Norma y Cachita son dos líneas que se pierden en la arena mar ceniza de la playa de Barranquilla, el primer muelle construido por los invasores españoles en América. Una mujer joven de piel morena entona ese bolero que todes conocemos “sombras nada más, entre tu vida y mi vida/qué tibias fueron tus manos y tu voz”. Cachita toma el micrófono: “Yo no tengo tantas palabras como Norma. Vine aquí (a Colombia) hace 28 años, nadie me conocía. Siento que me aprecia la gente. Muchas gracias por todo y seguiremos viéndonos”. Son imágenes de una película que se desvanecen con los títulos y una última escena de Cachita tendiendo ropa en el patio de su casa en Parque Chas.
Cachita partió hace poco. El sábado Norma, con enorme esfuerzo, subió al escenario de la Marcha del Orgullo LGBTIQ en Plaza de Mayo y pidió “en nombre de Cachita, no abandonen la lucha”. Hubo un enorme silencio respetuoso.
Juntas es un documental que nos acerca a la intimidad de Norma y Cachita, pero no en Buenos Aires sino en Pivijay y Barranquilla. Laura Martínez Duque (colombiana) y Nadina Marquisio (argentina), lesbianas, son las directoras.
A Norma Castillo y Ramona “Cachita” Arévalo las conocemos como la primera pareja de lesbianas que logró casarse legalmente en Latinoamérica. Ambas tenían entonces 68 años. Sabemos de su militancia por la ley de matrimonio igualitario, de sus talleres en su centro cultural El Socavón y su lucha para que no las desalojaran, de sus cafés con buñuelos para las visitas, pero nos faltaban imágenes de su vida en Colombia, donde comenzaron su relación amorosa y pasaron sus días más felices.
Una locomotora diesel, el agua que salpica un paisaje de montaña, un acantilado. Un patio de tierra abandonado, helechos, un lampazo gris apoyado en una tranquera. Norma y Cachita se mojan los pies en la playa, arena brava color café con leche y agua de cristal.
“La arena era dorada, brillaba el sol. Frente a mi Toyota venía caminando Cachita Ramona, con un vestido rojo, el cabello negro hasta la espalda, suelto. Le quedaban muy lindos los gajos de cabello que le caían al costado de la cara”, recuerda Norma. Cachita juega en el patio con las lianas de unos arbustos que tapan el sol, una liana a cada lado del rostro, como aquellos gajos de cabello que enamoraron a Norma.
Llega la siesta sobre hamacas tejidas, de espaldas a la ladera. Norma destripa una crónica que publicaron sobre ellas en una revista colombiana. “Bueno, esto que dice es cierto: ‘un país agobiado por las dictaduras’. Sí, a la Argentina le decían long play, tenía 33 revoluciones por minuto’”. El documental trae fragmentos del debate sobre la ley de matrimonio igualitario en el Congreso de Colombia, perdido aquella vez (2013) por 51 votos a 17. “La sociedad me tapó a mí -subraya Norma-, tanto que no me dejó verme. Si yo me hubiera dado cuenta temprano, hubiera hecho lo que estoy haciendo ahora: luchar por lo que uno es realmente”.
“Antes nadie sabía nada -cuenta Cachita-. O se hacían los que no sabían. Y sí, me daba miedo. No por mí sino por ella”. Música tenue, gotas y un rojaijú en guaraní. Norma no escucha. Está tratando de recordar la canción que sonaba aquella vez.
Juntas se proyecta el martes 27 a las 23 en el cine Gaumont (Rivadavia 1635) en el Festival Internacional DOCA.