La ucronía y la distopía suman otro pinino con 1983, serie que Netflix estrenará el próximo viernes. La historia acontece en Polonia, nación que no se habría visto sacudida en el año del título por Lech Walesa ni por Karol Wojtyla, porque hacia 2003 aún se mantiene la cortina de Hierro y un régimen totalitario manda Europa del Este. En ese otro 1983 hubo un atentado que cambió el curso de las cosas y puso un alto a la caída a la cortina de hierro. Veinte años más tarde, un estudiante de derecho idealista llamado Kajetan y un detective de la policía deshonrado, Anatol, descubren un complot que mantuvo al comunismo más rancio en pie. Una posible revolución, espías internos, golpes y el gigantismo visual mandan en esta producción de ocho episodios.

La serie polaca llega en un momento muy fértil para la relectura de los últimos años de la Guerra Fría en series (The Americans, Deutshchland 83) y películas (Atómica), pero con el añadido ucrónico al estilo Fatherland y El hombre del castillo. Una coladora estética y temática donde lo más sugerente de la propuesta es su visión posmoderna de la historia pero con el muro de Berlín vigente. Lo cual significaría, paradójicamente, que Francis Fukuyama no hubiese podido proclamar eso del fin de la historia.