Desde que se conoció la denuncia de las trabajadoras domésticas de Nordelta, que, cansadas de ver pasar de largo a las combis que debían llevarlas a su lugar de trabajo, cortaron la entrada al complejo de barrios privados en repudio de la discriminación que sufren por parte de sus empleadores y de la empresa MaryGo, la compañía de transporte finalmente mejoró la frecuencia del servicio. Los habitantes del megaemprendimiento de Tigre habían presentado firmas a MaryGo para no viajar junto a las trabajadoras porque “hablan mucho” y “tienen mal olor”, entre otros argumentos discriminatorios.
En Nordelta no funciona el transporte público: sólo ingresan combis de la empresa MaryGo, que brinda dos tipos de servicio en la zona. Uno de combis internas, que hacen un recorrido que va desde el centro comercial de Nordelta hasta la avenida 197, donde las trabajadoras toman los colectivos de línea para ir a sus casas. Y otro de combis que hacen el mismo recorrido, pero continúan hasta Ciudad de Buenos Aires. Mientras el servicio interno suele ser utilizado solo por empleadas, en las combis que van a Capital suelen viajar tanto las trabajadoras como los habitantes del megaemprendimiento inmobiliario.
Sin embargo, hace unos meses las combis de MaryGo que viajan a la CABA no frenan para que suban las trabajadoras. “Si paran a recoger a un propietario, cuando subimos nos obligan a bajar diciendo que no podemos viajar paradas”, denunció Marta, nombre ficticio de una de las trabajadoras. “Pero es mentira, porque nos decían lo mismo aun cuando había asientos libres”, agregó.
El verdadero motivo –que incluso fue reconocido por el propietario de MaryGo– consistió en que un grupo de propietarios presentó firmas a la empresa de combis para que las empleadas no viajaran en el mismo vehículo que ellos. “Compañeras han escuchado a sus patronas decir que no querían viajar con nosotras por nuestra forma de vestir, porque hablamos mucho de nuestra vida cotidiana, porque algunas hablan guaraní y porque tenemos mal olor”, contó Marta.
“Somos más de 8000 las empleadas que usamos el servicio para llegar a los 23 barrios que forman el complejo. Las combis de Capital pasaban cada 15 minutos, mientras que las internas venían cada hora, hora y media”, recordó Marta, quien informó que luego del corte de ruta que hicieron el pasado 7 de noviembre –después de ver pasar cuatro vehículos de Capital que no frenaron– las combis internas están saliendo cada 5 o 10 minutos. “Ahora no nos dejan amontonarnos. En hora pico mandan micros escolares que salen superseguido. Y las combis de Capital también nos están levantando”, contó la trabajadora, indignada porque “el problema éramos nosotras, no la falta de vehículos. Queremos que la empresa salga a hablar y nos prometa que esto se va a normalizar para siempre. Hace tres años hubo un corte y el servicio anduvo bien tres meses y después todo volvió a funcionar mal”.