La Manzana Cromática Protoplasmática regresa a los escenarios mañana a las 20 en La Trastienda Samsung (Balcarce 460). Aunque no lo hará para despedir el año ni para presentar un disco, a pesar de que el último, Titiriscopio, apareció en 2010, sino más bien para hacer lo que mejor saben: convertir a cada show en vivo en una experiencia fascinante, única y lúdica. Y eso lo confirma el propio creador y líder de este proyecto multidisciplinario, Botis: “Debido que la vuelta no tiene como principal objetivo ser un regreso, sino más bien un ‘reencuentro’, básicamente será una ‘foto’ de la obra conocida por todos. Pero habrá temas nuevos, y novedades en cuanto a instrumentación y sonido”. Justamente, su performance, sus pocos registros discográficos y el aura misteriosa que gira en torno a su frontman, quien además vive en la montaña, le valió a la agrupación la chapa de “artista de culto”. “Esa fue una percepción que tuvo un periodista y que todos los medios que no nos conocen, y buscan información por Internet, repiten. Mi arte siempre fue de culto, si ser artista de culto significa que todos te respetan. Pero no te dejan un mango”.
Pese al gran peso que tiene la puesta en escena en cada presentación, Botis desvincula a la Manzana Cromática Protoplasmática de cualquier intención teatral. “Nunca consideré a la Manzana en un plano teatral. Simplemente me di cuenta de que había convocado a un puñado de amigos mutantes, y les diseñé un traje acorde”, justifica el cantautor y guitarrista. Aunque tampoco se hace cargo de los símiles que se establecieron entre la propuesta de su proyecto y la de algunos flamantes artistas locales. Ni de las analogías entre su música y posibles influencias como Eduardo Mateo, Frank Zappa y Hermeto Pascoal. “Estoy fuera de la órbita de la información de revistas y bandas. Digamos que tengo el oficio de hacerlo casi siempre bajo presión, y a último momento”, argumenta. “Esas comparaciones son recursos del periodismo para intentar explicar. No me identifico con ellas, salvo para entender que puede haber afinidad con algún referente artístico (en lo musical o incluso en lo energético). A medida que voy envejeciendo, mi obra se vuelve más un referente que un referenciado”.
Nieto del tanguero Héctor Marcó, autor de temas célebres como “Bien frappé”, “Porteño y bailarín” o “Pelota de cuero” (junto a Edmundo Rivero), Botis apela a su abuelo para explicar lo que entiende por influencia. “Para mí es todo lo que penetra mi campo áurico, lo que es parte de mi memoria celular. Una vez, perdido en mi trabajo construyendo títeres, escuché un tango que me obligó a buscar lápiz y papel y a tomar nota del autor. Al final de la canción anunciaron que el tango era de mi abuelo. Fue muy fuerte. Creo que eso es la influencia”. Y ante la pregunta de si Manzana Cromática Protoplasmática es un proyecto solista, el músico, que en 2011 sacó el disco Botis en el Bosque Estrambótico, responde: “Por más que artísticamente tenga las características de un solista, tiene fuerza como grupo. En el vínculo existente entre nosotros, conozco muchísimo a cada uno humana y musicalmente, y varios arreglos que compongo los pienso para la naturaleza de cada cromático. Hay un concepto ‘Botis’, y los temas que pertenecen a uno u otro proyecto son de ese concepto. Así que siempre hay una continuidad de la obra”.