Rosario tiene la mitad del índice de fecundidad adolescente nacional, con una tasa de 38,6 por cada mil chicas de 15 a 19 años y de 1,3 por cada mil si se trata de niñas de 10 a 14. Casi tres décadas de trabajo continuado en salud pública le permiten mostrar a la ciudad santafesina, una vez más, datos alentadores. A mediados de octubre, el Fondo de Población de las Naciones Unidas difundió que en el país, la tasa es de 65 por cada mil adolescentes, por encima de Brasil, Chile y Uruguay. La muerte de Agustina, de 12 años, en el Chaco, y la difusión nacional de la situación de una escuela de Alto Comedero, en Jujuy, donde había 30 alumnas embarazadas, le dieron carnadura a los números. Y el secretario de Salud Pública de la ciudad, Leonardo Caruana, pudo mostrar en la ciudad una marcada reducción de esa tasa durante los últimos cinco años. Entre los datos difundidos reluce otro número: el 79,9 por ciento de los nacimientos de madres adolescentes en 2017 correspondieron a chicas de 17, 18 y 19 años. En 2017, en las maternidades municipales de Rosario no hubo ninguna niña de 10, 11 o 12 años que pariera. Tampoco este año, hasta el 30 de septiembre.
Caruana apuesta a una lectura que pondera la “integralidad” de las políticas públicas llevadas adelante por la Municipalidad de Rosario y la provincia de Santa Fe, dos gobiernos conducidos por el Partido Socialista, en una coalición con el radicalismo y otros partidos llamado Frente Progresista. “En los últimos cinco años venimos teniendo un descenso sostenido, que en los últimos dos años y particularmente en 2017, es muy importante en relación a la media nacional. Son más de treinta puntos por debajo de la media nacional. Si vemos la curva en los últimos cinco años, desde 2012, viene bajando”, sostuvo el funcionario municipal, munido de datos que elabora de manera minuciosa la Dirección de Salud Sexual a cargo de Daniel Teppaz. Cuando se piensa en números concretos, en 2017, en Rosario, hubo 15.190 nacidos vivos, de los cuales 45 correspondieron a madres niñas de 10 a 14 años, y 1522 a adolescentes de 15 a 19.
Caruana pone estos datos en relación con su intervención en el Congreso Nacional, durante el debate por la legalización del aborto. “Lo habíamos planteado en el debate del acceso a derechos, hay indicadores que se pueden explicar no sólo en términos de servicios de salud”, expresó y aseguró que esos servicios tienen que estar “cercanos y accesibles, deben ser servicios amigables en términos del respeto de los derechos”. Si bien en Rosario se combinan hospitales públicos –y centros de salud– provinciales y municipales, la red de Atención Primaria de la Salud municipal, con 51 centros, tiene una inserción territorial pensada para que ninguna familia deba caminar más de 15 cuadras hacia el lugar de atención, según una programación establecida a partir de diciembre de 1995, cuando asumió el socialista Hermes Binner en la intendencia.
Para el funcionario municipal, no se podrían alcanzar estos indicadores sólo desde la salud, sino que se deben pensar “en combinación el acceso a otras políticas sociales para lograr ese descenso, que es fundamentalmente el retomar la escuela, la continuidad de la educación, el acceso a la educación sexual integral y también a proyectos laborales e inclusivos, cuando nosotros hablamos de programas como el Nueva Oportunidad, Vuelvo a Estudiar, o Equidad Educativa, que jerarquizan a la adolescente para pueda recuperar un proyecto de vida y no poner la salida de la maternidad como único deseo, allí empieza a aparecer este descenso del indicador”. Se trata de programas sociales llevados adelante en conjunto: el Nueva Oportunidad, inicialmente, fue ideado para jóvenes que estuvieran fuera de cualquier institución estatal –o mejor dicho, muchas veces sólo con el sistema penal– y si bien fue concebido para varones, en la actualidad incluye a 10.000 jóvenes en toda la provincia, y 6800 en Rosario. Más de la mitad (entre 55 y 60 por ciento) son mujeres.
Equidad Educativa, que nuclea a casi 300 adolescentes, es un programa sostenido desde 2003, con una beca para que las chicas embarazadas puedan continuar sus estudios, a la par de talleres que apuntan a desnaturalizar estereotipos de género. Vuelvo a Estudiar es provincial, sale a buscar a quienes hayan abandonado la escuela y los reincorpora al sistema. Y Caruana hace especial hincapié en el plan Abre, de intervención integral en los barrios, que combina obras de infraestructura urbana como apertura de calles o ampliación de la red de cloacas, con el fortalecimiento de los lazos entre la sociedad civil y el estado. Este programa fue auditado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica, que consideró: “Ninguna política pública de Argentina tiene la escala del Plan Abre”. Como viene ocurriendo, y sin decirlo explícitamente, la gestión socialista traza un contraste entre estas políticas públicas y las emanadas del gobierno nacional.
De todos esos factores se toma Caruana para explicar la merma, pero aclara: “tenemos que seguir trabajando”. Para el funcionario, “hay dos adolescencias, una adolescencia temprana, de 10 a 14 años, que allí también viene bajando el indicador de la tasa de fecundidad pero ese debería ser cero, porque allí estamos hablando de asimetrías, de relaciones desiguales de poder entre los géneros, abusos”. Y allí subraya la importancia de la Educación Sexual Integral. Este mes, el Ministerio de Educación de la provincia difundió otra cifra: desde principios de año se detectaron 368 casos de abuso sexual infantil en toda Santa Fe (cuya población duplica a la de Rosario), gracias a la habilitación de la palabra que hace la ESI, y al entrenamiento que el programa vigente en la provincia desde 2008 genera en quienes trabajan en el sistema educativo.
El descenso que subraya Caruana es “en la franja etaria de 15 a 19 años, que es lo más marcado”. Cuando se le pregunta si esa cifra tiene relación con la política de despenalización institucional del aborto que realiza Rosario, al garantizar las Interrupciones Legales del Embarazo con una interpretación amplia de la causal salud, Caruana lo desestima, ya que los números de las alrededor de 700 ILE realizadas el año pasado en Rosario, en su mayoría, corresponden a mujeres de más de 20 años. Cuando se trata de niñas de 10 a 14 (todas estarían incluidas en ese derecho, porque se presume abuso), Caruana se refirió a una “intervención de los equipos de salud que tiene en cuenta la complejidad de la situación”.