En su intervención, el jefe de la Armada, almirante José Luis Villán, puso el énfasis en “la vocación” que llevó a los 44 tripulantes del ARA San Juan a ser submarinistas. Dio a entender que habían asumido una carrera con muchos riesgos “y sin visibilidad social” de manera que “su desaparición nos tiene que llevar a reflexionar sobre nuestras propias actitudes” frente a lo sucedido. Llamó a pensar sobre “cómo reaccionarían ellos frente a estas mismas circunstancias si estuvieran en nuestro lugar”. Dijo que “no es lo que se piensa y se opina desde lugares alejados del mar y de sus riesgos”.
Aseguró que “la respuesta la tenemos en ellos, en su ejemplo, muchas veces anónimo” y habló de “certezas” que hay que tomar en cuenta, como ser que “ellos no trabajan para la Argentina, son Argentina” y del mismo modo “no trabajan para la Armada, son la Armada” y cuando de ellos se habla “se habla de nuestra Armada”. Sostuvo que “como profesionales del mar, no son temerarios ni inconscientes” porque “se entrenaron para disputarle a ese mar el derecho de navegarlo y para custodiarlo para la Nación y sus intereses”. Subrayó que cuando se analiza la tragedia, sin tomar en cuenta esa “vocación”, se hacen interpretaciones “contradictorias y hasta antojadizas”. Recalcó que “la respuesta llegará a través de la Justicia, de la verdad y no de lo que se pueda decir” sobre lo ocurrido, en obvia referencia a las críticas recibidas por las autoridades de la fuerza por el deficiente mantenimiento del navío y los motivos todavía oscuros de la misión que cumplían.