El hallazgo del ARA San Juan volvió a plantear una serie de interrogantes, algunos de los cuales tienen respuesta y otros tendrán que ser abordados en el próximo período, porque hay posturas diferentes. Durante este año surgieron muchas teorías conspirativas de manera que habrá que abordar las enormes dudas que surgieron y siguen surgiendo. 

1 ¿Está clara la misión del ARA San Juan en su travesía a Ushuaia?

–Por el momento no surgió ningún elemento serio que cuestione la información oficial: el submarino participó de un ejercicio, que suele hacerse a finales de cada año, con una combinación de buques de la Marina. Los testigos indican que esos navíos estaban en Ushuaia al mismo tiempo que el ARA San Juan. No faltan quienes sostienen que el submarino realizaba alguna tarea de espionaje. Por ahora, no apareció evidencia de una misión semejante.

 

2 ¿Está claro que no hubo agresión exterior?

–Luis Tagliapietra, cuyo hijo está en el submarino, pudo visualizar gran parte de las imágenes tomadas por el Seabed ya que es uno de los tres familiares que Ocean Infinity llevó como testigos de su labor. Tagliapietra dijo en C5N que no se ve en el casco ningún rastro de que fuera impactado por un elemento externo. O sea descarta la existencia de torpedos, así como un golpe de algún pesquero ilegal. 

3 ¿Por qué no se encontró antes a la nave si habían pasado buques de búsqueda por el lugar?

–Según explican desde el Seabed, el San Juan estaba al final de una canaleta, un cañadón, y se confundía con una línea de rocas que constituía ese mismo cañadón. El contacto fue analizado en septiembre y se lo calificó como D, es decir probable, pero no de alta probabilidad. Los expertos de Ocean Infinity dicen que haciendo un relevamiento de las imágenes —trabajo que se hizo en Estados Unidos— percibieron una especie de hueco en el fondo, que podría ser producto del impacto de algo pesado. Eso los llevo a recalificar el contacto al final. Ni el Yantar ruso ni el Atlantis norteamericano, que rastrearon esa zona, tenían tecnología suficiente –dicen en el Seabed– para hacer la detección. 

4 ¿El San Juan se encontró antes y se ocultó el hallazgo? ¿El Gobierno ya sabía que se había encontrado?

–Tagliapietra afirma que no hubo ninguna maniobra, que vivió los hechos desde el propio barco y al instante. El padre del teniente de corbeta Alejandro Tagliapietra venía insistiendo en que debía hacerse una revisión general de todas las imágenes y que tal vez por ello era bueno dejar la búsqueda por dos meses, pensar y analizar, y luego volver. Según Tagliapietra, un análisis final los llevó a volver sobre ese cañadón por la visualización de lo que parecía un impacto sobre el fondo. Habrá que seguir viendo evidencia, pero no se entiende de qué hubiera servido ocultar el hallazgo y por qué era útil darlo a conocer recién el sábado. 

5 ¿Está claro por qué se produjo la tragedia?

–Hay cosas que están claras. Entró agua a través de una válvula que se llama Eco-19, el agua alcanzó las baterías, se produjo una reacción por el hidrógeno de las baterías, la tripulación murió, el barco quedó sin control, fue hacia abajo, luego implosionó por la presión, algo parecido a lo que es el retorcido de una lata de gaseosa, se produjo una vía de agua (un ingreso): el agua entró con enorme violencia, algunos hablan de a más de 2 mil kilómetros por hora. 

El punto clave está en la válvula Eco-19. Los expertos convocados por la Marina iban a dar a conocer un dictamen en estos días señalando que hubo una operación equivocada de esa válvula, es decir un error humano, de integrantes de la tripulación. Afirman que el jefe del submarino reconoció meses antes, en julio, que habían operado la válvula durante la travesía, algo que no se debe hacer. La Eco-19 —dicen los expertos— sólo se manipula en puerto. 

Por su parte, los familiares afirman que la válvula venía con problemas y que registró un problema de “estanqueidad” ya en julio, o sea que se filtraba agua. Ellos dicen que el ARA San Juan debió ir a dique y a mantenimiento en enero de 2017 y que eso no se hizo, lo que hubiera solucionado el problema. Lo que sostienen es que mandaron a sus familiares “en una lata, que no estaba en condiciones”. Es el punto nodal del caso. 

Tagliapietra, desde el Seabed, afirma que la válvula seguramente no podrá ser recuperada por la destrucción que se ve en el submarino, por lo que será difícil tener la pieza misma como evidencia. 

6 ¿Cómo actuó la jueza Marta Yañez en el expediente?

–La mayoría de los familiares consideran que la causa le queda muy grande: fue lenta y no tuvo la menor energía en la conducción del expediente. Por ejemplo, tardó dos meses en allanar las oficinas de la Marina, cuando lo primero que había que hacer era secuestrar la documentación sobre el submarino. Es más, allanó a raíz de que los familiares denunciaron que en Mar del Plata y Puerto Belgrano se estaba sacando documentación de noche. Tampoco actuó con energía cuando el Gobierno dejó la búsqueda del barco. Nunca se plantó frente al Poder Ejecutivo ni ante la Armada. 

