Todo queda en famiglia
Pasta, pizza, helados. A lo largo de la historia, los mejores sabores de Italia desembarcaron en Argentina, dando pie a una cocina propia, de espíritu italiano e interpretación local. De eso se trata Pasta Rossa, un fenómeno gastronómico del GBA.
“Vengo de una familia muy italiana, de esas que cocinaban mucho”, explica Marcos Degano, creador de Pasta Rossa. Marcos abrió en Adrogué hace 8 años; en 2014 logró el certificado de excelencia de Trip Advisor, un punto de inflexión para la casa. Hoy este ristorante tiene franquicias en Canning, Las Lomitas, Lanús, Monte Grande y, desde este mes, en el Palermo porteño. Más allá del crecimiento, hay algo que se mantiene intacto: la pasta se sigue amasando en exclusiva en Adrogué, su lugar de nacimiento, y desde allí se distribuye al resto de los locales. Pasta Rossa ofrece una cocina familiar, de porciones generosas que gustan a todos. Un buen comienzo es el antipasto ($529, para hasta cinco personas): jamón crudo italiano, mozzarella con oliva, mortadela, bondiola, aceitunas calabresas, berenjenas en escabeche y boconccinos, entre más quesos, fiambres y pickles. Otra opción, el crostini de polenta al funghi e formaggio ($229), medallones de polenta frita con una crema de hongos y queso azul; o la frittata si mare, con calamar, langostinos, mejillones, salmón rosado y cornalitos, todo empanado y frito, a $599.
Elegir un principal es difícil. La especialidad pasa por la pasta fatta a mano: spaghetti, lasagna, malfati, raviolón di spinaci o di ricotta e formaggio, gnocchi di patate, sorrentinos, agnolotti, entre otros ($220/$270). Los fusilli al fierrito Don Corleone, con oliva, ajo, aceitunas negras, alcaparras y pomodoro fresco compiten de cerca con los tortellini di zucca a los cuatro quesos, para dar apenas un par de ejemplos. Hay además pasta seca, risotti, alguna carne, pescado y pollo. De postre, il vero tiramisu a $179 le saca un par de vueltas a la creme brulee. Corta y clásica carta de vinos, y un ambiente (al menos, en la casona de Adrogué) que invita a una larga sobremesa, repleta de ese espíritu ítaloargentino.
Pasta Rossa queda en Pellerano 754 (Adrogué) y sucursales. Teléfonos y horarios de atención: www.pastarossa.com.ar
Alta sensibilidad
Apenas abrió, en 2014, La Alacena enamoró a vecinos y visitantes con sus almuerzos repletos de sándwiches en pan casero y tardes de rica pastelería, todo en un local chiquito y muy personal. Con el tiempo, la propuesta se fue italianizando, hasta convertirse en uno de esos restaurantes a los que hay que ir, para probar los platos de Julieta Oriolo, chef de bajo perfil y alta sensibilidad. Lo mejor: desde hace un par de meses, La Alacena abre también de miércoles a viernes por la noche, con la promesa de extender este horario al resto de la semana.
La carta es corta, con sabores bien distintos. Entre los antipasti, hay farinata (fainá con caponata, tapenade de olivas, mozzarella fior di latte y espinacas, a $230), también una clásica berenjena a la parmesana ($240). La estación se hace presente en los deliciosos espárragos sarteneados, con bagna cauda, pangriatatta, almendras tostadas y hierbas frescas ($240) mientras que las sardinas frescas curadas son pura delicadeza ($240).
La pasta casera (entre $340 y $365) se elabora con sémola de grano duro y huevos de campo, logrando textura firme. La versión de la casa de los fettuccini Alfredo lleva espinaca en la composición de la pasta y también en la salsa, junto a la crema, manteca y queso. Los garganelli (unos tubitos de pasta fresca) son maravillosos y salen con pesto de albahaca y ricota cremosa. Hay también unos ravioli de ricota de cabra, con arvejas, hierbabuena y pecorino; bien tradicionales son los gnocchi de sémola con salchicha de cerdo e hinojo con salsa pomodoro; y se suma un risotto blanco, con peras encurtidas, nueces, tomillo y el queso patagonzola que los hermanos Couly hacen en la Patagonia, entre más opciones. Para los que prefieran carnes, hay albóndigas con pomodoro y garbanzos, una porcheta de cerdo y un pescado blanco a la sartén. De postre, flan de huevos de campo ($150) y una imperdible panacotta afogato ($140).
La Alacena crece, acercándose a Italia y sumando bienvenidas cenas a su horario diurno. La Alacena queda en Gascón 1401. Teléfono: 4867-2549. Horario de atención: lunes y martes, de 8.30 a 20; miércoles a viernes, de 8.30 a 23; sábados y domingos, de 10 a 17.
El mundo del aperitivo
Con un mes de vida, Mito le da diversidad a la propuesta gastronómica porteña: un bar de cócteles de espíritu italiano, con mercado de productos, cafetería, sándwiches diurnos y un rico brunch para domingos tardíos. Acrónimo de Milano Torino, Mito define un cóctel clásico de Italia, que lleva partes iguales de Campari (nacido en Milano) y vermouth rosso (originario de Torino). Este bar, abierto por el bartender Maximiliano Salomón (ex Nicky Harrison) rinde homenaje a ese mundo del aperitivo. El local es alargado, con una larga barra con taburetes, mesas comunitarias, colores blancos y negros cruzados por maderas claras y una ventanal que da a un jardín con pileta privada. Así, logra un ambiente relajado, donde desayunar, almorzar o beber antes de la cena. Un buen horario para ir es a eso de las 7 de la tarde, y pedir un Sbagliato (donde la soda es reemplazada por espumante, $200) o, ya por fuera de Italia, un Penicilin (JW Black, JW Double Black, limón, miel y jengibre, $220). La carta ofrece cócteles clásicos, pero Maximiliano y su equipo saben crear nuevas combinaciones a pedido de cada cliente. Esto se completa con cerveza y selección de vinos. Para comer, todo el día, hay paninis y degustaciones de quesos, fiambres y conservas que llegan de Mendoza, Patagonia y Tandil, entre más orígenes de calidad. La degustación para dos (generosa) sale $750, y permite elegir doce ingredientes, desde mortadela con nueces a un asadito argentino, pasando por la spianatta, el queso reggiano de La Suerte, gorgonzola, cabra montañés, berenjenas en escabeche, alcauciles al natural, pimientos asados y más opciones. Todo acompañado del crujiente pan de masamadre de Salvaje Bakery. Domingos se suma un brunch con una propuesta especial, por ejemplo una tostada francesa (pan embebido en leche y huevo, frito en manteca) con jamón crudo italiano, rúcula y papas rotas, ideal para acompañar con un Bloody Mary ($230) y un café de filtro ($60).
Un lugar difícil de encasillar. Así es Mito, preciosa novedad del barrio de Palermo.
Mito Mercato queda en Soler 6036. Teléfono: 3978-5684. Horario de atención: martes a jueves de 11 a 24; viernes y sábados de 12 a 1; domingos (brunch) de 10 a 16.