“¡Iba todo fuera de tiempo! Pero el defecto resultó ser un buen accidente, así que decidimos dejarlo”. Gillian Gilbert, tecladista de New Order desde su fundación, recuerda, entre risas, la génesis de “Blue Monday”: un bombo en negra, una melodía de sequencer que entró ligeramente a destiempo y así, como quien no quiere la cosa, nacía el single independiente más vendido de la historia. El resurgimiento a partir de la adversidad parecería ser el sino al que estuvo sometida la banda desde sus inicios, tras el suicidio de Ian Curtis y la decisión de enterrar con él a Joy Division. Ese gran golpe marcaría el espíritu de New Order, que siempre se caracterizó por caminar sobre la línea que separa la alegría y la desazón. “Blue Monday” es un claro ejemplo de ello: una canción felizmente sombría que atravesó el tiempo a fuerza de resistir los embates del destino. Y Gilbert fue artífice involuntaria de ese exitosísimo error. En 2001, la artista decidió tomarse un impasse de la banda para dedicarse a asuntos personales, pero en 2011 volvió al ruedo y en 2015 participó de la grabación de Music Complete, último lanzamiento de los de Manchester, con el que el grupo llega nuevamente a Buenos Aires para presentarse esta noche en el Estadio Obras (Av. del Libertador 7395). 

“No estaba del todo segura de querer reincorporarme, pero luego de hacer unos conciertos a beneficio me di cuenta no sólo de que era posible sino también de que me hacía tremendamente bien. Mi hija, que sufría una enfermedad que se llama mielitis transversa, iba ganando independencia. Y yo me había recuperado del cáncer de mama en 2007. Fueron años en los que sentí que todo iba cuesta abajo, así que volver a los ensayos y al escenario, y sentirme tan bienvenida después de tanto tiempo, fue realmente reconfortante”, relata Gilbert en conversación telefónica con PáginaI12, a propósito de sus batallas personales. En cuanto a la resonada salida de Peter Hook, quien no se cansa de arrojar comentarios corrosivos para con sus excompañeros en cada oportunidad que se le presenta, la artista elige el camino de la diplomacia: “Fue difícil rearmar la banda sin Peter, pero la recepción que tuvimos del público en esos primeros shows nos movilizó tremendamente, así que decidimos que no era una buena idea dejar las cosas como estaban. Todos nos sentimos muy felices de tomar esa decisión... excepto Peter. Pero bueno: él decidió irse, así que tuvimos que armar un nuevo equipo”.

–Music Complete lo tiene a Hook fuera y a usted por primera vez de vuelta después de diez años. ¿Puede ser que eso haya tenido un efecto sobre las canciones, que suenen más melódicas y menos profundas?

–No, no lo creo. Creo que nunca nos separamos de nuestro estilo. Aunque no esté Peter, hay un estilo que mantenemos y creo que Tom (Chapman) hace un muy buen trabajo interpretando esas líneas de bajo, tanto en las canciones nuevas como en las viejas. Sí creo que esta vez quizás intentamos experimentar un poco más.

–En una entrevista, Bernard Sumner habló del estilo del grupo a partir de los dichos de Johnny Marr (The Smiths), que se refirió a la de New Order como una música agridulce. ¿Está de acuerdo con esta definición?

–Prefiero hablar de la música de New Order como una música sin tiempo. Cuando tocamos en vivo “Bizarre Love Triangle”, por ejemplo, no suena vieja  sino fresca. Es como si el tiempo se volviera uno solo: eso es lo bueno de estas canciones, que sobrevivieron tan bien al paso del tiempo. Y eso se nota por la cantidad de gente joven que viene a los shows. Nuestro público solía ser mucho mayor y últimamente vemos mucha esa gente nueva. Eso tiene que tener que ver con las canciones: ese público nuevo disfrutándolas las vuelve diferentes.

–En la canción “Restless” se lee una especie de hastío. Preguntan “¿Cuánto más se necesita?”. ¿A quién le están hablando?

–Bueno, me parece que esa es una pregunta para Bernard (se ríe). Creo que es una canción que habla sobre el consumismo en estos días. No necesitamos todas las cosas que nos hacen creer que necesitamos. Tantos teléfonos, tantos televisores, tantas pantallas... Las personas ahora creen que precisan estar todo el tiempo hiperconectadas. En nuestra época no había celulares y sin embargo sobrevivimos (risas).

–Usted vivió la escena punk y la post punk, allí donde las bandas se movían a partir de una clara reacción ante algo. ¿Cuánto de esa pasión y entusiasmo cree que queda hoy?

–No lo sé. No sé si es a nosotros a quienes debemos mirar. Ya no podemos ir por ahí comportándonos como niños o adolescentes. ¡Tenemos hijos que son casi adultos! Creo que la excitación y el entusiasmo a esta altura pasan por otro lado: por seguir teniendo la pasión por subir a un escenario y también por eso que se siente cada vez que estás enfrente de una audiencia. Es maravilloso que las personas sigan queriendo ir a ver música en vivo, en vez de mirar una pantalla. Tocar en vivo en esta época quiere decir muchas más cosas de las que querían decir cuando nosotros empezamos. 

–¿Podría ser posible algo como el punk estos días?

–¡Yo espero que sí! Es mucho más fácil hacer música ahora, todo está más al alcance de la mano. El problema es que todo es gratis, entonces es muy difícil que los jóvenes accedan a pagar por música y de esa manera se hace muy difícil vivir de esto si recién estás empezando. Todo pasa tan rápidamente que los jóvenes artistas intentan hacer cosas y quizá ya están hechas. Es muy diferente a nuestra época. Creo que se trata de encontrar la manera de hacer música… (duda) No lo sé. Sinceramente, no sabría qué consejo darles a las nuevas generaciones, porque todo está demasiado cambiado.

–Usted es una mujer en una escena en que las mujeres históricamente tuvieron un lugar apartado, o espacios muy específicos para ocupar. ¿Cómo lo vivió? ¿Alguna vez sufrió el machismo o fue discriminada por ser mujer?

–No podría decir que me pasó eso con New Order, yo tenía 21 cuando me uní a la banda y siempre tuve muy claras las cosas que sí haría y las que no. Y eso nunca fue un problema. Creo que la mayor diferencia en todo caso era que era la persona más joven del grupo; eso sí lo sentí. Pero simplemente se trató de estar ahí e ir ocupando mi lugar. Una vez que lo hice, mucha más gente empezó a reconocerme por lo que hacía. Sin embargo, ahora que lo veo a la distancia, me doy cuenta de que en Factory Records hubo muchas de mujeres que estuvieron involucradas en esa escena que no fueron reconocidas por lo que hacían. Creo que durante mucho tiempo las mujeres asumimos que las cosas eran así. Simplemente bajábamos la cabeza y nos acomodábamos a esa realidad. Afortunadamente, las cosas ahora parecen estar cambiando para nosotras. Y es algo para celebrar.