La Fiscalía de Arabia Saudita anunció ayer que hay once acusados por la muerte del periodista Jamal Khashoggi y pidió para cinco de ellos la pena de muerte. El fiscal general saudita, Saud al Moyeb, indicó que el periodista crítico con Riad murió el pasado 2 de octubre por una sobredosis de un somnífero y su cuerpo fue trozado y entregado, según dijo, a un colaborador turco a las afueras del consulado. Sin embargo, exoneró de responsabilidades al príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman. Estados Unidos, por su parte, sancionó a 17 ciudadanos de ese país que estuvieron involucrados en el crimen.
Al Moyeb relató que todo comenzó cuando un miembro del Consejo Real, Saud al Qahtany, acusó a Khashoggi de tener supuestas relaciones con organizaciones extranjeras enemigas del reino. A causa de dicha información, el subdirector de los servicios secretos del reino, Ahmad Asiry, ordenó ir a buscar al periodista a Estambul y llevarlo al país, si fuera necesario, por al fuerza, aunque, dijo, su intención no era que lo mataran. Ambos, Al Qahtany y Asiry, fueron destituidos de sus cargos tras estallar el escándalo del caso.
La orden del asesinato, según el fiscal, partió del jefe de la delegación de agentes que viajó a Estambul, cuyo nombre no citó. Ante las preguntas de los periodistas, el portavoz de Al Moyeb indicó que Mohamed bin Salmán, hombre fuerte del reino, desconocía la operación y sólo se enteró del asesinato de Khashoggi después de la comisión del crimen. Sobre 21 sospechosos, el fiscal ha inculpado hasta ahora a 11 que comparecerán ante la justicia y pidió pena de muerte para cinco.
Sin embargo, el relato de Al Moyeb contradice las alegaciones de Turquía, que sostiene que la orden de matar al periodista había venido de los más altos niveles del Ejecutivo saudita. Ayer, el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, afirmó que las declaraciones expresadas por el fiscal eran insuficientes. “Hay varias declaraciones que no me parecen satisfactorias. Se dice que todo ocurrió cuando esta persona se resistió a que lo llevaran de vuelta a su país, pero era algo planificado. Si no, no se entiende que descuartizaran el cuerpo. Llevaron de antemano los instrumentos necesarios para matarlo y descuartizarlo”, subrayó el jefe de la diplomacia turca. “¿Dónde está el cuerpo de Khashoggi? Hay que hacer que salga a la luz el instigador, el que dio las instrucciones; no se puede cerrar el proceso así. Seguiremos el asunto”, agregó Çavusoglu.
Aunque al principio Turquía había propuesto que el caso Khashoggi se juzgara en Estambul, ayer el canciller propuso una investigación internacional. “Al principio dijimos que estábamos formando un grupo de trabajo con Arabia Saudita y que no teníamos planes de llevar el caso a un tribunal internacional. Pero en la fase actual creemos que una investigación internacional es necesaria”, dijo el canciller en el Parlamento. “Hemos mostrado las pruebas a todo el que quisiera verlas. Estas pruebas, recogidas por nuestras fuerzas de seguridad, forenses, servicios secretos y el Ministerio de Interior, deben mostrarse a la comunidad internacional”, aseguró.
Ya en los últimos días el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, había aumentado la presión sobre Riad cuando el sábado aseguró haber compartido grabaciones sobre la muerte de Khashoggi con Arabia Saudita, Estados Unidos, Francia y otros países. Además, el propio mandatario había sostenido en un artículo de prensa que la orden de asesinar al periodista había salido emanó de los más altos niveles del gobierno.
Más tarde, en Riad, el ministro de Exteriores saudí, Adel al Yubeir, rechazó la internacionalización del asesinato de Khashoggi, que calificó como crimen y gran error, y rechazó que se use el término “sanciones” contra su país porque Arabia Saudita - subrayó - hizo una investigación como cualquier país normal. “El reino saudita ha dado pasos para afrontar este asunto como hace cualquier país normal. Hemos hecho una investigación, hemos encarcelado a los responsables y están rindiendo cuentas, y hemos revisado las medidas para que esto no se vuelva a producir y esto es lo que hacen los países, sean Estados Unidos, el Reino Unido o Arabia Saudita”, dijo.
También consideró equivocado responsabilizar al país por la actuación de unos individuos.”Arabia Saudita es responsable de la forma en que maneja las cosas y cualquier persona prudente y sensata sabe que los errores ocurren y a veces la gente abusa de su autoridad, lo más importante es hacer que rindan cuentas y asegurarse de que el asunto no se vuelva a repetir y esto es lo que hacemos”, señaló. Durante su intervención, Al Yubeir ligó las acusaciones contra Riad por el crimen de Khashoggi con la supuesta intención de entorpecer su lucha antiterrorista, en alusión a Irán, y parar su programa de reformas.
Tras conocerse las declaraciones de las autoridades del país petrolero, Estados Unidos sancionó a 17 sauditas relacionados con la muerte del periodista. El Departamento del Tesoro estadounidense aseguró en un comunicado que todos los sancionados formaron parte de los planes y la ejecución de la operación que terminó con el asesinato de Khashoggi. Entre los castigados se encuentra el cónsul general de Arabia Saudita en Estambul, Mohamed Alotaibi, que presuntamente jugó también un rol en la muerte del periodista, y Saud al Qahtani, uno de los principales asesores del príncipe heredero. Las sanciones impuestas ayer por la Casa Blanca contemplan el bloqueo de cualquier activo que tengan esas personas en suelo estadounidense y la prohibición de las transacciones con empresas o personas en ese país. Khashoggi, exiliado desde 2017 en Estados Unidos, colaboraba, entre otros medios con el diario The Washington Post.
La familia del periodista, aún sin saber dónde está su cuerpo, despedirá a Khashoggi durante varios días a partir del viernes en la ciudad de Yeda, en el oeste de Arabia Saudita, informó ayer su hijo, Salah Khashoggi, informó en su cuenta de la red social Twitter.