Cada sector de la actividad protesta a su modo. Los trabajadores de la danza lo hicieron bailando. Fue ayer, en las puertas del ahora ex Ministerio de Trabajo de la Nación, en la calle Alem, en defensa de sus derechos y libertades gremiales. Y es que hace casi tres años que la cartera que quedó acéfala con la ida de Jorge Triaca no le otorga a la Asociación Argentina de Trabajadores de la Danza (Aatda) –el único sindicato de la actividad– ni la simple inscripción ni la personería gremial, negándole su derecho constitucional a organizarse. Por eso, coincidiendo con el Día de la Soberanía Nacional, bailarines, coreógrafos y maestros de la danza protagonizaron una “jornada artística de lucha”, a la espera de ser recibidos en la ahora secretaría por alguna autoridad.
La Aatda nació en 2014 al calor de las masivas movilizaciones que hicieron los trabajadores de la danza en torno al proyecto de una Ley Nacional de Danza, presentada tres veces en el Congreso Nacional (la última este año) y cajoneada sistemáticamente desde entonces. En esas juntadas, en las que toda la comunidad se juntó por primera vez, se hizo manifiesta la necesidad de organizarse sindicalmente para luchar por reivindicaciones laborales, sobre todo en una actividad con altos índices de precarización, con poco registro formal, con un gran déficit en el esquema previsional y con importantes problemas salariales. Un tiempo después, ya entrado 2015, el colectivo reunió la cantidad mínima de afiliados que se necesitan para constituirse como sindicato (de hecho, superó ampliamente ese número) y presentó ante el Ministerio de Trabajo todos los papeles para conformar la organización sindical. Pero la cartera nunca registró ni siquiera la simple inscripción, paso previo al otorgamiento de la personería gremial, pese a que los trabajadores modificaron cada una de las cuestiones de forma que requirió el organismo.
“Por supuesto que funcionamos igual de hecho, al margen de lo formal, y que eso no nos va a detener. Pero la conformación de nuestra organización como sindicato es nuestro derecho constitucional y por eso venimos a exigirlo hasta acá”, contó a PáginaI12 Eugenia Schvartzman, que preside la Aatda y ayer coordinó la actividad de la que participaron elencos y compañías de danza contemporánea, ritmos urbanos, tango, ballet, danzas andinas, folklóricas y hip hop, entre otros ritmos. “Los papeles están todos en regla, nos pidieron cambios y los hicimos. Desde junio judicializamos el trámite y también se venció el plazo de la secretaría para contestarle algo la justicia. Queremos respuestas”, sentenció.
Con los bailarines y bailarinas que trabajan en relación de dependencia en los distintos ballets y cuerpos estables, Aatda supera ampliamente los 50 afiliados mínimos que le exige la legislación. Y es que sólo en el ámbito de la Capital Federal funcionan el Ballet Estable del Teatro Colón, la Compañía Nacional de Danza Contemporánea y el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, a los que se suman los ballets provinciales y otros importantes cuerpos, como los de La Plata, Córdoba, Mendoza, entre otros. El sindicato agrupa a esos trabajadores –cuyas paritarias son las de empleados estatales en general, sin respetar la especificidad de la actividad– y también a los independientes o informales, que conforman el 95 por ciento de la actividad. Ayer, unos y otros participaron de la jornada de ensayos, clases y funciones públicas, los primeros con adhesiones y mensajes y los segundos con presencia en calle, dando cuerpo a la actividad.
“Durante mucho tiempo no pudimos organizarnos pero acá estamos, poniéndole cuerpo a todos esos focos de organización que se generaron tras el debate por la ley. Necesitamos discutir cuestiones previsionales, salariales y formales. Necesitamos ser un sindicato ya”, expresó Schvartzman, bailarina, coreógrafa y gestora cultural, al tiempo que sus compañeros leían por micrófono adhesiones de varios sectores de la actividad.