La Universidad Nacional de Lanús (UNLA) inauguró un Tribunal Experimental Internacional en Mediación, un espacio académico novedoso, que trabajará en casos de conflictos internos a la universidad, pero también buscará ampliar el acceso a la Justicia en el conurbano bonaerense, con especial énfasis en la defensa de los derechos humanos. En sus primeros días de funcionamiento, ya recibió 94 consultas externas a la universidad, en su mayoría vinculadas con casos de violencia institucional.
El Tribunal trabajará en forma coordinada con tribunales semejantes en Italia, a través de un convenio con la Universidad La Sapienza de Roma y los ministerios de Educación argentino e italiano. Funcionará dentro del predio de la UNLA, en el edificio que lleva el nombre del abogado, historiador y militante Rodolfo Ortega Peña.
“Es una experiencia totalmente inédita en el país. Queremos visibilizar un montón de trampas del Poder Judicial que derivan en que el 80 por ciento de la ciudadanía no confíe en la Justicia”, dijo a PáginaI12 Guido Croxatto, abogado y flamante director del espacio.
Entre sus principales actividades, el Tribunal realizará mediaciones internas y externas a la universidad, articulará estrategias legales frente a demandas colectivas y brindará asesoramiento legal gratuito. Además, dará talleres de prevención de conflictos y ciclos de conferencias sobre derecho, género y criminología crítica. Los casos en los que no haya lugar a una mediación, serán derivados judicialmente a las defensorías que hay en el conurbano bonaerense, que cuentan con un convenio con la nueva institución.
“Partimos de un postulado muy básico: la gente no conoce sus derechos, ni cómo hacerlos valer. Por eso, una de las primeras acciones del Tribunal va a ser generar guías básicas para difundir esa información y dar talleres de divulgación, tanto dentro como fuera de la universidad. Vamos a trabajar especialmente para quienes no saben qué es la Justicia y usar el conocimiento como herramienta de empoderamiento social colectivo. Queremos empujar y golpear las puertas de las burocracias cerradas de la Justicia”, explicó Croxatto.
Entre las consultas de la comunidad universitaria que ya recibió el Tribunal, la violencia de género es la problemática que más se repite. “En general, todas las instituciones públicas, incluidas las universidades, tratan sus conflictos desde la óptica del derecho administrativo, que es muy autoritario. Se trata de sumarios internos que se resuelven verticalmente y de decisiones de los rectorados, que son casi inapelables. En este caso, la propia UNLA quiere empezar dando el ejemplo y, pese a que ya tiene sus trámites administrativos, quiere cambiar ese enfoque por uno nuevo, que incluya una mirada de derechos humanos”, destacó el director del Tribunal. “Queremos mediar con un equipo profesional interdisciplinario de abogados, sociólogos y una psicóloga. La idea es trabajar más horizontalmente, con herramientas de la mediación, en los casos que lo permitan”, agregó Croxatto.
Junto a la rectora de la UNLA, Ana Jaramillo, el ex juez de la Corte Suprema de Justicia y actual miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Eugenio Raúl Zaffaroni, fue uno de los impulsores del proyecto. “El Poder Judicial no reacciona, pero vivimos una emergencia social. Parte de nuestro trabajo es lograr despabilar a los jueces: lograr que reaccionen, que hagan activismo no conservador, sino de derechos, que se activen para resguardar derechos que hoy no son respetados”, aseguró Zaffaroni durante la presentación del nuevo espacio.
Desde esta perspectiva crítica, y en articulación con organismos de derechos humanos y organizaciones no gubernamentales, el Tribunal buscará abrir canales no tradicionales de acceso a la Justicia para los sectores sociales más vulnerados. “Quiere poner sobre la mesa los problemas que hoy la Justicia no resuelve, no aborda o no sabe cómo trabajar. Quiere intentar dar las respuestas que la Justicia formal ya no brinda, cambiando los paradigmas de abordaje y resolución de conflictos, trayendo una mirada más amplia, más horizontal y, sobre todo, más comprometida”, destaca el primer boletín de la institución.
“No es casual que este espacio funcione dentro de una universidad pública. El camino a una sociedad más justa implica la construcción abierta de conocimiento –afirmó Croxatto–. Confiamos en la educación, contra los discursos punitivistas, simplistas y antigarantistas que hoy proliferan en los medios de comunicación masivos, argentinos y regionales, que llaman a responder a la violencia con más violencia. La Justicia y las garantías se defienden desde el saber y el conocimiento no es prerrogativa de nadie, debe ser algo público y al servicio de la comunidad.”