Juan Matías Loiseau, más conocido como Tute, es el hijo mayor de Caloi y uno de los principales referentes del mundo en materia de humor gráfico. Desde el año 1999, publica una página en la revista dominical de La Nación y el cuadro Tutelandia en la contratapa del diario. Sus dibujos también tienen lugar en diarios del exterior (México, Colombia, Perú, Nicaragua, Ecuador, Honduras, Costa Rica, Panamá y Estados Unidos).
Su nuevo proyecto audiovisual “Canciones dibujadas” se presentará, con entrada libre y gratuita, el jueves 13 de diciembre, a las 21, en el Teatro Xirgu Espacio UNTREF. Una banda en vivo y una pantalla gigante que proyectará las animaciones serán los protagonistas de la presentación de este novedoso material, que se emitirá luego por UN3, el canal de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
¿Cómo nace la idea de “Canciones dibujadas”?
La idea de “Canciones dibujadas” nace básicamente del deseo de unir dos universos que me interesan, el de la canción y el del dibujo. Como dibujante, por supuesto, tengo mucho más experiencia y muchos años en el oficio, y en el mundo de la música mi paso anterior a éste fue el de haber oficiado de letrista y dibujante de un proyecto que se llamó “Tangos nuevos”, y que llevamos adelante con Hernán Lucero. Él compuso las músicas y cantó los tangos, y yo los escribí y dibujé para que se proyecten en vivo.
A partir de ese proyecto y del entusiasmo que me generó haberme probado el traje de letrista, seguimos haciendo canciones más allá del tango. De pronto, me sorprendí a mí mismo con melodías. De hecho, algún estribillo de esos tangos en realidad eran una melodía que se me había ocurrido a mí. Pasado un tiempo empecé a grabar las melodías que se me iban ocurriendo que ya no eran tangos. Entonces, empecé a armar melodías y las fui uniendo en canciones, en música. A esos tarareos les fui agregando letra.
Ese fue un poco el origen de “Canciones dibujadas”. Se me ocurrió que a estas canciones las podían grabar amigos cantantes y añadirles imágenes, que tuvieran dibujos míos y de otros colegas que admiro. Así surgió la idea, lo comenté en la universidad y les encantó el proyecto. Y empezamos.
¿Qué aspectos destacás del proyecto?
Convoqué a un dream team de músicos e intérpretes, a Juan Blas Caballero como productor artístico del disco y luego empezamos a grabar en su estudio.
Son diez canciones y pensé quiénes podían ser los intérpretes ideales para cada una de ellas, y así fui invitando a todos: Manuel Moretti de Estelares; Inés Estévez; Hernán Lucero; Gillespi; Rolo Sartorio; Lisandro Aristimuño, que le puso voz a una canción que le dediqué a mi viejo; Adriana Varela; Víctor Heredia, que hizo un dúo muy lindo con Matías Padilla, un nobel cantautor; Gustavo Ecclesia, que cantó una canción que le dediqué a mi hija mayor; Kevin Johansen; Miss Bolivia; Jaime Torres, con quien hice una canción, él la música y yo la letra. También invite a cantar a Ricardo Mollo y Charo Bogarín, que hacen un dúo en una canción que se llama “Sabana esperanzada”.
Para los clips animados invité a dibujantes como Lucas Nine, Luis Scafati, Maxi Aguirre, el Sike, Esteban Tolj, Jorge González, Ed Carosia, Aldana Loiseau, mi hermana que trabaja con cine de animación.
¿Qué oportunidades brindan las nuevas tecnologías a la producción artística?
Las nuevas tecnologías son nuevas herramientas que se agregan a la cajita y que siempre son interesantes, pero considero fundamentalmente que lo importante es cómo se utilizan. Me parece que además nos dan la posibilidad a los artistas de comunicar de otras formas y a través de otros canales lo que hacemos.
¿Podría plantearse que al vivir en tiempos de aplicaciones y redes sociales, y la premisa es la inmediatez, la calidad de los productos culturales se ve amenazada? ¿Pensás que este contexto actual exige mayor creatividad, tanto en la producción de contenidos como en las formas de distribuirlos?
Es interesante lo que pasa. El mundo va cambiando. El capitalismo impone su vértigo. Vender mucho en poco tiempo. Que la gente sienta esa ansiedad. Entonces, creo que es un gran desafío para nosotros los artistas poder convencer al público de que lo que tenemos para decir o mostrar vale la pena. Y que vale la pena parar un poco la pelota, y siguiendo con la metáfora futbolística, los nuevos tiempos nos obligan a resolver en una baldosa, es decir, a ser más sintéticos todavía, y eso es un lindo desafío. Nos obliga a generar contenidos de formas atractivas, la llave está en atrapar al público y convencerlo de ser un poco más paciente, porque para lograr profundidad se requiere de tiempo.
¿Qué aporte considerás que puede hacer la universidad en este contexto, tanto como productora de expresiones culturales como en la formación de las nuevas audiencias?
El apoyo de la universidad y de UN3 TV es fundamental para el proyecto, la plataforma ideal es esa, donde se puede escuchar la música y ver las animaciones. Por otro lado, también es importante la participación de EPSA Music, que va a editar los vinilos.
Y respecto del papel de la universidad en la vida cultural del país, me parece fundamental. La UNTREF se abre camino en un espacio bastante difícil para meter gente joven, con ideas frescas y con una renovación respecto de muchos aspectos de la cultura como puede ser la música, la televisión, entre otros.