Tras compartir artículos cada semana durante años en su popular sitio web, el muy recomendable Raconte-moil’histoire, donde cuenta el lado b de la historia, el que rara vez sale en manuales escolares o libros universitarios, la escritora Marine Gasc acaba de publicar en su país Raconte-moil’Histoire de la Sexualité (en criollo, “Cuéntame la historia de la sexualidad”): apasionante libro ilustrado, no carente de humor, desprovisto de cualquier forma de solemnidad, donde se despacha la francesa con anécdota tras anécdota sobre la sexualidad a través de los siglos, desde la Prehistoria hasta la actualidad. ¿Se practicaba el doggy style en la cueva de Lascaux, célebre por sus pinturas rupestres? ¿Era Cleopatra ninfómana? ¿Creó realmente la reina del Nilo el dildo? ¿Por qué había burdeles en los campos de concentración nazi? Algunas preguntas que responde la muchacha veinteañera en su flamantelibro, financiado ¡en apenas un día! vía micromecenazgo. “Me gusta publicar en forma independiente. Puedo hablar alegremente, libremente sobre los penes de los reyes sin que nadie ponga el grito en el cielo o intente censurarme”, asegura la desfachatada Gasc. 

“Uno de los artículos que más lectores ha tenido mi blog, a razón de medio millón en solo 48 horas, fue el de la historia del clítoris. Seguí luego con la historia del sexo oral, y la sexualidad durante la Prehistoria. Con tan buenas réplicas que la idea del libro decantó sola. Especialmente porque el trazo es moderno y dinámico, dos cualidades que no necesariamente se encuentran en muchos libros de historia”, dice la joven con estudios en Derecho y, sí, sí, Historia. Precisamente de las arcas de su web, Raconte-moil’Histoire, llega Raconte-moil’Histoire de la Sexualité: selección de textos previamente publicados, a los que suma otros inéditos, ilustrados para la ocasión por la parisina Pauline Roland, dibujante e historietista (con especial devoción por bosquejar clítoris, según ha declarado). 

Así, leyendo Raconte-moil’Histoirede la Sexualité, nos enteramos de que “como los primeros investigadores fueron eclesiásticos, que se negaban a pensar qué pasaba del cinturón para abajo en el hombre prehistórico en base a estudios de excavaciones o representaciones rupestres halladas, la sexualidad de este período ha permanecido largamente oculta. Pero, todo hay que decirlo, el hombre moderno no inventó nada; el hombre prehistórico nada tiene que envidiarnos, ya lo sabía todo: de homosexualidad, de voyerismo, de masturbación, también de zoofilia”. Escribe, también, en el tomo: “Como podrán imaginarse, los antiguos egipcios no se privaron de nada. Había, por aquellos años, prostitutas cuya especialidad era la fellatio, y para distinguirse de las demás, llevaban los labios pintados, marca de que acabarían el trabajo con sobrados méritos”. 

Cleopatra, corrige Gasc en Raconte-moi…  , no era una ninfómana: “Su fama de devoradora, de adicta al sexo, fue largamente exagerada por aquellos que escribieron la historia: Virgilio, Horacio, Tito Livio, todos amigos del emperador Augusto y, por lo tanto, archienemigos de la Reina de Egipto. Hay que entender el contexto: Cleopatra tenía amantes, no 10 mil como suele decirse; algunos oficiales y probablemente esclavos sexuales, conforme se acostumbraba. Y sin embargo, ha pasado a la historia como la reina de las fáciles, porque al parecer una mujer solo puede ser poderosa si el poder pasa por su vagina…  ”. En otro capítulo, cuenta Gasc que “en la Antigua Roma, a los ciudadanos se las podían chupar, pero solo está permitido si lo hace una mujer (libre, liberada o esclava) o un varón esclavo o niñato. Si un ciudadano romano le hace un pete a otro, el acto es considerado obsceno, una falta de hombría; porque ningún hombre puede rebajarse a los deseos de otro. Además, por supuesto, el cunnilingus es obra del diablo ¿Someterse a una mujer? ¡Nunca!”. 

En otro apartado, suma la siguiente data: “Cuando una mujer no proporcionaba hijos a sus esposos, estos podían divorciarse de ellas. Es el caso de la reina Margaret, primera esposa del rey Enrique IV, pero también de Josephine, primera esposa de Napoleón Bonaparte. Lo que es menos sabido es que ella puede pedir que se anule la unión entre 1550 y 1791 si el hombre no logra consumar el matrimonio. La disfunción eréctil es una ofensa a la cónyuge y a la Iglesia. Una corte decide si ella dice la verdad, y de comprobarse, se la compensa con propiedades y dinero”. 

Y sí, sí había burdeles en los campos de concentración, pero “ni trabajaban mujeres judías ni los prisioneros judíos tenían acceso”. Los nazis llegaron a abrir diez, el mayor en Auschwitz, creyendo que sería un aliciente para que los (demás) reclusos aumentaran su productividad. Las mujeres presas, explotadas por las mismas víctimas del horror nazi. Los burdeles se usaron además para la “terapia de reconversión” de quienes llevaban triángulos rosa, forzados los prisioneros homosexuales a realizar visitas obligatorias para conocer “las alegrías del sexo opuesto”. 

Vale decir que, detrás del tono “popular y, en ocasiones, vulgar” (según define la propia Gasc), se esconde un riguroso laburo de investigación para cada tópico que aborda desde 2013, cuando lanzó su blog de anécdotas históricas Raconte-moil’Histoire. Siendo entonces una estudiante universitaria, comenzó a publicar un artículo por semana (a veces, 2, 3…  ), apostando por un estilo campechano para dispensar la más variopinta información: el primer libro erótico del que se tiene registro, los (raros casos de) duelos con armas blancas entre damas, el primer enema documentado… “Estoy absolutamente en contra del elitismo en cualquiera de sus formas. Obvio es decirlo, una debe ser precisa, rigurosa tanto en la investigación como en la escritura, pero el tono que empleo pretende -justamente- ser accesible”, asegura la descorsetada investigadora, que no esquiva el humor sardónico si el tópico lo amerita. 

“Por favor, ¡contame alguna anécdota histórica sabrosa!”, inquirió recientemente una periodista a Marine, y ella: “¿Sabías que en la Antigua Roma se pensaba que comer un ratón durante el embarazo te permitía tener un hijo con ojos negros o marrones? ¿O que pasar por debajo de un nido con huevos de cuervo podía causar un aborto…   por la boca?”