El golpe militar del 55, autodenominado “Revolución Libertadora” –un oxímoron de la historia, nada más alejado de una revolución que ese derrocamiento autoritario y criminal–, eyectó del sillón de la presidencia a Juan Domingo Perón y lo condenó a un largo exilio en Madrid. Una vez proscripto el peronismo, un grupo de reconocidos dirigentes peronistas se encontraba confinado en la lejana y fría Unidad 15 del Penal de Río Gallegos. Ante el inminente fusilamiento al que iban a ser destinados los presos políticos, estos dirigentes vieron que la única opción para sobrevivir era el escape. Dejando a un lado sus diferencias personales e ideológicas, planearon una de las fugas más cinematográficas de la historia argentina. Eran seis, pero en la película que recrea estos hechos, Unidad XV, de Martín Desalvo, son cuatro quienes planean la fuga que se concretó el 18 de marzo de 1957. El cuarteto –donde cada vértice representaba una línea ideológica dentro del movimiento peronista– estaba conformado por Héctor Cámpora (Carlos Belloso), Jorge Antonio (Lautaro Delgado), el dirigente nacionalista Guillermo Patricio Kelly (Diego Gentile), y el designado por Perón como su representante desde el exilio, John William Cooke (Rafael Spregelburd).
Esta ficción histórica –que acaba de estrenarse comercialmente en Buenos Aires– surgió cuando Desalvo estaba filmando El padre de mis hijos con su mujer, la actriz Mora Recalde. Una militante conocida de Recalde le dijo: “Tienen que filmar la película de la fuga de Cámpora de la Unidad 15 de Río Gallegos”, según recuerda el director en la entrevista con PáginaI12, de la que también participa uno de los guionistas, Martiniano Cardoso (el otro es Francisco Kosterlitz). Cuando Recalde se lo comentó a Desalvo se pusieron a investigar y lo primero que leyó el realizador fue “Una fuga cinematográfica”. Y así comenzó con esta ficción histórica.
–¿Fue difícil construir suspenso para una historia de la que se conoce el final?
Martiniano Cardoso: –Es que mucha gente no conoce la fuga.
Martín Desalvo: –Sí, no es un suceso demasiado conocido, pero fue difícil. De hecho, tuvimos una discusión larga que tenía que ver con eso. ¿Qué hacemos? ¿Una película de un hecho del que se sabe el final? Porque por más que no sepas el final, sabés que Cámpora fue presidente, a Kelly lo viste en su programa por ATC durante el menemismo... Entonces, sabés que estos tipos no van a morir fusilados. Eso es algo que lo va a saber todo el mundo. Entonces, era complejo construir suspenso sabiendo que ellos iban a lograr ese objetivo. Por eso, lo que nos interesó fue no poner el foco en: “¿Qué pasará? ¿Lo lograrán?” sino en “¿Cómo lograrán ese objetivo en común?”.
–¿Cómo fue el trabajo de investigación previo?
M.C.: –En principio, había poco material para buscar. De las fugas más clásicas como Trelew hay libros. Esta fuga estaba medio oculta. Primero encontramos unos papeles que eran la declaración del juicio sumario. Después, el co-guionista Francisco Kosterlitz sumó bibliografía, pero no hay mucha. En parte era lo divertido: “Arma tu propia fuga” (risas). En la real hubo dos más que se fugan: José Espejo y Pedro Gomis. Pero para hacer una película uno se toma libertades. De hecho, las primeras versiones tenían a Gomis y a Espejo.
–¿Creen que esta fuga marcó un antes y un después dentro del movimiento peronista o no tuvo el suficiente impacto político?
M.D.: –Yo creo que marca un antes y un después. Si no hubiese existido esta fuga todo habría sido muy distinto. Como gesto político fue una demostración de fuerza y de poder. Y de capacidad de unión. Realmente estaban en peligro y a punto de ser fusilados. Entonces, fue una demostración de poder. Toda la construcción de cárceles por parte del Estado en la Patagonia fue para mandar todos los presos al sur. Tenía que ver con el aislamiento y la imposibilidad de fuga. Y al ser burlada de esta manera por dirigentes tan importantes del peronismo marca una fuerte mojada de oreja a la dictadura.
–¿El relato de la convivencia en la cárcel de estos cuatro personajes sirve para mostrar que era necesario dejar de lado las internas feroces al interior del peronismo?
M.C.: –Yo creo que la relación entre ellos cuatro reproduce las internas feroces dentro del peronismo, pero lo que para mí es insignia es que ellos se necesitaban sí o sí. Y lo que primó fue la solidaridad peronista a las internas feroces, algo que tal vez esté hablando de los tiempos de hoy.
M.D.: –Es muy interesante cómo desde que empezamos la película hasta ahora es cada vez más vigente y cada vez dialoga más con el presente en ese sentido.
–¿La disidencia ideológica mayor era de la Cooke y Kelly?
M.D.: –Sí, eran la extrema izquierda y la extrema derecha.
M.C.: –Cámpora no era el Cámpora que fue después en los 70. Era parte del partido conservador y un seguidor de Evita. No era la figura revolucionaria que hoy se reivindica. Era la interna más grande, pero también es muy interesante el diálogo entre Jorge Antonio y John William Cooke que se produce en la película porque también parten de opuestos.
M.D.: –Jorge Antonio representa la cuestión más empresarial, burocrática y John William Cooke es más de la lucha y la extrema izquierda.
–Teniendo en cuenta que cada uno de ellos representaba las distintas líneas internas del peronismo, ¿cómo trabajaron eso en el guión? ¿Fueron fidedignos en ese aspecto?
M.C.: –Tratamos de ver las versiones más libres de los personajes y de imaginarnos cómo sería. Al haber poca documentación también se abre como una caja de juegos para poder pensar los personajes como a nosotros nos gustaría que fueran, respetando ciertas cosas.
M.D.: –Digamos que la esencia de cada uno de ellos, uno, de alguna manera, la conoce. Y las hemos investigado bastante. En ese sentido, la investigación fue bastante más personalizada: buscar gente que tuviese conocimiento de cómo eran ellos, que los hayan tratado. Sabíamos la esencia de cada uno de esos seres humanos. Después, uno va trabajando y afinando sobre eso un poco a piacere tratando de dibujar –pero sin que sea un trazo grueso– como más en lo humano esta lucha interna de estas cuatro vertientes políticas.
–¿Qué puede encontrar en esta película un espectador que no sea peronista?
M.D.: –Le puede interesar a todo el público. Obviamente, un militante joven o alguien que haya vivido las épocas más oscuras y que venga del peronismo o que sea filoperonista le va a interesar muchísimo. Pero me parece que también le puede interesar a alguien no peronista. Es una película de género. Es una estructura típica de un relato de fuga carcelaria. Tiene un armado estructural desde ese lugar. Vos podrías no conocer quiénes son estos cuatro tipos, no conocer la historia del peronismo. De hecho, nos pasó: el primer muestreo de la película fue en un festival de Santiago, de Chile, donde ganó el Work in Progress porque le interesó muchísimo a un jurado internacional que realmente desconocía la historia argentina.