El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó ayer con cerrar la frontera sur permanentemente. Además, instó a México a enviar de vuelta a sus países de origen a los migrantes de la caravana que intentan ingresar al país. “México debería tomar medidas devolviendo a los migrantes, muchos de los cuales son verdaderos criminales, de regreso a sus países”, dijo el mandatario en su cuenta de la red social Twitter. “Háganlo en avión, en micro, háganlo como quieran, pero NO van a entrar a Estados Unidos Cerraremos la Frontera permanentemente si es necesario. ¡Congreso, financien el MURO!”, agregó. Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, unos 7.000 migrantes aguardan en estos momentos al otro lado de la frontera, principalmente en Tijuana y Mexicali, a poder presentar su solicitud de asilo.
Las palabras de Trump se produjeron después de que centenares de migrantes, la mayoría centroamericanos, rompieran el domingo un cerco de la Policía Federal mexicana con el objetivo de llegar a la garita de El Chaparral, en la frontera de la mexicana Tijuana con San Ysidro (Estados Unidos).
Un grupo de ellos llegó a trepar la primera valla fronteriza que divide ambos países. Sin embargo, la Policía fronteriza estadounidense les lanzó gases lacrimógenos, lo que obligó a la mayoría de ellos a replegarse. Como consecuencia, el Gobierno estadounidense decidió cerrar temporalmente el puesto fronterizo de San Ysidro, que conecta San Diego (California) y Tijuana (México) y es considerado uno de los más transitados del mundo.
Tras los incidentes, el gobierno mexicano deportó a 98 personas que presuntamente rompieron el cerco, informó ayer el Instituto Nacional de Migración (INM). “Anoche (domingo) fueron 98 personas puestas a disposición del Instituto Nacional de Migración o aseguradas por personal del Instituto y han sido deportadas”, explicó en una entrevista en Televisa Gerardo García Benavente, comisionado del INM. Asimismo, aclaró que quien lanzó gases lacrimógenos y balas de goma contra los migrantes que intentaban cruzar la frontera, fue la policía fronteriza estadounidense y no la mexicana. Al respecto, el gobierno de Honduras condenó el uso de balas de goma contra los migrantes e instó a que se respeten los derechos humanos.
García Benavente, además, justificó el accionar del INM al explicar que el organismo cuenta con mecanismos de deportación y de retorno asistido para hacer abandonar el territorio nacional a los extranjeros que violenten las leyes migratorias. Acerca de los que sí lograron cruzar la frontera, indicó que probablemente sean encarcelados por las autoridades estadounidenses durante seis meses y posteriormente deportados. En total, fueron cuarenta y dos los migrantes detenidos en territorio estadounidense, informó ayer Rodney Scott, jefe de sector de la Patrulla Fronteriza en San Diego, en declaraciones a la cadena CNN.
El comisionado del INM aseguró, también, que hay instigadores en la caravana migrante –que llegó a Tijuana hace una semana tras partir de Honduras el 13 de octubre– para promover intentos de cruzar ilegalmente la frontera, como ocurrió el domingo. “Aprovechan el anonimato de la bola, de la masa, para poder hacer sus actividades y por eso no han sido detenidos”, explicó, al referirse a una decena de presuntos instigadores.
Mientras tanto, la noticia del fracasado intento corrió por el albergue donde se encuentran hacinados unos 5.000 migrantes de la caravana. Ahí regresaron, asustados y con sus ropas sucias y rasgadas, los migrantes que intentaron superar el muro fronterizo y no fueron aprehendidos. “Es con el corazón y la esperanza rotos que estamos. Nosotros nos ilusionamos de que ya habíamos logrado llegar a Estados Unidos, que nos darían asilo”, comentó Andy Colón, hondureña de 20 años que viaja con su hermana y dos niños. El albergue amaneció rodeado de un fuerte dispositivo policial. Algunos migrantes enojados saltaron las rejas del lugar, cuando policías federales les impidieron momentáneamente salir a la calle.
Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México exigió ayer a los migrantes de la caravana de centroamericanos que evitasen lo que calificó como conductas indebidas y que respetasen las leyes mexicanas. El organismo público lamentó que los sucesos del domingo “además de ocasionar el cierre del cruce internacional, imposibilitando el normal desarrollo de la vida cotidiana en dicha ciudad fronteriza (Tijuana), puso en riesgo innecesario a personas ajenas a las caravanas y que se encontraban en la zona”. Por eso, el CNDH pidió a los migrantes que “se conduzcan con respeto a las leyes mexicanas y se abstengan de ocasionar afectaciones o incurrir en conductas indebidas en las distintas comunidades por las que pasen o en las que se encuentren”.
El enojo de los ciudadanos mexicanos viviendo en la frontera se acentuó ya que aseguran que la caravana alteró su vida, que se desenvuelve a uno y otro lado del límite fronterizo. “Nos dieron en la madre (fastidiaron) el domingo a todos los que trabajamos decentemente aquí en la línea (frontera)”, dijo Jesús Tirado, conductor de transporte.
La noche del domingo, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador –quien asumirá el poder el próximo sábado– se reunió con sus principales colaboradores, tras conocerse los incidentes. Marcelo Ebrard, quien será su canciller, dijo a la prensa que el nuevo gobierno cambiará la política migratoria mexicana, que calificó como muy restrictiva.