Con la CGT dividida por estrategias gremiales, la postura frente al Gobierno del presidente Mauricio Macri y las alianzas políticas, el sector de los “Gordos” de la central sindical comenzó a explorar alternativas electorales para 2019. Por iniciativa del gastronómico Luis Barrionuevo, varios dirigentes que se mantienen en la degradada conducción cegetista almorzaron con el economista Roberto Lavagna, con la idea de tentarlo para que juegue como candidato presidencial el año próximo. Por ahora nadie confirmó si el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner formará parte de la grilla de los presidenciables.
El gastronómico fue el encargado de organizar el ágape para recibir a Lavagna. Barrionuevo, un especialista en reunir gremialistas alrededor de una parrilla con asado (lo hace todos los veranos en Mar del Plata), esta vez sorprendió a los comensales con el menú: ensalada caprese y fideos con tuco. Sentó a la mesa para dialogar con el economista a varios popes sindicales: Armando Cavalleri (Comercio), Omar Maturano (La Fraternidad), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Roberto Fernández (UTA) y Gerardo Martínez (Uocra).
La charla versó sobre la situación económica y social, y fundamentalmente, como se habían propuesto los sindicalistas, sobre las elecciones presidenciales del año próximo. Aunque a ninguno de los gremialistas que estaban presentes en el almuerzo lo incomoda el diálogo con el gobierno de Cambiemos, la crisis los llevó a bucear en busca de una alternativa dentro del peronismo. Y Lavagna aparece como una propuesta por fuera del kirchnerismo –al que están enfrentados– para respaldar.
No pocos sindicalistas le adjudican a Lavagna la capacidad de renegociar la deuda externa (como ya lo hizo) y ponderan su perfil desarrollista. Cuestiones que deberá resolver el futuro gobierno –si logra vencer a Macri en las presidenciales–, tras la administración de Cambiemos que elevó la deuda externa a casi el 70 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) y que dejará dinamitada la estructura industrial del país.
El nombre del economista como candidato presidencial ya había sido lanzado y fogoneado por el ex presidente interino Eduardo Duhalde, como el hombre que podría aglutinar al “peronismo no K y el radicalismo no M” en una misma propuesta para enfrentar al macrismo. Esa propuesta fue luego sostenida por su esposa, Hilda “Chiche” Duhalde.
La idea parece también seducir a los radicales más desencantados con Cambiemos. Ricardo Alfonsín, comulga con la posibilidad de que Lavagna encabece un frente que desande el camino iniciado por el macrismo. El propio Alfonsín reconoció en declaraciones periodísticas que Duhalde le confesó que no es que Lavagna esté encantado con postularse, pero que “está dispuesto a hacer un esfuerzo patriótico”. El ex ministro tiene buena llegada al radicalismo, con cuya estructura acordó su candidatura presidencial en 2007 con el entonces senador Gerardo Morales (hoy gobernador de Jujuy) como compañero de fórmula. En aquella elección, Lavagna ocupó el tercer puesto en el podio, con el 16 por ciento de los votos, detrás de la electa Cristina Fernández de Kirchner y de Elisa Carrió.
Habrá que ver como juega el Frente Renovador en esta puja. Su líder, Sergio Massa, no abandona sus propias aspiraciones presidenciales y mantuvo a Lavagna como coordinador de sus equipos técnicos; mientras que su hijo Marco Lavagna es uno de los principales diputados de su bancada y el armador político de la fuerza en la Ciudad de Buenos Aires.