PáginaI12 En Perú
Desde Lima
Se fugó de la Justicia. Otra vez, como hace 26 años. Y como entonces, se ha refugiado en una embajada para pedir asilo. El ex presidente Alan García, que gobernó el Perú dos veces, entre 1985 y 1990 y entre 2006 y 2011, ha pedido asilo en la embajada de Uruguay en Lima horas después que un juez ordenara su impedimento de salida del país en el marco de una investigación fiscal por los sobornos pagados durante su segundo gobierno por la constructora brasileña Odebrecht. García, que reside en Madrid, había llegado a Lima el jueves último para declarar ante la fiscalía. Fue sorprendido con nueva información que lo compromete y con el pedido fiscal para impedirle la salida del país. El sábado en la tarde, un juez aceptó el requerimiento de la fiscalía y esa noche el ex presidente ingresó a la residencia del embajador uruguayo en Lima, Carlos Barros, y pidió asilo. El abogado de García señaló que el ex presidente temía que en los próximos días se ordene su detención preventiva. Poco antes de asilarse, García había asegurado que no tenía problema en quedarse en el país para enfrentar las investigaciones. Pero, como tantas otras veces, un abismo separó a sus palabras de sus acciones.
La historia se repite. Pero a diferencia de lo que ocurría en 1992 cuando Colombia le dio refugio y García, acusado de corrupción, pudo salir del país hasta que prescribieron los cargos en su contra, esta vez hay un gobierno democrático y no uno golpista y autoritario, como entonces era el de Alberto Fujimori. Aunque García ya venía preparando el terreno para una fuga de este tipo, denunciando, sin base alguna, una persecución política en su contra, lo cierto es que en esta ocasión no hay excusa que justifique un asilo. Lo que hay es una investigación judicial con todas las garantías de un debido proceso que lo vuelve a comprometer seriamente con hechos de corrupción.
“No existe persecución política y todos deben allanarse a la Justicia”, escribió el presidente Martín Vizcarra en su cuenta de Twitter, minutos después de conocida la noticia del asilo pedido por García. Un claro mensaje al gobierno uruguayo, que todavía no decide si otorga o no el asilo. Ha trascendido que García habría hablado por teléfono con el presidente uruguayo Tabaré Vásquez. El gobierno uruguayo tendría serios problemas para justificar un asilo que lo pondría en la difícil situación de aparecer como protector de un ex presidente acusado de corrupción. Ayer, manifestantes se congregaron frente a la residencia del embajador uruguayo para exigirle a ese país que no otorgue el asilo. Después llegaron algunos simpatizantes de García y la policía debió separar a ambos grupos.
“Ahora sí se podrá investigar al ciudadano Alan García”, dijo el fiscal José Domingo Pérez, el mismo que pidió la detención preventiva de Keiko Fujimori, al sustentar su pedido de impedimento de salida del país para el ex presidente. Pero no contaba con la fuga de García, que es investigado por la fiscalía por el pago de sobornos para la adjudicación y sobrevaluación de la construcción de los tramos uno y dos del Metro de Lima por un consorcio encabezado por Odebrecht. Un alto funcionario de la constructora brasileña ha confesado que se pagaron 24 millones de dólares de sobornos por esa obra. Hasta ahora se ha identificado que ocho millones de esa coima fueron a manos del entonces viceministro de Transportes Jorge Cuba y otros funcionarios de menor rango. Sobre el hasta ahora desconocido destino de los otros 16 millones de esta coima todas las miradas apuntan a García, que tenía una muy cercana relación con Jorge Barata, el jefe de Odebrecht en el Perú en esos años y encargado de negociar y pagar los sobornos que repartía la empresa, y que durante su gestión dio una serie de decretos que favorecieron a Odebrecht para hacerse con obras como el Metro de Lima y para beneficiar a la empresa con modificaciones de contratos que le permitieron sobrevaluar costos. En el caso del Metro, se estima una sobrevaluación de unos 400 millones de dólares. Y no ha sido la única obra concedida a Odebrecht y sobrevaluada en la gestión de García.
Los fuertes rumores de que Cuba, bajo detención preventiva, habría decidido colaborar con las autoridades judiciales confesando todo lo que sabe de la coima por el Metro, un testimonio que puede comprometer seriamente a García, habría precipitado el pedido de asilo del ex presidente. Otro hecho que complica seriamente a García y lo tenía muy nervioso es la revelación hecha en estos días de documentos de Odebrecht que confirman que esta empresa le pagó cien mil dólares desde la oficina encargada de pagar los sobornos. Este pago fue por una conferencia dada por García en Sao Paulo y Odebrecht utilizó un testaferro para ocultar quién pagaba. Funcionarios de Odebrecht han señalado que pagar por conferencias era una práctica de la empresa para encubrir el pago de sobornos. Se trata de una cifra menor respecto al monto de los sobornos por los que la fiscalía investiga a García, pero es un dato clave que liga directamente al ex presidente con la oficina de Odebrecht encargada de pagar las coimas. La fiscalía también investiga la entrega oculta de 200 mil dólares por parte de Odebrecht a la campaña electoral de García de 2006.
“Pruébenlo, pues, imbéciles”, le había contestado hace unos días a la prensa un nervioso y alterado Alan García cuando le preguntaron por la investigación de la fiscalía por supuestos sobornos recibidos de Odebrecht y las nuevas evidencias en su contra. Su fuga suena a prueba.