuvo cambio de cancha a días del partido de ida, información confusa y faltante de entradas. Pero la hinchada feminista organizada construyó una red para que nadie quedara afuera. También se envió una nota a la AFA firmada por organizaciones políticas y por equipos de fútbol amateur, no hubo respuesta, pero subió la temperatura de la organización y eso se vio reflejado el día del partido de ida en la cancha de Arsenal: las gradas llenas de pañuelos verdes, de cánticos a favor del aborto y de un fútbol que en su versión feminista dobla la apuesta de tomar las canchas y politizar el deporte.
La asamblea de deportistas estuvo salpicada por estas dos versiones del fútbol, allí se empezaron a esbozar los borradores para algo distinto: politizar el deporte puede vincularse al sentido de la competición que está inculcado desde la niñez. Respecto a esto Catalina –que no hace mucho que juega al fútbol– tiró alguna línea para el apunte: “hacer un trabajo radical de la deconstrucción de la competencia en el deporte porque jugar un partido siempre es unes contra otres, el deporte viene con la competencia”. Luca agrega “El deporte que es un lugar de encuentro con el propio cuerpo, hoy en día resulta ser un lugar de segregación enorme”. Luca coordina un espacio que en principio había sido pensando para entrenamiento de personas trans pero de a poco comenzaron a acercarse personas gordas y neurodiversas, padres y madres preocupadxs porque sus hijes no son hábiles en el deporte y no quieren que vuelvan llorando.
La competencia aparece varias veces como uno de los puntos sensibles y sobre lo que pareciera hay que empezar a tirar del hilo para la gesta deconstructiva. Guille tira un centro: “Nosotras jugamos todas y nuestra entrenadora también hace que juguemos todas, hay algunas que tienen más experiencia y otras que recién empiezan, la que tiene más experiencia acompaña a la que tiene menos, esto es diferenciarse del fútbol hegemónico”.
La ronda asamblearia va tomando ritmo, el deporte es una forma de organización que garantiza la frecuencia del encuentro con otrxs: buscar cancha, entrenar, jugar, ir en micro a un partido,etc. Este hacer deportivo no ocurre en una frontera lejana, es acá nomás. Si el mundo tiene una organización patriarcal, el deporte también, si la revolución feminista ha venido a cambiarlo todo, las prácticas deportivas tienen que surfear la ola.
Carillas y carillas de borrador que hablan de un reset, la importancia de nuevos modos posibles, monstruosos, que vayan a contrapelo de entrenadores y dirigentes que insisten en “formar” jugadores. Para eso es necesario poder desmarcarnos de la certeza de que es un frente que puede abordarse desde un solo lugar, ahí en la madriguera asamblearia se pudo esbozar la noción de políticas escurridizas o filtradas que consisten en tener una visión transversal del deporte e ir hacia tácticas que puedan desacomodar su organización patriarcal pero que no vayan solo en una única dirección. Si volvemos a pensar la competencia, ganar o perder puede que no sea el problema si no qué y cómo se gana y qué y cómo se pierde.
Desplazarse para ir, reunirse con otres y armar una asamblea ensayaba Wittig en su borrador, algo de eso tuvo esta primera asamblea de deportistas, corrernos de nuestra disciplina particular, nuestro deporte de los amores, para levantar la cabeza y ver a otres, que también están ahí, corriendo canchas, abriendo vestuarios, pensando como no contar los goles y sí festejarlos.