Como está ocurriendo con la mayoría de los jueces federales, no cruzan ninguna línea imaginaria de las trazadas por la Casa Rosada. Su declaración de que Mauricio Macri no entra en las cadena de responsabilidades –más allá del tema judicial– parece ir en esta línea de hacer buena letra con el Poder Ejecutivo.

7 ¿Se puede reflotar el ARA San Juan?

–La mayoría de los expertos afirman que no es técnicamente posible. Incluso en el Seabed se asombraron de que el CEO de Ocean Infinity no haya dejado en claro que se trata de una misión imposible. Más bien sostuvo lo contrario: dijo “que podrían colaborar” en una misión de ese tipo. Ellos en el Seabed tienen una grúa capaz de alzar 200 toneladas y el San Juan tiene 2 mil toneladas, siempre que esté vacío. Ahora está lleno de agua y con niveles de presión siderales. Algunos expertos señalan que sólo por el agua se estaría hablando de 20 mil toneladas. Aún así, habrá que tener los ojos y los oídos abiertos para ver si alguien considera que se puede hacer la operación, sin destruir el submarino. 

La cifra de 4 mil millones de dólares no se sabe de dónde salió. Es un disparate. El rescate del Kurz costó unos 80 millones de dólares. El submarino ruso estaba a 110 metros de profundidad y a 120 kilómetros de la costa. El San Juan está a 907 metros de profundidad y a 400 kilómetros de la costa. Por de pronto, la cifra de 4 mil millones es una manipulación. 

Queda una pregunta no menos importante: ¿para qué reflotar el submarino? Una parte de los familiares quieren recuperar los restos y otra parte prefiere que descansen en el mar.

El perito naval Fernando Morales agregó un argumento de peso: no hay ninguna chance de reflotar el San Juan en menos de dos años. Es un procedimiento muy complejo, que necesitará de muchísima planificación, una operación inédita en la que habrá que ver cómo el submarino no se fracciona e incluso requerirá de un soporte en el que colocar el San Juan una vez rescatado. Para entonces, los cuerpos y los propios materiales de la nave, que sufrieron una implosión violenta y un ingreso de agua a una velocidad descomunal, tendrán tres años en el agua, en la profundidad, sometidos a las inclemencias y la fauna. 

Una vez que se vean las fotos, se podrá determinar si se necesita más información para determinar por qué se produjo el naufragio. La jueza dijo que tal vez se pueda usar un robot para rescatar algunas piezas. Lo concreto es que el próximo paso es el análisis de las 67 mil fotos que el Seabed entregará a fin de mes. 

8 ¿Como se determinarán las responsabilidades?

–Durante los últimos años se han utilizado las tragedias para manipular políticamente las responsabilidades penales. Ocurrió con la tragedia de Once, donde el actual oficialismo plantó un perito –uno solo de los seis que actuaron– y sobre la base de ese profesional, Juan Alfredo Brito, direccionó la causa contra el gobierno anterior. Fue el único perito que sostuvo que “no se puede decir que el tren frenaba”. Las manipulaciones groseras se vieron también en el caso Nisman. En cambio se barrió debajo de la alfombra lo ocurrido en Time Warp o en el incendio de Iron Mountain, sin control en la fiesta electrónica y mal habilitado el depósito. 

Las responsabilidades penales sólo les caben a quienes están directamente relacionados con los hechos. Ningún presidente ni un ministro ni un jefe de la Armada pueden saber si la válvula Eco-19 estaba en condiciones. Eso le corresponde a un jefe de la flota de submarinos o algún otro oficial con supervisión directa sobre el Ara San Juan. Lo mismo vale para el que decidió no hacer en enero de 2017 el mantenimiento que correspondía. La imputación deberá ser homicidio culposo o estrago culposo seguido de muerte. Si el jefe de la flota, por ejemplo, le informó por escrito al jefe de la Armada que el submarino no estaba para hacer la travesía y el titular de la Armada ordenó que el Ara San Juan fuera igual, ahí sí habría responsabilidad penal. Pero tiene que ser un contacto directo con lo ocurrido.

Desde ya que existen responsabilidades políticas. Si uno tiene en su equipo personas que cometen gravísimos errores, tendrá que hacerse cargo. No significa un proceso judicial, pero el hecho categórico es que durante la administración Macri se perdió un submarino y la tragedia se cobró 44 víctimas.

Lo que existen son responsabilidades políticas de igual magnitud en el manejo de la catástrofe. Por de pronto, el Presidente tiene responsabilidad por dejar en el cargo al ministro Oscar Aguad y al jefe de la Marina que no hicieron nada de nada frente al hecho dramático de que las esposas, las hermanas, las hijas, las madres de los tripulantes tuvieran que pasar 52 días frente a las rejas de la Casa Rosada para exigir que se firme un contrato y se siga buscando al submarino. En ese momento no lo buscaba nadie. El propio Mauricio Macri es responsable del bochorno de los 52 días pasados bajo la lluvia y el frío por esas mujeres que se encadenaron a metros de su despacho.

De todo lo ocurrido con la tragedia del Ara San Juan, eso fue de lo más grave. Y buena parte de la prensa lo encubrió de manera escandalosa. El submarino se encontró porque los familiares pelearon y pelearon. El Gobierno estuvo del lado de enfrente, dilatando, obstruyendo. Siempre.

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