La comisaría 3ª de Transradio no es una manzana podrida sino una muestra al azar de un estado de situación denunciado por la Comisión Provincial por la Memoria en el informe presentado al Comité de Seguimiento Permanente Departamental de Lomas de Zamora en octubre pasado, en el que señala que “la sobrepoblación no es un asunto de plazas disponibles sino el producto de un sistema penal que amplía continuamente sus alcances aumentando sostenidamente la población encarcelada; no es un problema de sub-capacidad sino de sobre-encarcelamiento”, y cita como ejemplo que “a junio de 2018 se constata una tasa de 266 detenidos por cada 100.000 habitantes cuando hace un año atrás la tasa era de 243 cada 100.000”. Con 4042 presos en su pico más alto de la historia del hacinamiento en comisarías, no solo a alguna le tenía que tocar sino que Pergamino y Transradio indican una línea infernal.
La descripción textual de las sucesivas visitas judiciales que derivaron en la clausura, dejan al “amontonar” de Ritondo como un eufemismo.
Estos son algunas imágenes que determinaron la clausura por el Tribunal 5 de Lomas de Zamora: “(...) en un marco de extremo hacinamiento, que de entre otras cosas se exterioriza por los colchones (que no son ignífugos) tirados en el piso, y por no existir camastros. Es notoria la existencia de ropa tirada en el piso, por no existir ninguna posibilidad de ubicarla en otro sitio, la extrema suciedad y el marcado encierro que imperan en el lugar; no existiendo ningún tipo de espacio abierto. Además, cabe señalar que los núcleos sanitarios no poseen sistema de descarga, y existe una sola canilla de provisión de agua no existiendo duchas. No hay calefón ni termortanque, debiéndose destacar que la instalación eléctrica es precaria con conexiones expuestas y factibles de provocar una pérdida de potencial eléctrico, no contando con tablero ni un disyuntor diferencial, con el consiguiente riesgo para las personas alojadas(...). También, debe resaltarse, que no existe ningún patio careciéndose (...) de iluminación y ventilación natural directa, extremo que hace prácticamente irrespirable el lugar. (...) afirmar que no existe siquiera ventilación forzada. Asimismo resulta notoria (...), la suciedad imperante que entre otras manifestaciones se exterioriza por la enorme cantidad de insectos que pueden percibirse a simple vista.”