¿Cómo les va, queridos deudólares? ¿Cómo están, apreciadas y endeudadas compañeras de ruta? ¿Cómo dicen que están, pequeñas y pequeñas, únicos privilegiados según una de las veinte verdades del gobierno anterior?

Ojo que esta verdad no está más vigente. No sé si sabrán que diecinueve de las veinte pasaron a ser subsecretarías, y la que quedó vigente después de un  ajuste es “La única verdad es del trabajo a casa”. Es una contracción de dos que ya existían, y a la vez una puesta en palabras de la tremenda desocupación que rige en todo el territorio nacional y aledaños (más “daños” que “ale”, hemos de aclarar).

La temperatura  actual es extraña: digamos que está todo muy caldeado, caliente, y a la vez en algunos sectores se percibe una frialdad digna de mejores o peores causas. El Sumo Maurífice y su peor equipo de los últimos 50 mil palos verdes (ya no medimos más el tiempo en años, sino en miles de palos verdes de deuda), se han pertrechado adecuadamente, y como ya sabemos, es gente que en cada reclamo ve un derecho… a reprimir, a subir las tarifas, a posverdear, y otras cosas más que a la gente en general no nos gusta, pero a ellos parece elevarlos al goce infinito.

En verdad no sé  si “les gusta que nos vaya mal” o “no les importa que nos vaya mal”. Tampoco sé cuál de las dos opciones es peor.

Lo que sí podemos asegurar sin temor a equivocarnos, es que este gobierno intenta cumplir con todas sus fuerzas esa promesa que hizo respecto de que los trabajadores no íbamos a pagar Ganancias. Reconozco, eso sí que el camino que eligieron es algo, digamos,  complejo, laberíntico, estrafalario: lo que están haciendo en el Porsupuesto 2019 es elevar las obligaciones fiscales de los trabajadores.

Uno pensaría a priori que van a contramano de su promesa electoral. Si así fuese, no sería un acto de contradicción sino de coherencia, ya que lo mismo están haciendo con sus otras promesas electorales, como que los maestros iban a ganar 40000 pesos (por mes, no por año), que nadie iba a perder sus derechos, y que iba a haber “pobreza cero”.

En segunda instancia podríamos pensar que, como nada de eso ocurrió,  salvo que este gobierno haya hecho promesas para que las cumpla otro (no hay que descartar nada en este siglo XXI),  se trataría, visto racionalmente, de falsedades ocultables bajo un manto de “se robaron todo” o entonando a viva voz un nuevo Himno Nacional, compuesto esta vez por Vicente López y Báez.

Pero tampoco. Se trata de otra cosa.

Alguna vez mencioné a la rama Groucho de este gabinete. Son los que jamás depositarían su dinero en un país que los tuviera a ellos como gobierno. Pues bien, ellos están cada vez más activos,  Y si siguen así, más temprano que tarde van a  conseguir que ningún trabajador pague Ganancias, porque no vamos a tener ganancia alguna que pueda ser gravada. Ahí podrían mostrarle al mundo el logro obtenido, mientras, diría Evita, “la bandera flamea sobre sus ruinas”

No descarten que en ese momento aciago a nuestro Ministro de Evasienda se le ocurra instituir el “impuesto a las pérdidas”.

Por supuesto que todo será con gradualismo, que es el eufemismo con el que en estos tiempos se llama al gorilismo:

  • Empezaron por reducir al Ministerio de Trabajo a Subsecretaría.
  • Luego a ésta la redujeron a “la nada misma”.
  • No contamos con un “Nadamismistro” o un “Nadacretario” de Trabajo, por lo que a partir de ahora los conflictos laborales dejarán de ser conflictos, o bien dejarán de ser laborales.
  • Quizás las paritarias, por ejemplo, sean arbitradas por el VAR, o por el FMI.
  • Quizás se decrete “la abolición de la abolición de la esclavitud”, y la “libertad de vientres” pase a ser el derecho que tiene cada uno/a de engordar o adelgazar según le parezca o le dé el presupuesto.
  • Pero de esto no hay que hablar, a ver si el pueblo se enoja y obliga a reprimirlo. Mejor buscar soluciones transitorias:
  • Declarar al territorio nacional en “Estado de Séptimo Día”, o sea ese que no se labura, ni se cobra, ni nada.
  • Establecer la “Resignación Universal por hijo”. En la cual cada argentino si tiene (o tuvo) padres, deberá ser mantenido por estos, aunque la biología los haya expulsado de la vida terrenal.
  • Colocar la antigua expresión “¿Trabajás? ¿Te cansás? ¿Qué ganás?” En todos los billetes, tengan el animal que tengan en su  cara visible, para desalentar a los laburantes. Si alguien cree que es una exageración, piensen que los USA tienen “In God we trust” y votaron a Trump.
  • Convocar a toda la población a esperar la nueva temporada de “Game of Thrones” sin hacer nada hasta que termine. El gobierno se haría cargo de  abastecernos de agua y chocoarroces, en tanto podamos pagarlos.
  • Que en el próximo discurso el Sumo Maurífice exclame “El que labura la liga, la ley lo obliga ¡listos ya! Mientras “la Patricia es el Otro” nos mira feo.
  • Ordenar, decretar y establecer... lo que sea

 

Y si nada de eso funciona, siempre pueden echarle la culpa al gobierno anterior. Bueno, siempre, no después del 10 de diciembre de 2019 el gobierno anterior van a ser ellos.

Es hora de que lo sepan.

La seguimos.

@humoristarudy