“Mucho de lo que imaginamos está sucediendo, y porque tenemos la capacidad de hacerlo. Ese crecimiento invisible sucedió. Esa base existe, es firme”, Mauricio Macri, inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, 01/03/2018.


El deterioro del cuadro económico–social interpela a la dirigencia sindical. A mediados de octubre, la cúpula de la CGT anticipó que llevaría adelante un paro general de 36 horas en noviembre. “Se terminó el diálogo con el gobierno, estamos desilusionados”, sostuvo Carlos Acuña. Sin embargo, la amenaza cegetista fue desactivada con un bono “flexible” otorgado a una acotada fracción del universo asalariado. 

El monto acordado (5000 pesos en dos cuotas) lejos está de compensar el deterioro salarial. Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los trabajadores de comercio acumulan una pérdida del salario real cercana al 9 por ciento en 2018. Ese porcentaje equivale a 32.906 pesos. Por su parte, los metalúrgicos y gastronómicos acumulan una pérdida de 37.995 y 48.000 pesos, respectivamente.

El deterioro de los ingresos se refleja en desplome del consumo. El relevamiento de ventas minoristas, realizado por CAME, muestra un retroceso del 9,2 por ciento interanual en septiembre. La caída acumulada en los primeros nueve meses del año alcanza el 4,3 por ciento. 

El panorama para lo que resta de 2018 es aún más preocupante. El último informe de Ecolatina sostiene que “las recomposiciones salariales que se vienen logrando en las últimas semanas, de manera aislada y solo afectando al sector privado formal, apenas atenuarán la caída del salario real, que en promedio caerá más de 11 por ciento interanual en el último cuatrimestre del año”. En función a ese escenario, la consultora pronostica “una fuerte contracción en el volumen de ventas y un mayor consumo a plazo”. 

El oficialismo apuesta a un repunte económico de la mano de la cosecha récord y rebaja de las tasas de interés, previo descenso de la inflación. El jefe de la misión en Argentina del FMI, Roberto Cardarelli, sostiene que “eso dará un efecto de confianza, un tipo de cambio más competitivo y junto a la recuperación del campo significarán un crecimiento de las exportaciones netas muy significativo”. Aun así, la hipótesis más optimista del Fondo es que la actividad económica caerá 1,7 por ciento en 2019. La pesimista prevé un derrumbe del 6,3 por ciento. El crecimiento será cada vez más invisible. La economía no podrá ser el principal eje de campaña de Cambiemos aún cuando logre moderar la caída desde mediados del año próximo. El oficialismo insistirá, emulando a Margaret Thatcher, que There is no alternative (No hay alternativa). El infierno actual sería la antesala del paraíso prometido. 

Las investigadoras de Flacso Agustina Gradin y Verónica Soto Pimentel sostienen en Conflictividad social y respuestas de Cambiemos en el período entre paros que “el problema de este proyecto, es que sus promesas de bienestar futuro se ven contrastadas constantemente con los perjuicios económicos y sociales que provocan las políticas de ajuste a la mayoría de la población en el tiempo presente, a la vez que observa el enriquecimiento de una minoría”. El duranbarbismo tendrá que afinar la puntería para continuar “militando el ajuste”.

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@diegorubinzal