La Matanza realiza la marcha una semana antes que CABA. Pero este año la organización de CABA corrió la fecha para el 17 de noviembre (estaba fijada originalmente para el 10), cuando en el Oeste ya había circulado la fecha sábado 3 de noviembre en flyers y publicaciones en las redes sociales. Así quedó. Y el tiempo les dio la mano: sol a pleno. Militancia matancera y visitantes de Capital y La Plata. La ampliación del abanico de siglas no fue un esquema trazado en el aire: fue parte de la construcción colectiva, a pedido de las identidades que fueron integrándose a las reuniones de organización.
La consigna principal fue “al fondo, al closet y al calabozo no volvemos nunca más”. Tras esa bandera y la de “Marcha Matancera” con las imágenes que recuerdan a las referentes territoriales Diana Sacayán y Lohana Berkins, se formó una columna que ocupó tres cuadras en el centro de San Justo y partió de Ruta 3 y Camino de Cintura y marchó por la calle comercial Arieta, Indart, Marcón, Villegas, pasó por la catedral, y dobló por Yrigoyen y Almafuerte para terminar frente al edificio municipal de La Matanza.
“La diferencia de nuestra marcha respecto de las demás es que se posiciona fuertemente abolicionista de la prostitución. La comisión organizadora de la Marcha del Orgullo de La Matanza sigue la línea territorial ‘la prostitución no es trabajo’, que era la posición de Diana Sacayán. La mayoría de las travestis que participamos en la organización somos sobrevivientes o aún están en prostitución”, dice Florencia Guimaraes, integrante del colectivo organizador.
Antes de la marcha hubo una Semana del Orgullo matancero que comenzó con jornadas y radio abierta en Virrey del Pino, González Catán, Isidro Casanova y Gregorio de Laferrere.
“Este año se sumaron compañeras muy jóvenes, de entre 20 y 25 años, con toda la furia. Y tuvimos la alegría y los colores de la murga tan característica de La Matanza. En la cabecera nos acompañó Leyla, de 56 años, que fue la mejor amiga de Lohana Berkins. Ella fue la primera persona que recibió a Lohana cuando llegó de Salta. Y vino vestida de murga, como le había pedido Lohana. Leyla es una súper sobreviviente. También nos acompañaron Lourdes, una niña trans de 6 años, Agostina, de 17, y tortitas, marikitas, personas no binarias, que hablan de nuestra identidad colectiva territorial disidente”, describe Florencia Guimaraes.
La marcha arranca al grito de “Mueva, mueva” y “Al calabozo no volvemos nunca más”. Estudiantes secundarixs lesbianas de las escuelas industriales matanceras agitaron una bandera con la leyenda “No nos conformamos con el pan y la rosa, también queremos torta”. Llevaban en sus muñecas el pañuelo negro con la consigna “La escuela técnica no se toca”. Son lxs más jóvenes de la marcha. En la otra punta, hay gays mayores de 40 recién salidos del clóset que se animan a acompañar la marcha por primera vez y a participar en el festival musical en la plaza de San Justo.